Ť Los sonidos de la orquesta, en tres discos nuevos
Buscan dar mayor presencia a la Filarmónica de Jalisco
Ť El grupo grabó música sinfónica, popular y de coros de ópera
Angel Vargas Ť Una tríada de grabaciones da voz nacional a la Orquesta Filarmónica de Jalisco.
Se trata de tres proyectos distintos entre sí pero que fueron realizados de manera simultánea por esa agrupación en enero de este año y que se encuentran ya en el mercado bajo el sello de Quindecim recordings: uno de música popular mexicana; otro de corte sinfónico, con piezas de compositores nacionales, y el último, integrado por coros de óperas clásicas del repertorio internacional.
Titular desde 1997 de la Filarmónica de Jalisco --que hasta 1988 fuera la Sinfónica de Guadalajara--, Guillermo Salvador explica que los álbumes tienen su origen en la necesidad histórica de dar presencia y proyección a la agrupación, en primer lugar, a nivel de la República Mexicana y, posteriormente, internacional, ya que existe la intención de distribuirlos en un futuro mediato allende las fronteras.
A su criterio, este tipo de trabajos exige un grado de concentración y perfeccionamiento mayor al que demanda una presentación pública en concierto, tanto a los integrantes de la orquesta como al propio director, porque el resultado, asume, permanece para siempre.
El director asegura que la orquesta vive un momento de ascenso a nivel artístico, que es perceptible, declara, en los más recientes materiales. Con ellos, la discografía de la Filarmónica de Jalisco suma nueve títulos, de los cuales sólo uno fue grabado como Sinfónica de Guadalajara: La noche de los mayas, en 1958.
"La realización de los discos se inició cuando cumplí dos y medio años de trabajo. Sentí que la orquesta venía en ascenso y que había cierta paz, tanto humana como artística, que nos permitía involucrarnos en un proyecto de este tipo. Pensé que era el momento oportuno de hacerlo; espero no haberme equivocado."
Si bien las tres producciones fueron realizadas en el mismo mes y puestas a la venta en forma simultánea, Guillermo Salvador aclara que se trata de proyectos con vida y propósitos autónomos entre sí.
El primero en realización fue el de música sinfónica mexicana. Integrado por las obras Tierra de temporal, de José Pablo Moncayo; Sensemayá, de Silvestre Revueltas; Sinfonía de india, de Carlos Chávez; la poca conocida El festín de los enanos, de José Rolón, y la reciente Danzón Número 2, de Arturo Márquez, el músico lo define como la principal apuesta de la Filarmónica de Jalisco:
"La orquesta aparece totalmente desnuda. Se puede apreciar que es un grupo de artistas de gran capacidad y entrega que tiene los requerimiento técnicos y el virtuosismo para enfrentar cualquier tipo de repertorio. Es un grupo de arte y experiencia."
Segundo en ser manufacturado, el álbum de música popular enfrentó al director al problema de "aligerar la música y hacer la música ligera con gran calidad".
Fue así como definió un repertorio que abarca desde piezas de alegría exuberante hasta de melancolía profunda, como Bésame mucho, de Consuelo Velázquez; El sinaloense, de Severiano Briseño; Sobre las olas, de Juventino Rosas, y la Rapsodia latinoamericana, de Manuel Enríquez, entre otras. "De esta producción resaltan los arreglos, así como la calidad interpretativa".
Finalmente, el de coros de ópera incluyó la participación del Coro del Estado de Jalisco. La premisa fue presentar piezas que pusieran de manifiesto el trabajo y la calidad de la agrupación vocal y que fueran del gusto del público.
Con ese criterio, fueron seleccionados, entre otros, El coro de los Herreros de Il Trovatore y el coro y la marcha Imperial de Aída, de Verdi; Summertime de Porgy and Bess, de Gershwin; y el coro a Boca cerrada de Madame Butterfly, de Puccini.
Satisfecho por los resultados y consciente de los riesgos, Guillermo Salvador comenta que decidió lanzar los discos de manera simultánea "para recuperar el tiempo perdido". Adelanta que trabaja ya en una próxima grabación con música contemporánea; deberá ser realizada a principios de 2001.