DOMINGO 20 DE AGOSTO DE 2000
Ť Angeles González Gamio Ť
Arte en el arte
El antiguo Colegio de San Ildefonso, soberbia construcción barroca decorada con murales extraordinarios de los mejores artistas mexicanos, es sin duda una obra de arte. Precisamente este lugar fue seleccionado para exhibir una magnífica exposición titulada Arte moderno de México, 1900-1950, siendo las obras artísticas que adornan los muros de la otrora institución jesuita, un rico complemento de la exhibición. Esta se organizó para exponerse originalmente en el museo de Bellas Artes de Montreal y en la Galería Nacional de Canadá, en Ottawa, bajo el auspicio de ambas instituciones, y ahora San Ildefonso nuevamente se convierte en la sede de una muestra de excepción.
Hay que recordar que su estreno como centro de arte y cultura fue con la magna exposición México: esplendores de treinta siglos, que había deslumbrado a los estadunidenses, que la visitaron, entre otros, en el Museo Metropolitano de Nueva York, en donde tuvo cifra récord de visitantes.
Hay que reconocer el trabajo de su directiva, que encabeza la dinámica Dolores Béistegui, con el apoyo en la subdirección de Evangelina Villarreal, amante del Centro Histórico, quienes paralelamente a las exposiciones, siempre organizan múltiples actividades. Ahora la acompañan las Jornadas de arte moderno, que consisten en mesas redondas con ponentes de primer nivel, como Teresa del Conde, Fausto Ramírez y Luis Martín Lozano, y cursos con temas como Mujeres modernas, Proyectos artísticos del México moderno y talleres para niños y jóvenes. Como es usual, hay una actividad musical, que en este caso es un concierto de Gabriela Huesca, que se va a llevar a cabo el sábado 26, a las 12 horas.
Volviendo a la exposición, tiene el gran atractivo de mostrar un buen número de cuadros de artistas muy poco difundidos y de gran calidad, como Manuel González Serrano, Rosa Rolanda, Amilio Amero, Isabel Villaseñor y Emilio Baz Viaud. Las más de 300 obras que integran la exposición, provienen de colecciones públicas y privadas, constituyendo una importante revisión del arte producido en nuestro país durante la primera mitad del siglo XX, que permite apreciar los elementos estilísticos que México aportó al ámbito occidental, sin dejar de lado el diálogo con el arte universal, que se expresó prácticamente en todas las artes plásticas: pintura, escultura, grabado y fotografía.
Hay también obras que se muestran al público por vez primera, como La cosecha, de Saturnino Herrán; Orquídeas, de María Izquierdo; Pieta, de Agustín Lazo, y El hombre en llamas, de José Clemente Orozco. Llama especialmente la atención el Autorretrato dedicado a León Trotsky, obra de Frida Kahlo, que le dedicó al soviético con quien se dice tuvo un tórrido romance. Aparece Frida de cuerpo completo, vestida de tehuana, con un rebozo y un ramito de flores en las manos entrelazadas, que sostienen una nota que dice en fina letra manuscrita: "Para León Trotsky con todo cariño, dedico esta pintura, el día 7 de noviembre de 1937, Frida Kahlo, en San Angel, México". Al recibir la obra, la esposa de Trotsky montó en cólera, ante lo que consideró absoluto cinismo de la pintora, que sabía que era infiel con su marido, por lo que al exiliado no le quedó alternativa y la devolvió. Frida, por lo que se ve, bastante pragmática, se la vendió a la diplomática norteamericana Clare Boothe Luce, quien posteriormente la donó al Museo Nacional de la Mujer en el Arte, de Washington, institución que la prestó para esta exposición.
Desde luego, la muestra contiene cuadros relevantes de Rufino Tamayo, Siqueiros, Diego Rivera y Orozco. De estos tres últimos, existe el atractivo adicional de que en los muros del recinto se encuentran pinturas espléndidas, que complementan la visión de la obra de estos excelsos pintores. Allí mismo, pero dentro del anfiteatro Simón Bolívar, aparece el primer mural que pintó Diego Rivera, titulado La Creación, aludiendo al momento primigenio y el camino que el hombre ha de recorrer hacia la creación artística y científica, basándose en la práctica de las virtudes. La obra, de grandes dimensiones, fue realizada en encáustica, técnica a base de resina de copal, emulsionada con cera de abeja y una mezcla de pigmentos fundidos con fuego directo.
Es una composición de fuerte influencia bizantina, que rara vez volverá a verse en la obra de Rivera. Personificando musas y virtudes, aparecen mujeres de su vida y del ámbito de la cultura de la época: Lupe Marín, Nahuí Ollín, Dolores del Río, Guadalupe Rivas Cacho, Palma Guillén y Julieta Crespo. Se advierte también la influencia del francés Joan Charlot, enamorado de México, quien pintó un excelente mural en la escalera principal de San Ildefondo, titulado Masacre en el Templo Mayor. Enfrente se encuentra El señor de Chalma, emotivo fresco de Fernando Leal.
