MARTES 22 DE AGOSTO DE 2000

* La Iglesia no interfiere la ley civil: obispo de Tampico


Critica el arzobispo de Puebla los extremismos en el debate del aborto

José Antonio Román * La sociedad mexicana ha asumido un estado de "crisis existencial", producto de las posiciones "extremas e intolerantes" en las que han caído tanto aquellos grupos que quieren despenalizar totalmente el aborto como aquellos que están en contra, afirmó la arquidiócesis de Puebla.

"Si los poderes temporales y espirituales acudieran ante el tribunal celestial para preguntar quién de ellos tiene la razón en este galimatías, creemos que el juicio lo perderían ambos bandos porque no se trata de ver quién se adjudica la autoridad para imponer legal o religiosamente sus condiciones para el cauce adecuado de la vida", dice el arzobispado, en el editorial de su órgano infomativo Koinonía.

Con una posición mucho más moderada que las expresadas por los propios obispos, el presidente de la Comisión de Cultura del Episcopado Mexicano y arzobispo de Puebla, Rosendo Huesca Pacheco, señaló que los mexicanos debemos ser más inteligentes para buscar soluciones responsables, ofrecer propuestas serias, escuchar y dar respuestas claras a nuestros problemas.

"El asunto es muy serio y delicado, toca el misterio de la vida humana; en primer lugar prevalece la creencia que desde su comienzo la vida en gestación, es una vida humana."

En el editorial de la entrega más reciente del semanario, la arquidiócesis poblana señaló que la radicalidad de las posiciones que han asumido uno y otro bandos no es lo que nos debería sorprender por tratarse de un tema que de entrada es polémica permanente. Lo que llama la atención es el estado de crisis existencial que ha asumido nuestra sociedad al manifestarse, a través de la discusión de los beneficios o maleficios de penalizar el aborto por cualquiera de sus causas, específicamente como producto de una violación,por un régimen que se caracterizaría por revivir tiempos de persecución y oscurantismo.

"Alguna vez escuchamos el pensamiento en voz alta de una mujer angustiada por la decisión de abortar a consecuencia de una violación, lo dejamos para que reflexione, para que se mantenga en sintonía con aquellas personas que sufren por esta situación penosa: Si un hijo deseado es producto del amor, entonces Ƒpor qué un hijo no deseado, producto de la violencia, debo concebirlo? Señor, Ƒqué harías tú en mi lugar?", concluye el texto editorial.

Pena espiritual

Por su parte, en un comunicado del obispo de Tampico, Rafael Gallardo reiteró que a la Iglesia católica no le corresponde proponer ni aprobar ni rechazar las penas que imponga la ley civil, pero subrayó que para la Iglesia, el aborto es un homicidio y lo castiga como pecado con una pena espiritual que es la excomunión.

Luego de deplorar que se cometa "homcidio" contra seres inocentes, se cuestiona quién es peor agresor, "Ƒel inicuo violador o los negociantes abortistas?". Finalmente, señala que las mujeres en lugar de convertirse en asesinas, si no quieren aceptar al hijo pueden dejarlo en asilos para destinarlos a parejas estériles que no pueden procrear.