DOMINGO 20 DE AGOSTO DE 2000

* La catástrofe del Kursk, la mayor en la historia de la marina rusa


Ya se "sobrepasó" todo límite de sobrevivencia, admite la armada

* "Teórica", la posibilidad de hallar a alguien vivo * Putin sigue sin dar la cara a la opinión pública

Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 19 de agosto * Las esperanzas de encontrar a alguien con vida entre los 118 miembros de la tripulación del submarino nuclear Kursk, hundido en el Mar de Barents desde hace una semana, se extinguieron este sábado cuando la armada rusa reconoció que los datos disponibles hasta ahora permiten concluir que ya se "sobrepasó" todo límite de sobrevivencia posible.

Aun antes de que llegaran a la zona del desastre los socorristas extranjeros, considerados hasta las primeras horas de hoy como la última oportunidad de salvación, el vicealmirante Mijail Motsak, jefe del estado mayor de la Flota del Norte, prácticamente dio por muertos a todos los tripulantes.

El viceprimer ministro Ilia Klebanov, por su parte, señaló poco después que "son sólo teóricas" las posibilidades de hallar algún sobreviviente, lo cual fue comunicado a los familiares de los miembros de la tripulación que siguen llegando al puerto de Mursmansk, contiguo a Severomorsk, la base de operaciones de la Flota del Norte.

A todo esto, el presidente Vladimir Putin, que anoche suspendió sus vacaciones y regresó a Moscú, sigue sin dar la cara y no ha viajado todavía a Severomorsk.

En cambio, ordenó que lo hiciera un oficial de la armada de segundo nivel, el vicealmirante Motsak, quien se vio obligado a confirmar la información negada con anterioridad por distintos voceros de la flota, en una larga sucesión de mentiras que envolvieron la tragedia del Kursk desde el momento mismo en que se produjo.

Así, Motsak declaró oficialmente que "la mayoría de la tripulación, concentrada en los compartimentos de proa, murió apenas unos minutos después de que el submarino se precipitó al fondo del mar".

La comisión gubernamental que investiga las causas de la catástrofe, de la cual el vicealmirante es integrante, llegó a la conclusión de que el sumergible se hundió a consecuencia de dos explosiones sucesivas en la sala de torpedos, después de lo que llamó "un probable y violento golpe dinámico".

La armada rusa sigue aferrada a la versión de que el submarino habría chocado con "un objeto no determinado", aunque para expertos independientes es más probable que las explosiones se debieran a una falla técnica al lanzar un torpedo, como parte del ejercicio naval en que participaba el Kursk, junto con otros tres submarinos y 11 buques de guerra rusos.

Estos expertos consideran muy factible que el fallido torpedo haya estallado en pleno tubo de lanzamiento, lo que habría provocado un incendio que al cabo de unos minutos derivó en una explosión mayor en la sala de torpedos.

Tampoco debería excluirse del todo que el llamado "golpe dinámico" haya sido ocasionado por el impacto de un torpedo o proyectil lanzado por equivocación por otro submarino o buque de guerra rusos.

Sin embargo, Mostak evocó este día la hipótesis de un choque con sumergibles extranjeros "que espiaban en la zona, y éste podría ser un submarino británico, ya que el lugar del accidente se encuentra en una zona donde Gran Bretaña habitualmente realiza tareas de espionaje", versión que fue rechazada por Londres.

En todo caso, la eventual responsabilidad de la armada rusa por la falla técnica o un impacto accidental jamás será reconocida por su alto mando, que no obstante dejó de rechazar la version de que hubo dos explosiones sucesivas, una vez que se conoció que fueron registradas por el Instituto Sismológico de Oslo.

Motsak explicó que las explosiones provocaron serios daños en la proa del submarino, inundándose en menos de un minuto el primero y el segundo compartimentos, lo cual hizo que perdiera su estabilidad y cayera muy rápido al fondo del mar.

Este fuerte golpe destrozó la proa, afectó severamente el hermetismo al interior de la nave y el agua, sobre todo por la inclinación con que quedó, fue penetrando en casi todos los compartimentos, salvo dos o tres en la popa.

En esa zona de la nave es posible que los primeros días haya habido sobrevivientes, pero las señales que emitieron los marinos al golpear el casco no eran sólo de socorro.

Motsak reveló que las señales acústicas en código significaban que "los compartimentos (de popa) ya no eran herméticos, estaba entrando agua y el oxígeno se estaba acabando", y además se dejó de escuchar la más mínima señal el lunes pasado y no el miércoles, como se había informado anteriormente.

Según el vicealmirante, prácticamente el submarino entero está inundado y si alguien hubiera podido refugiarse en uno o dos compartimentos de popa, en el supuesto de que tuvieran menos agua, es casi imposible que resistiera más allá de este sábado, por la inevitable alta presión en el interior, la falta de oxígeno y las bajas temperaturas.

A partir del análisis de estos datos, Motsak concluyó que "el límite crítico de sobrevivencia fue superado", y dijo que "lo más probable es que tengamos que constatar lo peor", la muerte de la tripulación completa del Kursk.

El jefe del estado mayor de la Flota del Norte afirmó, además, que "no descansaremos hasta entrar al submarino para sacar a los tripulantes, vivos o muertos". Esto último, todo parece indicarlo, será la misión encomendada al minisumergible británico LR-5 y al equipo de buzos noruegos, que realizarán su primera inmersión en la mañana de este domingo.

Los buzos llevarán a cabo una compleja operación para abrir manualmente una de las escotillas dañadas y penetrar en una cámara intermedia dotada de varios manómetros, que registran la presión en los distintos compartimentos del sumergible.

Al verificar la presión que marquen en cada uno de ellos, los noruegos serán los primeros en saber si hay algún indicio de vida en el interior del submarino, siete días después de ocurrida la mayor catástrofe en la historia de la marina rusa.