LUNES 21 DE AGOSTO DE 2000

* Elevado abstencionismo en las ciudades y el campo


Robo de material, compra del voto y un secuestro, en 3 zonas

* Con impaciencia, el PRI esperaba un milagro que nunca llegó

Hermann Bellinghausen, enviado, Ocosingo, Chis., 20 de agosto * Secuestro de opositores, robo de material electoral, compra del voto, coerción de dirigentes, policías y militares sobre los electores, hostigamiento a las organizaciones independientes y los observadores, interrupción de la telefonía rural, cientos de casillas eliminadas del padrón y otras no instaladas el mero día. Bandas sueltas de mapaches y de falsos observadores para generar provocaciones, casillas extraordinarias llenas de acarreados. En fin, nada nuevo, pero todo junto. La desesperación anula el pudor.

Esto y más sucedió hoy, al menos en la selva, los valles de Ocosingo y la zona norte. El abstencionismo fue muy alto en las ciudades y en el campo, a excepción de Bachajón, según un representante de casilla del tricolor, quien a las 2 de la tarde dijo que llevaban 75 por ciento del padrón, y que la participación era más alta que el 2 de julio. En las Cañadas, la ciudad de Ocosingo y otros puntos visitados por La Jornada, la afluencia de votantes era escasa y las urnas distaban de estar llenas. "Es el voto del miedo", justificó un miembro de la Alianza por Chiapas en su casa de campaña.

Atrapado en su propia red de irregularidades y actos de malabarismo, el PRI enfrentó hoy una situación inusitada en su larga historia: tenía las de perder. Acotado como nunca por miles de observadores independientes y una atención mediática nacional menos cómplice de lo habitual, el priísmo chiapaneco, de por sí dividido por la candidatura del ex priísta Pablo Salazar Mendiguchía, llegó maltrecho a la hora final.

Eso no impidió que el PRI desplegara, aunque un poco a salto de mata, todo el folclor electoral de su ya larga inspiración. En Tila, Emiliano Encino Vázquez, representante de la alianza, fue agredido y secuestrado varias horas por el presidente de casilla Abelino López Hernández. En Guadalupe Catarraya, el responsable del traslado de material electoral fue asaltado, golpeado y despojado por personas no identificadas. A Benemérito de las Américas, en el fondo de la selva, en Marqués de Comillas, se organizaron reuniones de priístas, se repartió propaganda de Sami David David, y desde anoche empezaron a llegar varios carros grandes sin placas para apoyar a los priístas, a la vez que se suspendía por completo la telefonía rural.

La lejanía y el relativo aislamiento permitió también que en Nueva Palestina se mantuvieran las previas amenazas y agresiones contra simpatizantes de la alianza opositora, y que hoy no se instalara la casilla 853 contigua A. En la comunidad de Cintalapa, sección 850, presuntos agentes de la PGR, sin uniforme, rondaban la casilla e inducían el voto a favor del PRI. En San Quintín, donde se encuentra la mayor ciudadela del Ejército federal en la selva Lacandona, las casillas fueron rodeadas la mayor parte del día por soldados vestidos de civil. La Misión Civil por la Paz reportó que tanto los militares como los cenecistas inducían el voto que se efectuaba en mamparas sin cortinas, a la vista de todos. También hubo hostigamiento contra los observadores y los representantes de la Alianza por Chiapas.

"Si ya votaron, pasen a cobrar"

En la cabecera municipal de Ocosingo los observadores detectaron compra de votos en la casilla 853 contigua. En casa del priísta Augusto Solórzano, adonde estaba llegando un gran número de personas, un hombre anunció: "Si ya votaron, pueden pasar a cobrar". Miembros de la alianza dijeron tener video y casette del episodio, y que el pago oscilaba entre 100 y 300 pesos.

La casa de campaña de Sami David, casi desierta, era la base del operativo montado con los taxis de la localidad, para vigilar las oficinas de la oposición, a los observadores, y perseguir a los periodistas. Fue el caso de los enviados de La Jornada, seguidos durante muchas cuadras por el taxi placas 5067 BHA de Chiapas, donde además del conductor viajaban dos operadores del PRI, tomando fotografías y haciéndole al cuento. Fue hasta que salimos de Ocosingo para seguir nuestro recorrido hacia el norte que los perseguidores dieron vuelta en U y se perdieron de vista.

Una flotilla de taxis, en su mayoría Volkwagen, intercomunicada con radios de banda civil, efectuó durante todo el día esa clase de operaciones en Ocosingo y sus alrededores.