Otra ventaja del antiguo colegio jesuita, es que en sus alrededores hay múltiples opciones para comer sabroso: justo enfrente de la imponente fachada original, en la calle de San Ildefonso, está El Cardenal, con muy buena comida mexicana, atendido, igual que el de la calle de Palma, por uno de los hermanos Briz. Si prefiere una cantina con buena botana y decoración agradable -azulejos y lambrín de madera-, lo adecuado es el salón Madrid, en la majestuosa plaza de Santo Domingo.
revisión del arte producido en nuestro país, durante la primera mitad del siglo XX, que permite apreciar los elementos estilísticos que México aportó al ámbito occidental, sin dejar de lado el diálogo con el arte universal, que se expresó prácticamente en todas las artes plásticas: pintura, escultura, grabado y fotografía.
Hay también obras que se muestran al público por vez primera como "La cosecha", de Saturnino Herran, "Orquídeas", de María Izquierdo, "Pieta", de Agustín Lazo y "El hombre en llamas" de José Clemente Orozco. Llama especialmente la atención el "Autorretrato dedicado a León Trosky", obra de Frida Kalo, que le dedicó al soviético con quien se dice tuvo un tórrido romance. Aparece Frida de cuerpo completo, vestida de tehuana, con un rebozo y un ramito de flores en las manos entrelazadas, que sostienen una nota que dice en fina letra manuscrita "Para León Trosky con todo cariño, dedicó esta pintura, el día 7 de noviembre de 1937, Frida Kalo, en San Angel, México". Al recibir la obra, la esposa de Trosky montó en cólera, ante lo que considero absoluto cinismo de la pintora, que sabía que era infiel con su marido, por lo que al exiliado no le quedo alternativa y la devolvió. Frida, por lo que se ve, bastante pragmática, se la vendió a la diplomática norteamericana Clare Boothe Luce, quien posteriormente la donó al Museo Nacional de la Mujer en el Arte, de Washington, institución que la prestó para esta exposición.
Desde luego la muestra contiene cuadros relevantes de Rufino Tamayo, Siqueiros, Diego Rivera y Orozco. De estos tres últimos, existe el atractivo adicional, de que en los muros del recinto se encuentran pinturas espléndidas, que complementan la visión de la obra de estos excelsos pintores. Allí mismo, pero dentro del Anfiteatro Bolívar, aparece el primer mural que pintó Diego Rivera, titulado "La Creación", aludiendo al momento primigenio y el camino que el hombre ha de recorrer hacia la creación artística y científica, basándose en la práctica de las virtudes. La obra de grandes dimensiones fue realizada en encaustica, esta técnica a base de resina de copal, emulsionada con cera de abeja y una mezcla de pigmentos fundidos con fuego directo. Es una composición de fuerte influencia bizantina, que rara vez volverá a verse en la obra de Rivera. Personificando musas y virtudes, aparecen mujeres de su vida y del ámbito de la cultura de la época: Lupe Marín , Nahuí Ollín, Dolores del Río, Guadalupe Rivas Cacho, Palma Guillén y Julieta Crespo. Se advierte también la influencia del francés Joan Charlot, enamorado de México, quien pintó un excelente mural en la escalera principal de San Ildefondo, titulado "Masacre en el Templo Mayor" Enfrente se encuentra "El señor de Chalma", emotivo fresco de Fernando Leal.
Otra ventaja del antiguo colegio jesuita, es que en sus alrededores hay múltiples opciones para comer sabroso: Justo enfrente a la imponente fachada original, en la calle de Sal Ildefonso, esta El Cardenal, con muy buena comida mexicana, atendido igual que el de la calle de Palma, por uno de los hermanos Briz. Si prefiere una cantina con buena botana y decoración agradable -azulejos y lambrin de madera- lo adecuado es el Salón Madrid, en la majestuosa Plaza de Santo Domingo.
Correo electrónico: [email protected]
Arte en el arte
Angeles González Gamio
El antiguo Colegio de San Ildefonso, soberbia construcción barroca, decorada con murales extraordinarios de los mejores artistas mexicanos, es sin duda una obra de arte. Precisamente este lugar fue seleccionado, para exhibir una magnífica exposición titulada "Arte Moderno de México, 1900-1950", siendo las obras artísticas que adornan los muros de la otrora institución jesuita, un rico complemento de la exhibición. Esta se organizó para exponerse originalmente en el Museo de Bellas Artes de Montreal y en la Galería Nacional de Canadá, en Ottawa, bajo el auspicio de ambas instituciones y ahora San Ildefonso, nuevamente se convierte en la sede de una muestra de excepción. Hay que recordar que su estreno como centro de arte y cultura fue con la magna exposición "México: esplendores de treinta siglos" que había deslumbrado a los estadounidenses, que la visitaron, entre otros, en el Museo Metropolitano de Nueva York, en donde tuvo cifra record de visitantes.
