LUNES 21 DE AGOSTO DE 2000
* En un periodo de auge como el actual, hacia abajo sólo caen migajas, dice
El crecimiento causó concentración de la riqueza y más pobres: Boltvinik
* El gobierno de Fox debe definir una política salarial como alternativa contra la pobreza, afirma
Roberto González Amador y Antonio Castellanos * Para Julio Boltvinik Kalinka, uno de los más reconocidos expertos mexicanos en temas de pobreza y distribución del ingreso, no hay lugar a dudas: ''Cuando el modelo económico seguido hasta ahora en México logra generar crecimiento, lo hace acompañado de una creciente concentración del ingreso y un incremento de la pobreza entre los estratos más pobres''.
En un periodo como el actual, en el que la economía mexicana atraviesa por un auge al acumular 18 trimestres consecutivos de crecimiento, los beneficios van a un grupo muy reducido de personas, sentencia. ''Hacia abajo sólo caen migajas'', añade.
Con base en la información pública disponible, Julio Boltvinik, investigador de El Colegio de México, hace una evaluación sobre el comportamiento del ingreso per cápita mensual en la administración del presidente Ernesto Zedillo, un periodo que califica de ''terrible'' en esta materia.
Las cifras hablan por sí solas: el ingreso mensual disponible en 10 por ciento de los hogares más pobres del país es ahora 26 por ciento inferior al de 1994, mientras para la décima parte de los hogares más acomodados la reducción ha sido de 20 por ciento.
La semana pasada, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), dio a conocer el texto completo de la Encuesta Nacional de Ingreso Gasto en los Hogares (ENIGH) correspondiente a 1998, el documento más actualizado con que se cuenta para medir la estructura y composición de los ingresos y gastos en los hogares del país.
A propósito de la publicación de la ENIGH 98, Julio Boltvinik hace un balance de la tendencia que ha seguido la distribución del ingreso en la actual administración y define los retos que enfrentará el próximo gobierno si desea revertir la desigualdad que el modelo económico ha generado.
En entrevista con La Jornada, expone que entre 1994 y 1998 --el último año correspondiente al del levantamiento de la última ENIGH--, los hogares mexicanos que viven debajo de la línea de pobreza, es decir, con un ingreso mensual no mayor a 560 pesos a valor constante de abril de 1994, aumentaron de 69 a 76 por ciento del total del país.
Según la última ENIGH, en México existen 22 millones de hogares, compuestos en promedio por 4.3 miembros.
Las cifras calculadas por el especialista con base en la información que ha hecho pública el INEGI señalan que el ingreso per cápita mensual del decil (10 por ciento) de hogares más pobres del país es inferior en 24 por ciento al que tenían en 1994; para el segundo decil es menor en 22, y de 20 por ciento para el tercero.
En el cuarto decil de ingresos --en una escala en que el decil uno es el de más bajo ingreso y el 10 el de más alto-- la pérdida es de 18 por ciento respecto a 1994; en el quinto, sexto y séptimo decil, el retroceso acumulado en el ingreso mensual per cápita es de 17 por ciento en comparación con el inicio de la actual administración federal, mientras en el octavo es de 18 por ciento y en el noveno y décimo de 20 por ciento.
Economía orientada hacia afuera
Para explicar una de las causas de la pérdida de ingreso, un hecho que contrasta con el auge económico que vive México, Julio Boltvinik se remite al modelo de desarrollo seguido en el país durante los últimos años y profundizado en la actual administración, basado en orientar la economía hacia el sector exportador.
''La crisis de 1994 produjo un empobrecimiento brutal de la población. Fue de tal magnitud, que la recuperación que ha habido es insignificante para compensar ese retroceso''. De tal manera que, al hacer el corte de 1998, la gente está ahora peor que en 1994.
Expone: ''A partir de 1996, cuando se empieza a recuperar la economía, el ingreso se vuelve a concentrar. Este es un dato muy importante, porque revela que el modelo actual, cuando genera crecimiento, lo hace acompañado de una creciente concentración del ingreso y eso en gran medida se explica porque es un crecimiento muy polarizado".
La explicación, dice, es que el modelo de crecimiento orientado al sector exportador sólo permite que un pequeño grupo de empresas, las que venden fuera del país sus productos, crezca. Además, añade, el modelo económico está basado en mano de obra barata.
