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México, D.F. sábado 19 de agosto de 2000
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Editorial

RUSIA: EL ZORRO Y SUS MAÑAS

SOL El dicho popular sostiene que "el zorro pierde el pelo, pero no las mañas". La reciclada nomenklatura ex soviética que gobierna Rusia, como el zorro, puede haber perdido muchas cosas, pero conserva intactos sus valores y sus métodos. Lo demostró el ex miembro del Buró Político del Partido Comunista de la Unión Soviética, Boris Yeltsin, promovido a demócrata por los gobernantes de las grandes potencias , cuando cambió la Constitución por decreto, puso fuera de la ley a su propio partido, mandó bombardear el Parlamento (la Duma) que no controlaba y gobernó, fomentando la corrupción, en alianza con la mafia. Lo demuestra nuevamente el general de la ex KGB, Vladimir Putin, quien se rodea de ex altos miembros de esa policía secreta y mantiene simultáneamente varias guerras paralelas: la "guerra guerreada" (con la tierra arrasada de Chechenia, los muertos que se amontonan, los refugiados que huyen sin destino), la "guerra" llena de treguas y alianzas cambiantes contra los oligarcas y mafiosos que controlan la economía rusa, los medios de comunicación e información, los bancos y parte fundamental del poder, y la "guerra" contra la población, que es considerada, como en la época de Stalin, una peligrosa e inconstante turba que no debe saber nada sobre lo que sucede en el país y en el mundo y debe ser mantenida en la ignorancia y fuera de cualquier decisión, porque podría alimentar veleidades de intervención política y de independencia.

El caso del submarino hundido en el mar de Barents y la tragedia de la pérdida de más de un centenar de marinos demuestra nuevamente en efecto, como antes lo había hecho la tragedia de la planta nuclear de Chernobyl, hasta dónde llegan la incapacidad, la irresponsabilidad, el culto del secreto, el desprecio por la opinión pública de quienes mantienen los métodos clásicos de la ex URSS y de su burocracia. Un oficial de la flota del Artico que había denunciado el terrible deterioro y la falta de mantenimiento de la misma, fue juzgado y condenado. Cuando se produjo la explosión -o el choque seguido por una explosión- que hundió en pocos minutos a la nave con su carga humana, los mandos navales impusieron un silencio literalmente de tumba que se mantuvo durante los tres preciosos primeros días en los que los atrapados en el fondo del mar aún tenían oxígeno y esperanzas. Sólo cuando probaron su incapacidad para salvar a las víctimas empezaron a informar parcialmente sobre lo sucedido mientras aún se negaban a pedir ayuda internacional para salvar a los sobrevivientes (con la misma arrogancia e irresponsabilidad que en 1985 tuvieron otros burócratas, esta vez mexicanos, cuando el terrible terremoto de ese año). Del mismo modo que el pueblo, según los funcionarios educados en la KGB, no debe ser informado para no molestar a quienes dirigen sea la economía, sea la guerra o un salvataje -tanto da- las autoridades, según la tradición stalinista, consideran las pérdidas humanas mucho menos grave que la pérdida de su propio prestigio. Desgraciadamente, si se rasca un poco la superficie de la imagen de un nuevo "demócrata" ruso se corre el riesgo de ver reaparecer los rasgos semiasiáticos de Jossip Vissarianovich Djugashvili, alias Stalin....


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