LUNES 21 DE AGOSTO DE 2000

* CIUDAD PERDIDA

* Miguel Angel Velázquez *

 

* Yerros y frutos del PRD

* Batres: enseñanzas de la ALDF

 

El fin de semana pasado terminó la primera experiencia del Partido de la Revolución Democrática como mayoría dominante en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y el análisis, que oficialmente habrá de manifestarse el próximo martes en boca de Martí Batres, deberá ir a fondo, morder en los errores y disfrutar con discreción de los triunfos.

Y Ƒcómo medir el transcurrir de estos últimos tres años en la ALDF? No es cuestión de acuerdos y disensos, en el periodo concluido el PRD no tuvo, por la razones que sean, el actuar definido y claro del acuerdo político de un organismo con definiciones sobre su quehacer.

De las muchas experiencias recogidas en estos tres años por Martí Batres hay enseñanzas que por malos resultados no pueden y no deben repetirse, porque en política lo que yerra resta votos y los errores públicos del PRD en la Asamblea fueron muchos y costaron caro.

Se me dirá, y tal vez se esté en lo cierto, que las discusiones en el PRD se dieron en el interior de ese partido y los acuerdos afloraron en las promulgaciones de cada una de las reformas y leyes que de allí emanaron, y que el PRD jaló parejo en los momentos necesarios, pero no es suficiente.

En la Asamblea, como en la Cámara de Diputados, próxima tarea de Martí Batres como coordinador de la fracción del sol azteca, el PRD no puede significar el único punto de acuerdo entre un grupo de intereses en muchas ocasiones primitivos, intereses de tribus que llevan al desacierto y al doble desgaste.

Ni Batres ni otro diputado tendría que actuar a partir de los intereses de algún grupo en particular. Ni Batres ni nadie puede hacer de su postura la idea de sus representados. En la reflexión sobre la elección pasada los perredistas supieron del mal del corporativismo dentro del partido y no deberían repetir la experiencia.

El PRD tiene una razón de ser, y si bien muchas de sus metas pudieran ahora estar casi cumplidas, hay nuevos retos y nuevas formas qué vencer. El PRD tiene que revisar, tiene que ir a fondo en luchas olvidadas más vigentes que nunca.

Nada malo sería empezar por hacer ver a la gente lo que ha significado el periodo del neoliberalismo entre los mexicanos, nada malo sería explicar el daño del capitalismo global a una sociedad como la nuestra, y no estaría de más poner en manos de la gente las ideas, las cifras, los fracasos de esta forma de gobierno que halló en el foxismo su mejor manera de seguir adelante.

Entonces, en la Cámara de Diputados será muy difícil llegar a acuerdos en los que el voto esté por encima de la gente, de sus necesidades, de sus apremios y sus angustias.

Volver al debate de la explotación, hoy más descarnada que nunca. Regresar, por más que se le diga fuera de tiempo a la lucha de clases con las formas adecuadas a la agresividad del mundo del consumismo de hoy, no parece del todo inútil.

Por ello hay que echar la vista atrás. El acuerdo sobre los temas fundamentales no deberá descuidarse, el jaloneo entre grupos en la bancada perredista en la ALDF puso en duda, incluso, el bienestar que las nuevas formas de gobierno votadas en esa representación fueran lo más cercano a la necesidad de las mayorías.

En Batres el PRD tiene a uno de sus mejores representantes y por eso el legislador tiene que tener claro que no es posible que actúe bajo las presiones, y menos aún bajo las órdenes de algún jefe de tribu.

Para nadie es desconocido que Martí Batres pertenece a la Corriente de Izquierda Democrática (CID) y que en muchas ocasiones las dificultades para lograr acuerdos entre la diputación local del PRD se dieron a partir de las posturas, a veces irreductibles, de los representantes de las corrientes internas del partido.

Y no será la disculpa de la "discusión abierta y democrática, donde todos tienen el derecho a manifestarse", la máscara con la que se quiera cubrir la imposición de alguna tendencia, porque esa farsa ahora suena hueca de tanto usarla como disculpa.

En fin, en el horizonte del PRD frente a las grandes necesidades y los peligros que enfrenta el país, donde urgen las definiciones ante el gobierno foxista, decidido a llevar hasta sus últimas consecuencias las ideas de Zedillo y del neoliberalismo, este partido podría emprender la tarea nada simple de poner a cada cual en su lugar.

El Diablo tricolor

Poco y muy malo puede esperarse del PRI mientras continúe cobijando a las peores especies de la política nacional. Por eso lo sucedido en Chimalhuacán no es más que el Diablo mordiéndose la cola.

Quién ganó o perdió en la masacre de aquel municipio, no importa. Ninguno de los grupos en disputa puede llamarse a inocencia. Quién en su sano juicio podría hablar de una Antorcha Campesina, o Popular o con el apellido que sea, indefensa, honesta, no agresiva. Y quién podría decir que las huestes de La Loba son poco beligerantes, limpios en su actuar o débiles.

Se enfrentaron dos poderes caciquiles y nadie puede decirse inocente, menos aún el PRI. En ese partido sabían con cálculo casi perfecto lo que habría de pasar. Antorchos y lobos son de la misma especie, es decir el Diablo se mordió la cola.

Lo difícil de explicar es Ƒpor qué se pelearon?

Chimalhuacán no es ni de cerca un municipio rico ni su futuro inmediato podría dar esperanzas de prosperidad, es más, lo seguro ahora, con el juego del olvido hacia lo público es que su camino hacia el abandono se acelere.

Entonces uno se pregunta Ƒy allí qué es lo que está en juego? Bueno, hay dos elementos clave para entender por qué se matan éstos que no tienen frente a sí más que pobreza, y esos elementos son: impunidad y corrupción.

Y eso, a fin de cuentas, es lo que representa, hasta ahora, el PRI. Por eso no es válido que los líderes nacionales de esa organización política traten de deslindarse de lo ocurrido. De ellos y de nadie más es la culpa de la corrupción y la impunidad y tanto los antorchos como los lobos son hijos de la forma de control que ejerce el PRI.

ƑSe les fue de las manos? Tal vez, quizá no pudieron medir las consecuencias de un enfrentamiento anunciado, pero tampoco pueden hacer oídos sordos a las voces de sus propios diablos, que una y otra vez advirtieron que el infierno iba a estallar. Ni modo.

 

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