DOMINGO 20 DE AGOSTO DE 2000

* La Iglesia saldrá a la calle: Quintero Arce


Critican obispos la aprobación de la reforma sobre el aborto

* Felipe Aguirre: la medida contradice la sicología de la mujer

Alma E. Muñoz * Integrantes de la Iglesia católica reprobaron las reformas al Código Penal del Distrito Federal y señalaron que pese a las causales para permitir el aborto en la ciudad de México, la institución continuará luchando por la defensa de la vida humana.

El obispo emérito de Hermosillo, Carlos Quintero Arce, dijo que, de ser necesario, la Iglesia saldrá a la calle para pregonar la doctrina de Jesús a favor de la vida. En tanto Felipe Aguirre, obispo de Tuxtla Gutiérrez ųrecientemente nombrado además coadjutor en Acapulcoų, sostuvo que es inadecuado legalizar el aborto, por "contradecir profundamente la maternidad y la sicología de la mujer".

Los prelados hicieron un llamado a las mujeres para defender el don de su maternidad y, "si no quieren al hijo, entonces que lo den en adopción".

Ciertamente, señaló Carlos Quintero Arce, no admitimos la violación, porque se golpea la dignidad de quien sufrió el ataque, pero eso "no da el permiso de matar a un inocente. Se debe castigar al violador y obligarle a sostener el gasto hasta que el niño crezca y, si no se sabe quién es, dar con el culpable para hacerle cumplir su responsabilidad de padre".

Una legislación como la aprobada en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, añadió el prelado, "es una ley que da permiso de matar", y nosotros "llamamos a la conciencia de las personas para no admitir crímenes de esa naturaleza".

La mujer, insistió, puede decidir sobre su cuerpo, pero no sobre el niño que está en proceso de gestación. "Si hablamos en contra de la vida, entonces defenderíamos la eutanasia".

ųƑPero qué métodos podría emplear ahora la Iglesia para ir en contra de la legislación recientemente aprobada?

ųLlamar a la conciencia. No se trata de decir 'voy a matar a alguien', ni mucho menos tapar las calles; eso es ir en contra de los derechos de otras personas, pero si es necesario salir, lo haremos. La verdad debe triunfar pese a las oposiciones. El cristianismo en general está en contra del asesinato.

Aguirre Franco dará a conocer hoy su postura respecto del aborto, durante su homilía dominical. Curiosamente, repetirá el mensaje que redactó el arzobispo de Guadalajara, Juan Sandoval Iñiguez, donde acusa a quienes están en favor de la interrupción del embarazo de ser "partidarios del homicidio y defensores de los asesinos".

En su homilía, que dio a conocer por adelantado su obispado, el prelado manifiesta: "Una mujer que realiza un aborto, para librarse de la vergüenza o del fruto no deseado, comete un acto tal, que la va a marcar para toda la vida, y que va a arrancar de lo más profundo de su corazón sus sentimientos de dignidad, y de paz de su conciencia, al realizar algo que va en contra de su instinto más profundo, el materno".

Igual que Sandoval Iñiguez, conmina a los capitalinos a no "convertirse en una sociedad de asesinos por implementar soluciones dolorosas". Para Aguirre Franco "hay una maldad intrínseca en la terminología que se ha fraguado desde esferas muy altas de la sociedad internacional" en contra de quienes defienden la vida desde el momento de la concepción.

"Nosotros queremos defender la vida de todos los seres humanos: de los niños en el seno de su madre; de los que nacen a veces con algún defecto o malformación; de los ancianos improductivos. Queremos defender los derechos humanos de todos porque estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, y la persona lleva un fin eterno en su camino, por tanto, no puede ser tratada como si fuera animal de granja".

Reitera que en el caso de una violación, "la ley debe ser muy estricta en castigar al culpable, pero el culpable no es fruto que resulta, no es el niño que lleva la mujer en sus entrañas, el culpable es el violador y la persona que lo provoca". Cuando existan ataques sexuales, pide que a la víctima "se le sostenga en todas las formas posibles para que lleve adelante la gestación, para que sea madre y pueda educar a su hijo, que al fin y al cabo es de ella; es carne de su carne y sangre de su sangre. Si no lo quiere o no puede tenerlo con ella, entonces que lo dé en adopción".

En el Código de Derecho Canónico, ley suprema de la Iglesia universal, se establece que la institución protege la vida humana, incluso la del no nacido, castigando con penas el aborto. Debido a lo "rechazable" del hecho ųse comenta en la disposiciónų, y a la vista que a menudo se produce en secreto, el legislador eclesiástico elige como pena máxima la excomunión, para hacer ver a todos los que participan en la acción "de qué modo ésta se opone a su propia fe".