SABADO 19 DE AGOSTO DE 2000

Ť El compositor falleció anteayer a los 73 años


Adiós a Donatoni, artesano de la música contemporánea

Ť Su obra, discurso lógico y bien construido: Ricardo Miranda

Angel Vargas Ť La música contemporánea mundial perdió a uno de sus principales "artesanos" y maestros con el fallecimiento, alos 73 años, de Franco Donatoni, ocurrido anteayer en Milán.

Nacido en Verona, Italia, el 9 de junio de 1927, el compositor es considerado una de las figuras señeras de la música europea de la segunda mitad del siglo XX, no sólo por la originalidad y la vastedad de su obra, sino también por su patente vocación académica, de la cual pueden rendir testimonio los creadores mexicanos Juan Trigos y Víctor Rasgado.

La importancia de Donatoni, según Ricardo Miranda, radica en su revisión exhaustiva de los modelos clásicos de la escuela de Viena: "Fue alguien que trabajó muy a fondo y que llevó por un sendero propio la enseñanza de Arnold Schoenberg y de Anton Webern. Más adelante, incursionó y revisó el trabajo de algunos músicos cercanos a él en tiempo, como el propio Karlheinz Stockhausen".

Miranda, musicólogo y titular de la Coordinación Nacional de Música y Opera del INBA, subraya la enorme variedad en el quehacer del autor italiano, cuya "obra respondió a una crisis de valores en la música de su tiempo, que trató de solucionar de distintas formas, como transitar por el experimentalismo y el expresionismo".

Resume: "En general su música se caracteriza por un discurso lógico completo y muy bien construido. Fue un verdadero artesano de la música contemporánea".

Alumno de Donatoni en Italia, entre 1988 y 1992, el compositor Juan Trigos destaca que la originalidad de su maestro radicaba en la ligereza de su música, sobre toda en la de escritura camarística. "La factura es excelente, cuasi mozartiana, no porque se asemeje al estilo de Mozart sino por la nitidez, una elaboración artesanal muy fina".

Los géneros que abarca su trabajo van de la música vocal y solista a los grandes ensambles, e incluso la orquesta, agrega. Técnicamente hablando, inventó una forma que tomó a su vez de su compatriota Bruno Maderna y que se llama relectura, la cual consiste en hacer grandes paneles, segmentos musicales, y reinterpretarlos por medio de manipulaciones del mismo material.

"En toda su música, sobre todo para soli, siempre son dos piezas, un primer panel y una relectura de éste. La rítmica, la pulsación, era muy importante para él, la finura del virtuosismo de cada instrumento. Escribe ad hoc para cada instrumento y, obviamente, para todas sus combinaciones. Lo sobresaliente de él es que aún siendo un clásico, en el sentido lineal, las combinaciones no son ortodoxas. Eso lo hace importante y un genio."

Al considerarlo uno de los grandes maestros del siglo XX, Ana Lara no sólo lamenta la pérdida de Donatoni: también lo enclava como una figura fundamental del repertorio sonoro contemporáneo.

"Su música tuvo influencia directa no sólo en sus alumnos, sino en toda una generación. Me parece más interesante su música de cámara que la de orquesta. Pienso que combina el rigor con una gran soltura y fantasía personal. Donatoni sonaba fuerte y por eso fue muy evidente la influencia que tenía en el resto de sus alumnos. Era tan fuerte su personalidad que resultaba difícil apartarse de ella. Muchos trataron de imitarlo, pero era único."

El vínculo entre México y Franco Donatoni se dio a nivel académico, además de las interpretaciones que de su obra se hicieron en diversos espacios nacionales, entre ellos el Foro Internacional de Música Nueva Manuel Enríquez.

El compositor --ganador, entre otros premios, del Ligeti (1951), el Radio Luxemburgo (1952), el Koussevitzky (1968) y el Pscaropoulo (1979)-- visitó nuestro país durante cuatro años consecutivos, de 1993 a 1996, para compartir sus conocimientos en diversas actividades académicas.

Graduado en composición e instrumentación para banda en 1949, en música coral en 1950 y en composición en 1951, Donatoni impartió clases en los conservatorios de Bologna, Turín y Milán, de 1953 a 1978. En los últimos años fue titular de la cátedra de perfeccionamiento en composición en la Academia Nazionale di Santa Cecilia, en Roma.

Sus obras están publicadas por los editores Zanibon, de Padova; Schott, de Londrés, al igual que Boosey & Hawkes; Zuvini Serboni y Ricordi, ambos de Milán.

Fue miembro efectivo de la Accademia Nazionale di Santa Cecilia y de la Accademia Filarmonica Romana. En 1985, el Ministerio de la Cultura de Francia lo distinguió con el título de comendador de la Orden de las Artes y las Letras.