Así, señala, aunque haya crecimiento económico --y ahora el país está en auge, si se mide por los indicadores del producto interno bruto-- los beneficios se van a unos pocos dada la desvalorización brutal del trabajo que ha prevalecido en México durante muchos años, que ha empeorado con el gobierno de Zedillo, de manera que lo que llega abajo ''son migajas''.
De esa forma, el repunte de la economía, que ahora crece a tasas anuales de 7.6 por ciento, hace que aumente el ingreso en los estratos superiores ''y muy poquito en los más bajos''.
El especialista de El Colegio de México y también colaborador de La Jornada calcula que dos terceras partes de los pobres en México son asalariados, y por tanto su ingreso depende de los sueldos que reciban de un patrón.
En este asegura que el gobierno del presidente Ernesto Zedillo tuvo uno de sus mayores pendientes, pues no cumplió su oferta de campaña de procurar más bienestar para las familias.
''Es obvio que le importó más controlar la inflación y emplear el ajuste salarial para aminorar el crecimiento promedio de los precios''.
Señala que la política que prevaleció en los últimos años fue sólo aumentar los salarios con base de la inflación esperada y no de la que ya ocurrió para compensar a la gente y darle un plus.
''Hay ejemplos de que se puede compensar salarialmente la inflación que ya ocurrió y mejorar así la capacidad adquisitiva de los salarios, como lo hizo el gobierno del Distrito Federal a partir de 1997 con sus trabajadores, que los aumentos al personal de base fueron superiores a la expectativa de inflación''.
Como dos terceras partes de los pobres son asalariados y sólo una tercera parte trabajadores por su cuenta en el campo y las ciudades, Boltvinik asegura que el próximo gobierno federal que encabezará el panista Vicente Fox Quesada debe definir una política salarial como única alternativa para ir disminuyendo la pobreza en el país.
''La pobreza no se puede resolver nada más con crear una banca social o con changarros, porque eso beneficia sólo a un tercio de los pobres que trabajan por su cuenta, pero no alcanza a las otras dos terceras partes que son asalariados'', explica.
Comenta que las propuestas del equipo de transición de Fox de duplicar el gasto social y aumentar la capacitación son atendibles.
''Pero el próximo presidente no ha dicho nada sobre los salarios, y eso es lo que no me gusta'', puntualiza.
El despertar de los sindicatos
Señala que si el gobierno entrante cree que ''puede seguir nadando de muertito sin definirse en materia de política salarial, yo creo que se equivocan''. Y explica: uno de los efectos del cambio de régimen político es que van a despertar los sindicatos y entonces, o suben los salarios o los suben. Si no es por voluntad propia, van a venir unos movimientos de huelga ''que en mi opinión van a ser gigantescos porque es obvio que ya no va a haber el control del sindicalismo charro''.
El sindicalismo hasta ahora oficial, si sobrevive, ''y va a tratar de hacerlo'', ahora va a lanzar a su gente contra las disposiciones gubernamentales de mantener los salarios contraídos.
Si el nuevo gobierno no diseña una política salarial para aumentar las percepciones, entonces se la van a imponer los sindicatos, ''que yo creo que es una de las grandes ventajas de que haya habido el cambio de régimen. Así como están aprendiendo --los integrantes del equipo de transición-- que no van a poder imponer sus cosas moralinas de ultraderecha en estos temas del aborto y la censura, pues así les va a pasar también en la política social''.
Julio Boltvinik tiene la impresión de que el nuevo gobierno espera que la definición sobre salarios ''la dicte el mercado'' para no tener ningún costo político.
Pero en un modelo de crecimiento como el actual, la recuperación salarial no la puede hacer sólo el mercado. ''Sería mucho más elegante, mucho mejor para todos, tener una política salarial específica; que se haga un pacto como el que impulsó el ex presidente de Chile, Patricio Aylwin, en el primer gobierno después de la dictadura, de elevar los salarios para revertir la pobreza''.
Remata: ''Si no hay una política oficial de recuperar los salarios y se deja al mercado, lo que puede ocurrir es que los sindicatos fuertes logren avanzar en esta materia, pero el resto de los asalariados, de pequeñas empresas, que son el grueso de la población trabajadora, se quedarán atrás. Entonces, para que realmente sea una política de recuperación del nivel de vida tiene que ser una política oficial, el mercado no hace esas cosas''.