SABADO 19 DE AGOSTO DE 2000

Ť Eddie Palmieri pide a los músicos que estudien las estructuras armónicas


Un jazz latino excitante, el reto

Ť Su secreto, combinar sus conocimientos con el surgimiento espontáneo de los sentimientos, dice

Juan José Olivares Ť ''Tremendo'', su palabra. Tito Puente y su hermano, Charlie, sus fuentes de inspiración. Es un esteta enigmático y virtuoso del piano, que lo ha llevado a una constante investigación de creativa lucidez. Su nombre: Eddie Palmieri, un sol de la música latina, quien está en México para mostrarnos parte de su metamorfosis: de ''tocador de piano a pianista''.

En el bar Pasta Jazz se iluminó la sombra de Eddie Palmieri. Luego de otorgar dos bellas canciones a nuestros sentimientos (entre las que estuvo Doña Isabel, una exquisitérrima joyita pa'probar sus mieles), con el ingrediente de una efímera catarsis frente a un piano prestado, y de ofrecer una conferencia con la prensa, el maestro, espléndido, nos concedió unos minutos.

Recordó parte de su historia (que bien resumió nuestro compañero Ernesto Márquez en este diario), de su metamorfosis eufónica, de su investigación continua, del desafío de implosionarse con el ''instrumento de las blancas y negras'', y de la pérdida de la esencia de las nuevas orquestas.

Este espíritu de acústicas jazziafrolatinas, que saltó al mundo profesional con la agrupación de Eddie Forrester, luego de influirse por la orquesta de los Picadilly Boys, lidereada por el grandioso Tito Puente, no niega que los inicios del son montuno lo llevaron hasta las más estrictas sonoridades del jazz latino: ''Todo se inició cuando el percusionista Mario Quendo (bongosero de la orquesta de Vicentico Valdés) me trajo 25 discos de 78 diferentes agrupaciones de Cuba, las cuales analicé en detalle; me fascinó el porqué en menos de tres minutos pudieron excitarme. Esto poco a poco lo aprendí científicamente y lo apliqué a las estructuras de jazz latino, que surgía por aquellos años cuarenta''.

El dinamismo que le otorgó el éxito por su amplio conocimiento de la cultura afrocaribeña le ha dado el don de descubrir la maestría de crear atmósferas espontáneas, con sabias orquestaciones sobre la bomba, la plena, el son montuno, la rumba y el jazz latino, en los más de 45 países -incluido México-, en que ha actuado. Sin embargo, el maestro no niega su preocupación por la continuación de los nuevos músicos: ''Veo negativo que las nuevas generaciones no conozcan las estructuras que conozco yo y las que conoció Tito Puente, así como otros grandes de nuestra época, porque no se podrán hacer las obras que se hicieron. Los músicos nuevos que están ahora cerca del jazz latino tienen que hacer un verdadero análisis, porque el reto es hacer de esto una auténtica música bailable, que sea excitante, con tensión y resistencia, que no existe en la llamada salsa monga''.

-ƑEsa investigación continua es la que lo ha llevado a esos lugares eclécticos, tanto del jazz latino como de todos sus ritmos afro?

-Es que todo el tiempo estoy haciendo análisis para saber cómo salen las estructuras de la salsa bailable y los ritmos circundantes; esto lo tuve que hacer para el jazz latino, pero la verdad esos conocimientos vienen de mis maestros, algunos de los cuales eran reales investigadores científicos -algunos trabajaron con George Gerwshin-, así como de mi preparación desde los treinta y los cuarenta. Siempre me llamó la atención armonizar el jazz con la música nuestra bailable, para obtener el jazz latino que nos obliga a entender sus armonías.

-Por medio de 30 años, Ƒcómo ha logrado ese equilibrio?

-Es un trabajo en ambas partes: lo que tengo y siento de manera natural, y lo que se hace con el estudio; de ahí vienen las variaciones y las extensiones, que tienen que ser armónicas para los patrones ya establecidos, que además son los más excitantes y más complicados en el mundo entero.

-Pero, Ƒcómo ha logrado desprender una auténtica espiritualidad de su instrumento?

-Eso lo aprendí de la grandeza de mi hermano Charlie. Aunque me costó muchos años incorporarme al piano, porque a mí me gustaban las percusiones, pero tengo que decir que tuve tremendos maestros que me ayudaron a utilizar las técnicas pianísticas, para luego tirarme al género del jazz latino, que era un estilo completamente distinto a la salsa. Lo difícil para mí ha sido llegar a la técnica de la doble nota, que aprendí con el maestro italiano Flavio Savadra, quien fue el que me ayudó a cambiar al género más trabajado del jazz latino y me impulsó para entrar al género de la música clásica".

Miles de historias y conocimientos dados a lo largo de más de 30 producciones discográficas, entre las que está la más reciente, Masterpiece, al lado del extinto rey del timbal. "Tito, mi maestro, y yo combinamos nuestras pasiones musicales con una extensa plataforma, para formar una dinámica fusión de amor, destreza, admiración y respeto mutuo, así como hacia nuestro género. Con trabajo y amor sale una pieza maestra".

Anoche Palmieri se presentó en la Sala Nezahualcóyotl junto con su sexteto, conformado por Brian Lynch, en la trompeta; Conrad Herwig, trombón; José Claussell, timbales; Joe Santiago, bajo, y Ricardo Flores, percusiones.

Palmieri, un recolector de ruidosos sueños innovadores dentro de este mundo de "la música nuestra: la latina".