MARTES 22 DE AGOSTO DE 2000
* El uso de computadoras, una opción, asevera
Propone Goldman medios de expresión alternos al mural
* Planteamiento inviable, pues perdió Labastida, ironiza Híjar
Merry Mac Masters * Ante una pregunta del público, la investigadora estadunidense Shifra Goldman refrendó su opinión acerca del muralismo: en la actualidad, tanto aquí como en Estados Unidos, ese movimiento, en general, "ya está pasado".
Dijo que los artistas mexicanos pueden buscar otros medios públicos para manifestarse, por ejemplo, los espectaculares. Goldman, autora de La pintura mexicana en tiempos de cambio, agregó: "Hay otras maneras de funcionar con toda la técnica que tenemos ahora, incluyendo los murales digitales hechos con computadoras".
El joven que formuló la pregunta no estuvo de acuerdo: "Siento que el movimiento no está muerto porque todavía los chavos inquietos pintan murales. Hasta que no haya nadie que los haga se puede considerar muerto al muralismo".
En tanto, el investigador mexicano Alberto Híjar, quien ayer por la mañana compartió con Goldman la primera mesa de la reunión internacional Re-visión del Muralismo del Siglo XX (décadas 20-40) México-Estados Unidos, para "no deteriorar la amistad entrañable con Shifra" contestó: "Sí y no".
Explicó: sí ha muerto "el muralismo autoritario", el del "yo artista genial, iluminado por las masas o por las musas", que dice: "Vengo y les hago el favor de mostrarles en esta pintura, por la que me está pagando un banco, una empresa o el Estado, las maravillas que ustedes son incapaces de advertir.
"Esto, por supuesto, tiene también que ver con el muralismo calificado de 'popular', es decir, esos artistas que van a La Realidad, a Ocosingo, etcétera, y que no tienen una actitud distinta, con la excepción de Checo Valdez. Quizá por eso el sabio gobierno de Chiapas, por fortuna en proceso de liquidación, lo metió a la cárcel, porque él lo hizo de otra manera: liquidó la vieja forma de hacer murales autoritariamente, invitó a la comunidad y todos intervinieron en la realización.
"Esto, por supuesto, tiene que ver con la utopía de Shifra Goldman. Lamentablemente, no ganó la Presidencia de la República Francisco Labastida, que iba a repartir computadoras en las cloacas a los niños de la calle. Todo el mundo tendría lap tops en los cerros donde no hay electricidad.
"Como no fue así, ni modo, entonces, es poco probable que la digitalización y esas proyecciones en un edificio para convertirlo en soporte de un mural se puedan realizar. Ni modo, ganó Fox."
Reiteró que aún existe el muralismo como un proceso participativo que "contribuya a la democratización en un sentido popular y, si se puede, revolucionario".
Y en relación con una inquietud de la investigadora cubana Olga María Rodríguez Bolufé acerca del papel del Estado mexicano en la difusión del lenguaje muralista, Goldman preguntó por qué en este momento, aparte de la investigación, hay tanto interés en los murales pintados por un grupo de "comunistas, socialistas".
En seguida, la catedrática se aventuró a decir un "sacrilegio": "Es porque el gobierno ya tiene interés específicamente en el muralismo de la época en cuestión, porque México está en una posición por (buscar) turismo, turismo y más turismo. Ya se pueden rescatar los murales atacados por décadas, y restaurar y preservarlos, pero, más que todo, mostrarlos a los turistas".
Después de un receso, pero dentro de la misma mesa "La construcción ideológica y la ruina material", la investigadora estadunidense Katherine Manthorne en su ponencia "El cine y el muralismo mexicano", se refirió a "los brochazos amplios de los murales mexicanos como una respuesta a y la apropiación de las posibilidades estéticas abiertas por el cine".
Anotó que tanto Rivera como Orozco y Siqueiros nacieron justamente en los albores del séptimo arte, así que crecieron junto con este medio.
Su arte, continuó, fue creado en paralelo a la emergencia de las películas. Recordó que los muralistas fueron impactados por el cineasta ruso Sergei Eisenstein.