Hay que reconocer el trabajo de su directiva, que encabeza la dinámica Dolores Beistegui, con el apoyo en la subdirección de Evangelina Villarreal, amante del Centro Histórico, quienes paralelamente a las exposiciones, siempre organizan múltiples actividades. Ahora la acompañan las "Jornadas de arte moderno", que consisten en mesas redondas con ponentes de primer nivel como Teresa del Conde, Fausto Ramírez y Luis Martín Lozano y cursos con tema como "Mujeres modernas", "Proyectos artísticos del México Moderno" y talleres para niños y jóvenes. Como es usual hay una actividad musical, que en este caso es un concierto de Gabriel Huesca, que se va a llevar a cabo el sábado 26, a las 12 horas.
Volviendo a la exposición, tiene el gran atractivo de mostrar un buen número de cuadros de artistas muy poco difundidos y de gran calidad, como Manuel González Serrano, Rosa Rolanda, Amilio Amero, Isabel Villaseñor y Emilio Baz Viaud. Las más de 300 obras que integran la exposición, provienen de colecciones públicas y privadas, constituyendo una importante revisión del arte producido en nuestro país, durante la primera mitad del siglo XX, que permite apreciar los elementos estilísticos que México aportó al ámbito occidental, sin dejar de lado el diálogo con el arte universal, que se expresó prácticamente en todas las artes plásticas: pintura, escultura, grabado y fotografía.
Hay también obras que se muestran al público por vez primera como "La cosecha", de Saturnino Herran, "Orquídeas", de María Izquierdo, "Pieta", de Agustín Lazo y "El hombre en llamas" de José Clemente Orozco. Llama especialmente la atención el "Autorretrato dedicado a León Trosky", obra de Frida Kalo, que le dedicó al soviético con quien se dice tuvo un tórrido romance. Aparece Frida de cuerpo completo, vestida de tehuana, con un rebozo y un ramito de flores en las manos entrelazadas, que sostienen una nota que dice en fina letra manuscrita "Para León Trosky con todo cariño, dedicó esta pintura, el día 7 de noviembre de 1937, Frida Kalo, en San Angel, México". Al recibir la obra, la esposa de Trosky montó en cólera, ante lo que considero absoluto cinismo de la pintora, que sabía que era infiel con su marido, por lo que al exiliado no le quedo alternativa y la devolvió. Frida, por lo que se ve, bastante pragmática, se la vendió a la diplomática norteamericana Clare Boothe Luce, quien posteriormente la donó al Museo Nacional de la Mujer en el Arte, de Washington, institución que la prestó para esta exposición.
Desde luego la muestra contiene cuadros relevantes de Rufino Tamayo, Siqueiros, Diego Rivera y Orozco. De estos tres últimos, existe el atractivo adicional, de que en los muros del recinto se encuentran pinturas espléndidas, que complementan la visión de la obra de estos excelsos pintores. Allí mismo, pero dentro del Anfiteatro Bolívar, aparece el primer mural que pintó Diego Rivera, titulado "La Creación", aludiendo al momento primigenio y el camino que el hombre ha de recorrer hacia la creación artística y científica, basándose en la práctica de las virtudes. La obra de grandes dimensiones fue realizada en encaustica, esta técnica a base de resina de copal, emulsionada con cera de abeja y una mezcla de pigmentos fundidos con fuego directo. Es una composición de fuerte influencia bizantina, que rara vez volverá a verse en la obra de Rivera. Personificando musas y virtudes, aparecen mujeres de su vida y del ámbito de la cultura de la época: Lupe Marín , Nahuí Ollín, Dolores del Río, Guadalupe Rivas Cacho, Palma Guillén y Julieta Crespo. Se advierte también la influencia del francés Joan Charlot, enamorado de México, quien pintó un excelente mural en la escalera principal de San Ildefondo, titulado "Masacre en el Templo Mayor" Enfrente se encuentra "El señor de Chalma", emotivo fresco de Fernando Leal.
Otra ventaja del antiguo colegio jesuita, es que en sus alrededores hay múltiples opciones para comer sabroso: Justo enfrente a la imponente fachada original, en la calle de Sal Ildefonso, esta El Cardenal, con muy buena comida mexicana, atendido igual que el de la calle de Palma, por uno de los hermanos Briz. Si prefiere una cantina con buena botana y decoración agradable -azulejos y lambrin de madera- lo adecuado es el Salón Madrid, en la majestuosa Plaza de Santo Domingo.
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