MARTES 22 DE AGOSTO DE 2000
* Rogelio Villarreal se asume escritor posmoderno
Busco jugar con los tabúes y las perversiones más comunes
* Compila en Cuarenta y veinte trabajos de los años noventa
Arturo Jiménez * Un libro de crónicas, relatos y cuentos ųen ese orden, para marcar la cercanía o lejanía de las historias respecto de la realidad y la autobiografíaų, de superficie y fondo, de humor y nostalgia, de perversiones sexuales y planteamiento de asuntos como el amor-desamor, es Cuarenta y veinte, de Rogelio Villarreal, asumido sin ambages como un escritor posmoderno.
Editado por Moho, con título de evocación josejoseísta y el provocador subtítulo de Relatos para sucios y sucias, este volumen del ex director de la revista ochentera La Regla Rota y de la noventera y más conocida La Pusmoderna, compila trabajos escritos durante la década de los noventa.
"Me gustaría que el libro tuviera una lectura un poco más atenta y detenida, que no se viera sólo como el desmadre, el desparpajo, la cogedera, sino que también estoy apuntando hacia una serie de problemas muy contemporáneos en torno al amor, el desamor, la pareja, la disolución tan fácil de los vínculos."
ųƑEl amor, como suele decirse, está en crisis?
ųSiempre ha estado en crisis. Creo que no hay parejas duraderas, que es un estado permanente de crisis, que el ser humano es conflictivo por naturaleza. Los acuerdos entre parejas pueden ser de una noche, de una semana o de toda una vida. No hay nada prestablecido, se limita a acuerdos entre dos o tres o más, pero son cosas muy particulares, no hay una fórmula.
Lugares sórdidos liberados de visiones "oficiales" como Las Tecatas, El Nueve y La Cumbancha (o LUCC), ya desaparecidos pero cuyo ánimo pervive y pervivirá en antros actuales o por venir; personajes ficticios y reales, algunos de éstos presentados con claridad y otros apenas esbozados, quizá para no quemar; situaciones límite como el suicidio, la violación anal, el incesto y el desprecio por todo, recorren las 11 historias de este promotor del underground mexicano.
Además de las dos lecturas, Villarreal observa dos tipos de narraciones:
"Unas que son más ficticias y en las que echo mano del humor, la parodia, la ironía, la perversión, la sexualidad, y otras más anecdóticas y realistas, pero sucias por igual, pues ahí también hablo del reventón, de la perversión, pero con un tono más autobiográfico."
ųEn el libro se bebe, se droga, se coge y se muere con mucha facilidad, Ƒesa es la noche posmoderna, chilanga y clasemediera?
ųEntre otras cosas, sí, aunque no me gustaría reducirlo sólo a eso. También estamos hablando de otro tipo de cosas, de un universo donde convergen tantísimos intereses como personalidades: los escritores, los músicos, los cineastas. Es como una especie de embudo donde se dejan caer todos ellos, donde se van desgranando, conociendo.
ųAnte la homogeneización, Ƒestos lugares de sordidez y de personajes más complejos y menos prefabricados, terminan siendo espacios de libertad?
ųPor suerte, sí, son espacios alternativos, gays, bohemios, oscuros, de prostitución que escapan a la hegemonía, a la intervención oficial, a la mirada del Gran Hermano, al buen comportamiento, a la corrección política, a los partidos incluso. Son espacios libres, aun con todas sus miserias y carencias, y la gente tiene todo el derecho de gozarlos, de respetarlos, de protegerlos incluso.
Desde una tradición más burda
ųƑEstás ya en la etapa del recuento de los años juveniles?
ųDe alguna manera sí. Es una visión un poco retrospectiva y nostálgica, pero que también quiere desafanarse del tiempo. En la medida que son crónicas y relatos pasan a ser casi ficción y pueden leerse de una manera independiente de la anécdota, del lugar y del tiempo exacto.
ųSi bien algunos títulos evocan rolas de José José, como el del mismo libro y el del relato "El amor acaba", otros no podrían figurar en ningún disco compacto del príncipe de la canción, como "Un ano limpio y perfumado". ƑQué comentarías al respecto?
ųUn crítico de Tijuana, Heriberto Yepes, habla de los antecedentes de los que escribimos ahora: gente como Guillermo Fadanelli, yo mismo, o mucho más joven, como Alejandra Maldonado. Hace aparecernos como herederos de otras tradiciones, no de la gran tradición literaria mexicana.
"Dice que no venimos de Paz o Fuentes o Monsiváis o Villoro, sino de otra tradición un poco más burda, brusca y tosca, como Salazar Mallén, Huberto Bátiz, y más allá, de los estridentistas, y más aún, de las referencias obligadas de Bukowski, Bourroughs, John Fante.
"Claro que no trato de equipararme, simplemente estamos trabajando en una veta que creemos es un poco más agresiva, antiliteraria, anecdótica, biográfica. De la gran tradición literaria mexicana, nosotros podemos ser sus denostadores o detractores o polemizar con sus integrantes."
La timorata literatura
mexicana
ųComenta sobre los contenidos. Por ejemplo, en el relato "El Veintitantos" sobresale el tema de la amargura y un misterioso asesinato.
ųEn "El Veintitantos" se concluye que este tipo amargado y gandalla muere solo, nadie lo mata. Y nadie puede creer que haya muerto solo, que ese tipo mereciera la muerte por sí misma, pues siempre se tiene que encontrar a un culpable.
"En las historias busco jugar con los tabúes, las perversiones más comunes, el incesto, la violación. Me gusta tocar temas que habitualmente son un poco soslayados. No digo que no se traten, pues en la gran literatura clásica son temas siempre presentes.
"Pero en un contexto como el mexicano, un tanto timorato, pusilánime y donde solamente se permiten las exquisiteces, me gusta irrumpir de esa manera estentórea, llamar un poco la atención, aunque considero que también hay una reflexión, así sea irónica, jocosa o nostálgica."
ųƑCómo asumes el concepto tan recurrente de la posmodernidad?
ųComparto una serie de reflexiones de filósofos importantes como Braudillard, Deleuze y Guatari o Joseph Picó y Escotado en España, o Jamson en Inglaterra. Es una noción que comparto como una especie de culminación de los tiempos, desde donde se puede anticipar toda la historia humana casi de un solo golpe, de un solo tajo, y que nos permite reflexionar sobre nuestra condición y pasado. La posmodernidad es un punto en el que se colmaron todos los tiempos y están todos apelmazados, amontonados en la cumbre y sin saber hacia dónde se dirigen ahora.