SABADO 19 DE AGOSTO DE 2000

Ť Feministas y miembros de Pro Vida, protagonistas


La discusión sobre el aborto se extendió a las calles

Ť Serrano Limón, zarandeado y acusado de fascista y retrógrado

Angeles Cruz Ť La discusión sobre el aborto también se realizó en la calle y estuvo aderezada de gritos, empujones y algunos golpes. Los protagonistas: organizaciones feministas e integrantes de Pro Vida. Mujeres y hombres se enfrentaban y defendían con coraje, unos abogando por el derecho de la mujer a tener una maternidad libre y voluntaria, y otros, por la defensa de la vida desde el momento de la concepción. El escenario: la esquina de Donceles y Allende, frente a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, donde los diputados discutieron durante horas la iniciativa de reforma al Código Penal para ampliar las causales de no punibilidad del aborto.

Desde temprano, las organizaciones feministas y algunas del movimiento urbano popular afiliadas al Partido de la Revolución Democrática (PRD) se adueñaron de las escalinatas principales del recinto legislativo y apenas dejaron una orilla para los integrantes de Pro Vida, pero no duraron mucho: empezaron los gritos y descalificaciones de ambos bandos, así como las acusaciones de intolerancia. Vinieron también los empujones por tener el mejor espacio para mostrar sus mantas y carteles.

Las feministas y los perredistas respaldaron la iniciativa de Rosario Robles y reiteraron su decisión de defender "ayer, hoy, mañana y siempre los derechos de las mujeres". Allí estuvieron las luchadoras sociales de siempre: Patria Jiménez, Patricia Mercado, Consuelo Mejía, Ana María Hernández, Gabriela Infante, la infaltable Jesusa Rodríguez, quien al micrófono dio lectura a los derechos sexuales de las mujeres: derecho a conocer y apropiarme de mi cuerpo física, mental y emocionalmente; derecho al placer sexual a través de todos los sentidos; derecho a una sexualidad responsable y protegida; derecho al deseo, la pasión y el orgasmo; derecho a la ternura... así, hasta el derecho a decidir sobre mi cuerpo con responsabilidad.

Abajo, casi cara a cara, las feministas y las integrantes de Pro Vida se cuestionaban sus posiciones y al final nadie cedió: "Tenemos derecho a decidir sobre nuestro cuerpo", decían las primeras, mientras las segundas llamaban "a no cometer un asesinato. El no nacido también tiene derechos".

Rocío Gálvez, vicepresidenta de Pro Vida y quien en los últimos días ha encabezado las manifestaciones de su organización contra la legalización del aborto, pretendió hacerse escuchar, pero no contó con el interés periodístico de los fotógrafos que prácticamente la aplastaron para ir por la imagen del cartel que mostraba un feto abortado en Estados Unidos en el tercer trimestre de gestación.

Las organizaciones feministas y los simpatizantes del PRD rechazaban la presencia de Pro Vida. Amenazantes, se acercaron, pero no pasaban de los gritos y algunos empujones. Y tal vez así se hubieran seguido, pero llegó un hombre que dijo llamarse Luis de Guerrero a gritar: "šUstedes son las culpables por provocar a los violadores!". Un grupo de las feministas se le fue encima para reclamarle: "šMachista!, seguramente ni siquiera tienes madre".

Los ánimos se encendieron y alguien tomó uno de los carteles para prenderle fuego. La lucha por el espacio en las escalinatas se recrudeció. En esas estaban cuando apareció el dirigente de Pro Vida, Jorge Serrano Limón. De inmediato le gritaron "šfascista de mierda!", "šretrógrado!", y más empujones, jaloneos y otra lucha: la de los fotógrafos por tener la mejor imagen. Alguien le alcanzó a dar una cachetada a Serrano, otro le dio un periodicazo en la cabeza y aun así pretendía llegar hasta la escalinata, pero no lo logró y empezó a caminar para alejarse.

A salvo, el líder de Pro Vida responsabilizó a la jefa de Gobierno capitalino y "a sus hordas de la violencia y agresiones de que somos víctimas". Por ahí apareció el diputado Alejandro Rojas Díaz Durán para invitar a Serrano Limón a ingresar al recinto legislativo. Y se lo llevó. No se le volvió a ver en la calle.

Vino la calma y la larga espera en la que las organizaciones feministas con Patria Jiménez al frente refrendaban: "Cuando una mujer avanza, no hay hombre que retroceda" y "anticonceptivos para no abortar, leyes justas para no morir". Dentro del recinto todavía no empezaba la discusión de la iniciativa de reforma. Los casi 20 integrantes de Pro Vida no tuvieron más remedio que alejarse y así se mantuvieron varias horas, hasta que fueron reforzados por una treintena de adolescentes, algunas embarazadas, personal de seguridad privada y un equipo de sonido, con el que lograron igualar -e incluso superar- el nivel de decibeles de las feministas.

Eran casi las cuatro de la tarde. Nuevamente hubo empujones. Ahora los hombres de ambos grupos se pelearon cuerpo a cuerpo el espacio para las mantas. Uno de los carteles con el feto abortado fue el motivo de la disputa. Las escalinatas se saturaron de nuevo y así estuvieron un rato largo en el que se gritaron consignas de uno y otro lado. Un sujeto que se hizo llamar "el poeta desnudo" se desprendió de su ropa, a pesar de las peticiones de la diputada Patria Jiménez para que no se desvirtuara el mitin. Al hombre no le importó y haciendo uso de su libertad de expresión se desnudó.

Después de unos minutos, las feministas y simpatizantes del PRD decidieron dejar el espacio libre para entrar al salón de plenos a escuchar el debate legislativo. Afuera se quedaron los y las adolescentes de Pro Vida exigiendo a los diputados locales que no se votara la iniciativa, que se realizara un plebiscito para decidir si se legaliza o no el aborto. Ya solos, terminaron por irse. Adentro, los diputados continuaban el debate.