DOMINGO 20 DE AGOSTO DE 2000
Ť Néstor de Buen Ť
El salario por hora
No falta un día en que alguien, por regla general un joven reportero, no me pregunte sobre el salario por hora. Y a veces, no sólo las jóvenes y los jóvenes reporteros. Me da la impresión de que ante el triunfo de Vicente Fox, la preocupación por una nueva Ley Federal del Trabajo y las suposiciones que se hacen sobre el contenido de la iniciativa del PAN que no puede navegar en las aguas priístas del Senado se han puesto de moda.
Y de que se han puesto de moda, evidentemente que se han puesto de moda. Y reiteradamente la pregunta principal es Ƒqué pasa con el salario por hora?
La verdad es que por los rumbos empresariales se alude con frecuencia a esa modalidad con pretensiones de exigencia, esto es, con el ánimo de que se regule en la ley. A sus promotores se les olvida un pequeño detalle: ya está en la ley. No han leído, por lo visto, el artículo 83, cuyo primer párrafo no puede ser más claro: "El salario puede fijarse por unidad de tiempo, por unidad de obra, por comisión, a precio alzado o de cualquier otra manera". Y si se puede fijar por unidad de tiempo (y la hora lo es) y "de cualquier otra manera", nadie puede dudar de que se fije, entre mil maneras, por hora.
Lo que ocurre es que las intenciones son otras. En estos tiempos en que es más importante la productividad que la justicia social, el empresario moderno (quiere decir, el que quiere inventar nuevos modelos de explotación de mucha técnica) no quiere tener a los trabajadores sin hacer nada. Me parece normal. Pero puede ocurrir que se acabe la energía eléctrica; que el proveedor de la materia prima esté en huelga; que los clientes no compren lo que el empresario quiere que le pidan; que se le descompuso la maquinita principal o cualquier otro motivo que mantenga sin quehaceres a los trabajadores. Y ante esa situación el empresario moderno, y el antiguo y el mediano, se consideran víctimas de la obligación de pagar salarios a cambio de un descansito. Por supuesto que no les hace gracia.
Pero el problema no está por los rumbos del salario. Por supuesto que los susodichos empresarios han leído el artículo 83. Lo que les molesta es otro artículo no tan lejano, el 58, que al definir la jornada dice que "es el tiempo durante el cual el trabajador está a disposición del patrón para prestar su trabajo". Y allí es donde se quisiera hacer un cambiecito que dijera más o menos que jornada es el tiempo durante el cual el trabajador trabaja. Y como el salario se debe pagar por la jornada y ésta puede ser en su extensión tan variable como se quiera, el feliz patrón tendría que pagar solamente por el tiempo efectivamente trabajado. šPura productividad!
En estos tiempos de desempleo masivo aquí y en todas partes, la regulación de la jornada reducida es muy frecuente. Hay colectivos, como ahora se dice en España, que prefieren trabajar media jornada, por ejemplo muchas mujeres con responsabilidades hogareñas, y los estudiantes, que quieren alternar el estudio y algo de chamba. No faltan negocios normales en los que la prolongación de las actividades más allá de las jornadas máximas que se fijan en la ley requiere de un complemento, y es más barato contratar un medio tiempo de cuatro horitas que pagar tiempo extra que, además, está prohibido que se lleve a cabo en forma consecutiva, sin olvidar las limitaciones constitucionales y legales.
Por ello mismo, el salario por hora o por dos horas o por cuatro horas es perfectamente legal, claro está que con la necesaria incorporación de las partes proporcionales por los séptimos días, días de descanso y vacaciones. Sin olvidar aguinaldos y participación en las utilidades. Y es también por esos rumbos que se suspira por reformas cuyo objetivo sería tener trabajadores a disposición, pagaderos por el tiempo específico en que trabajan, olvidando lo demás.
Desde luego que el proyecto del PAN no ha planteado semejante cosa. Se trata de un proyecto positivo, valioso, que mejora las condiciones de trabajo, intenta acabar con el corporativismo y busca una nueva manera de resolver los conflictos de trabajo a través de jueces que formen parte del Poder Judicial y no dependan de los poderes ejecutivos. Puede haber cosas discutibles y puede, sin duda, mejorarse. Pero en modo alguno fue hecho para perjudicar a los trabajadores. Todo lo contrario. No sería malo, por cierto, que lo leyera mi querida y admirada amiga Rosario Robles.
Pero lo del salario por hora no es novedad. Ahí está. Lo que no se vale es pretender pagar, en homenaje a la productividad, sólo cuando se trabaja y no durante el tiempo en que el trabajador está a disposición del patrón para trabajar.