En San Miguel, población de las Cañadas, donde al parecer no hay priístas, a pocas horas del cierre la casilla no había recibido ni la cuarta parte de sus potenciales
votantes. Algo similar ocurría en la desviación a Toniná, cerca de la ostentosa Universidad de la Selva y de la sede de la zona militar.

También en las afueras de Ocosingo podía verse una escena contrastante con los comicios. En la finca ocupada desde 1994 por bases zapatistas, y que hoy se llama ejido San Manuel, una decena de indígenas con paliacates y pasamontañas, apoyados en grandes palos, montaban guardia a orillas de la carretera. Dos pick up de Seguridad Pública rondaban a los rebeldes, quienes explicaron que no iban a votar y que temían un ataque de la policía. En el interior de San Manuel había decenas de familias tzeltales a la expectativa. No lejos queda el predio Nuevo Pavorreal, donde hace unos días hubo un choque entre zapatistas y campesinos de la CNC, donde un zapatista fue herido con machete.

En Bachajón, importante pueblo del municipio de Chilón, era curioso ver, apagados por igual, los edificios del Frente Madracista, identificado con una gran manta roja, y del Comité de Apoyo a Francisco Labastida y Sami David. Esta comunidad, sede originaria de los Chinchulines, se encontraba en calma, aunque amenazada por la inminente liberación del grupo de paramilitares que en 1998 asesinaron a seis personas, quemaron varias casas y expulsaron a decenas de familias opositoras al partido todavía gobernante en la entidad.

Observadores, miembros de una ONG local, apostados junto a la casilla en la biblioteca pública de Bachajón, admitieron que habían detectado varias irregularidades, pero se reservaron mencionarlas, con aparente temor: "Las vamos a denunciar en nuestro reporte final", dijeron a la prensa.

En Abasolo, pueblo de Ocosingo muy poblado, ayer se impidió la presencia de observadores internacionales, y hoy se evitó la participación de los representantes de la Alianza por Chiapas en la sección 843. Y de regreso a Ocosingo, La Jornada fue informada por los aliancistas que en Picot'el, comunidad de Sitalá, se estaban registrando "roces" en la mesa directiva de la casilla, pues las boletas habían llegado rotas.

Un helicóptero de la Policía Federal Preventiva realizó varios vuelos sobre la ciudad ocosinguense, mientras abajo se intentaba una labor de control y fraude mal disimulada. Tanto en las cercanías de las urnas como en la sede del CEE, un gran número de observadores de distintas procedencias, pero todos registrados por el Tribunal Electoral, tenían visiblemente incómodos a los policías, funcionarios
y operadores priístas.

Publicidad desesperada

Desde anoche, varias estaciones radiofónicas en los Altos y Ocosingo, todas bajo control oficial, se dedicaron a difundir presuntos "mensajes" del subcomandante Marcos y miembros de CCRI, en español, tzeltal y tzotzil, llamando a votar, y dando a entender que por Sami David.

Un diario de Tuxtla Gutiérrez celebraba hoy, en primera plana, una presunta entrevista del subcomandante Marcos con un noticiario estadunidense, donde declaraba que los zapatistas podían votar, y que no había preferencia "por ninguno de los dos candidatos con posibilidades de triunfo". Entrevista que, por cierto, nadie ha visto.

También esta mañana se difundió el fruto del espionaje telefónico contra el candidato de la alianza, Pablo Salazar Mendiguchía, incriminándolo infructuosamente de delitos electorales un tanto imprecisos. La dirigente priísta chiapaneca, Blanca Ruth Esponda, se aventó el tiro a nombre de su partido, en una última y desesperada maniobra para revertir el voto y poner en tela de juicio la validez de los comicios, antes de que éstos se iniciaran.

A pesar de denuncias, provenientes de miembros del propio PRI, de que una denominada alianza 8 intentaría una operación provocadora con "pumas" vestidos de universitarios y organizados por el tricolor, al cierre de esta edición no se pudo confirmar que esto se haya llevado a cabo. No obstante, diversos columnistas oficiales difundieron la "denuncia" de que estos "ultras" hechizos "echarían a perder" la jornada electoral.

Y mientras se difundía a nivel nacional que el probable vencedor de la contienda era el candidato opositor, los priístas esperaban, con impaciencia, el milagro del voto verde, que no llegaba, que no llegaba, pese a tantos esfuerzos invertidos. Esta vez no hubo milagro.