DOMINGO 20 DE AGOSTO DE 2000
Ť Guillermo Almeyra Ť
Los manipuladores de las mentes
Dos grandes fuerzas manipuladoras de las conciencias bregan por hacer aceptar por la gente como algo absolutamente normal lo que es una ideología que resulta históricamente de una relación de fuerzas sociales determinada. La aceptación sin resistencia de la ideología de los dominantes, la introyección de la misma por los dominados, es en efecto esencial para el llamado "orden" que más que en las bayonetas se apoya en la llaneza mental de las mayorías y en la apropiación por las mismas de los valores de quienes ocupan la primera clase del vapor planetario en el que todos viajamos.
Marx observaba al respecto que no se piensa del mismo modo en una choza que en un palacio. Eso es cierto, pero también los del palacio pueden encontrar sus siervos en las chozas y éstos pueden hacer suyos los intereses y las visiones del mundo de sus señores, de modo que no basta la pertenencia de clase o la situación social para explicar el comportamiento de los individuos, sino que intervienen también -šy cómo!- sus creencias y tradiciones culturales.
Por eso, durante siglos han sido fundamentales como fuerza conservadora las religiones y las respectivas Iglesias. Estas aún hoy mantienen una gran influencia que crece, además, debido a la ola de irracionalismo y de pérdida de confianza en la ciencia y en el conocimiento resultantes del "pensamiento único" neoliberal (o sea, del pragmatismo ciego y del hedonismo que destila por sus poros el capital financiero).
Basta ver al respecto el papel de los mullahs iraníes, de los talibanes afganos, de los fundamentalistas en todo el mundo árabe o islámico; basta registrar el papel de los judíos ortodoxos en Israel en la derecha racista; basta observar el apoyo de las sectas ultraderechistas cristianas a los conservadores y republicanos en Estados Unidos, o el papel del Opus Dei y de otros grupos fundamentalistas en todos los países donde la Iglesia católica, y sobre todo su jerarquía, forma parte importante del establishment y lucha por dominar la educación y por imponer sus concepciones, como cuando los dictadores militares argentinos comulgaban diariamente sin temor a la excomunión ya que eran adversarios decididos del aborto y simplemente mataban a las parturientas y les robaban los hijos, tras haber torturado y asesinado también al padre de los mismos y hasta a los abuelos. Ahora bien, contra las ilusiones ultraterrenales el contraveneno es convencer de que es posible transformar este mundo.
La otra gran fuerza de la dominación reside en los medios electrónicos de comunicación de masas, que pueden hacer de un corrupto y mediocre, como el zar de la televisión privada italiana, Silvio Berlusconi, el líder de la ultraderecha y de los conservadores de su país. Bastaría, para controlar los efectos deletéreos de esa tv privada, aprobar algunas leyes similares a las que impiden vender drogas o medicamentos nocivos o inocuos sin que nadie diga que eso atenta contra la libertad de comercio o la libertad de empresa, porque el bien público se sobrepone claramente en la sanidad al derecho al lucro privado.
ƑPor qué no poner un ombudsman que establezca cuáles programas son nocivos, carecen de calidad, o deforman culturalmente a la gente? ƑPor qué no combatir la explotación de la morbosidad en pos del rating, fijando, de común acuerdo con los medios y tras amplia discusión en toda la sociedad, límites éticos que los programadores deberán respetar? ƑPor qué no fijar por ley el derecho de todas las minorías nacionales a programas en sus propias lenguas, organizados sobre la base de la autogestión y obligatorios para todos los medios audiovisuales?
ƑO establecer, también por ley, que los organismos estatales y paraestatales deban distribuir su publicidad a todos los medios según principios equitativos y de fomento cultural establecidos por la sociedad y todos los partidos? ƑPor qué no obligar por ley a las televisoras privadas a pagar sus impuestos en espacios en horario preferencial, para dar oportunidad al Estado de dar voz a las asociaciones civiles y de hacer programas educativos, informativos, artísticos, que puedan competir con los de la tv privada? ƑPor qué no fijar horas en los programas escolares para enseñar cómo ver la tv, cómo interpretar sus programas, sus informaciones, qué hay detrás de las noticias, haciendo así educación cívica? ƑPor qué los medios impresos no dedican una página a la crítica televisiva, así como tienen crítica cinematográfica, teatral, gastronómica, deportiva?
Para contrarrestar la revolución pasiva en curso se requiere un duro combate en el campo de las ideas. Es cierto que, antes, la izquierda debe tenerlas claras y no aceptar como propias las de la derecha, pero esa es otra cuestión.