VIERNES 18 DE AGOSTO DE 2000
Ť Protestas contra los talleres del sudor
Recuerdan a quienes murieron en la frontera de México con EU
Ť Piden manifestantes el cese de operaciones militares en Chiapas
Roberto Bardini, corresponsal, y Jim Cason y David Brooks, enviados, Los Angeles, 17 de agosto Ť Miles de manifestantes encabezados por inmigrantes que cargaban más de 500 cruces, que representaban a los indocumentados que han perdido la vida en el intento de cruzar la frontera entre Estados Unidos y México, rodeados por mantas con diversas demandas y causas marcharon hoy por las calles de esta ciudad, y llegaron a las afueras de la Convención Nacional Demócrata al concluir una semana de protestas contra la explotación empresarial, la compra de la democracia por el dinero, la brutalidad policiaca y otros temas.
En momentos en que Al Gore aceptaba adentro del centro de convenciones ser candidato presidencial y prometía un país más justo y próspero, afuera los manifestantes denunciaban la falta de justicia que enfrentan inmigrantes y minorías y la falta de salarios justos, techo, salud y educación.
Todas estas demandas, exigidas con tambores, baile, veladoras, silbatos y todo lo que podía generar ruido con el intento simbólico de un grito de resistencia ante el discurso, mientras los manifestantes coreaban que "la voz del pueblo no se apaga".
También la presencia masiva de la policía vigiló hoy a los manifestantes. A pesar de críticas de agrupaciones de derechos civiles y los medios de comunicación nacionales por las tácticas de mano dura de los uniformados, las fuerzas de seguridad de Los Angeles insistieron en que ha funcionado su plan para mantener la seguridad y la "paz" en la ciudad y sus alrededores.
Durante el transcurso del día se realizaron protestas contra el Citibank por el apoyo que recibe del Banco Mundial, la privatización de prisiones y la contaminación del medio ambiente, mientras otro numeroso grupo de manifestantes enfocó la atención en la explotación de la mano de obra inmigrante en los talleres del sudor de la industria de confección en Los Angeles.
Otra protesta muy nutrida fue por la presencia militar estadunidense en la isla puertorriqueña de Vieques, en donde durante maniobras castrenses celebradas en abril del año pasado fue lanzada por "error" una homba y murió un guardia civil.
Estas manifestaciones se unieron más tarde con otras que denunciaban la globalización de la economía promovida por los intereses empresariales. En fin, todos se congregaron en el sitio de protesta designado justo enfrente del centro de convenciones, con una consigna común: "Fin al control empresarial de la vida".
"Desde aquí les estamos enviando un fuerte mensaje a los dirigentes del Partido Demócrata, y en especial a los de origen latino, de que no sirve hacer política a puerta cerrada y que no se puede gobernar sin el pueblo", dijo a La Jornada el chicano Armando Navarro, jefe del Departamento de Estudios Etnicos y profesor de la Universidad de California.
Navarro, quien ha impulsado una serie de actos en la línea fronteriza con México, fue uno de los oradores del acto que convocó a miles de personas y que culminó frente al Staples Center.
La marcha fue una de las más grandes rea-lizadas aquí desde que se inició la Convención Nacional Demócrata, y la presencia policial en las calles también lo fue.
Integraban la protesta organizaciones políticas, sindicales, estudiantiles y de derechos humanos, grupos religiosos, ecologistas y anarquistas, defensores de los traba- jadores migrantes y miembros de Sweatshop Watch, quienes se oponen a los llamados "talleres de explotación".
Jackie Goldberg, representante de los estudiantes universitarios, denunció los "turnos y salarios de esclavos" que pagan algunos fabricantes de ropa de marca y de calzado deportivo juvenil.
Mencionó a las firmas Banana Republic, Gap y Old Navy, y aseguró a la concurrencia que muchos estudiantes californianos dejarán de adquirir estos artículos "por una cuestión de conciencia".
Los manifestantes portaban palomas de tela y cientos de cruces blancas en homenaje a quienes murieron al intentar cruzar la frontera, así como a las víctimas de la violencia policial en las ciudades y a los que perdieron la vida a causa de pésimas condiciones de trabajo.
Mike García, dirigente de los empleados de limpieza en edificios, dijo que en Los Angeles "hay más obreros pobres y trabajadores migrantes que en cualquier otra ciudad de Estados Unidos, y por eso nuestra batalla tiene que ganarse aquí".
La organización sindical cuenta con 9 mil afiliados en la capital de California y 200 mil en todo el país.
Algunos oradores criticaron el asesoramiento estadunidense al ejército de Colombia para la lucha antidrogas, la construcción de una base aérea en El Salvador y el bloqueo económico y político a Cuba.
Otros demandaron el cese de las operaciones de las fuerzas armadas mexicanas en Chiapas y el fin de la militarización de la frontera de Estados Unidos con México, mientras se leía en algunas mantas: "Gore y Bush tienen la misma política exterior".