VIERNES 18 DE AGOSTO DE 2000
Ť Ya no se escuchan ruidos en el interior del submarino
Se desvanecen las esperanzas de salvar a los marinos rusos
Ť Comienza a hundirse la nave en el fondo del Mar de Barents
Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 17 de agosto Ť En las últimas 24 horas no se logró el más mínimo avance en las labores de rescate de las 118 personas atrapadas en el submarino Kursk, al fracasar uno tras otro los intentos de acoplar los batiscafos (minisumergibles), lo cual desvanece las esperanzas de salvar a la tripulación, si es que aún quedan sobrevivientes de la tragedia.
El pesimismo se sustenta en signos preocupantes, parcialmente reconocidos por los distintos voceros de la armada rusa, que no obstante se permiten hablar del comienzo de "una fase de rescate más productiva" a partir del domingo próximo.
Las evidencias conforman un cuadro inequívoco: por segundo día consecutivo no se escucha ningún ruido desde el interior de la nave; los marineros dejaron de gol-pear el casco de la nave, que hasta el miércoles era la única forma de dar a conocer que había gente con vida dentro del sumergible accidentado el sábado pasado.
Las primeras imágenes del Kursk, obtenidas con una cámara submarina dirigida a control remoto, confirman "serios daños" en la parte delantera del sumergible, sobre todo en el primero y segundo compartimentos; el tercero y cuarto igualmente están dañados y hay rastros de que se produjo una fuerte explosión en la sala de torpedos.
Es decir, en el momento del accidente se inundó casi la mitad de la nave, donde está la mayoría de la tripulación. En esa parte, la proa, están la sala de torpedos y misiles, el puente de mando, el centro de comunicaciones, los camarotes de los oficiales, literas de los marineros, comedor y cocina.
En opinión del almirante retirado Eduard Baltin, habrían muerto casi de inmediato 75 de los 118 miembros de la tripulación, incluidos el capitán y todos los oficiales de mayor rango.
Puede haber sobrevivientes en la otra mitad del submarino, la popa, donde están la sala de reactores nucleares y las instalaciones auxiliares, pero cada hora que pasa reduce sus expectativas de salvación por la falta de oxígeno y las bajas temperaturas.
Aunque las condiciones meteorológicas en la zona han mejorado un poco, los pronósticos no son favorables para el momento en que puedan sumarse a las labores de rescate el minisubmarino británico LR-5 y el grupo de buzos noruegos, que salieron ya del puerto de Trondheim, Noruega, y no llegarán antes del mediodía del sábado.
Mientras, el submarino varado se inclina cada vez más por las fuertes corrientes y, lo que es peor, comienza a hundirse en el fondo marino, cubriéndose de arena, lo que volvería inútiles los esfuerzos por acoplar una cápsula de salvamento.
Surgió este jueves la versión de que el Kursk emitió las primeras señales de socorro el viernes 11 de agosto, tres días antes de que las autoridades admitieran el accidente. Expertos consultados por La Jornada no excluyen que la tardanza pudiera haber sido deliberada, por muy inaudito que parezca, como una manera de ocultar la auténtica causa del accidente.
Asimismo, se considera que agravó la situación la negligencia y la irresponsabilidad del alto mando de la armada, que mintió al decir que no requería ayuda foránea, ahora tal vez ya tardía. O una fatídica combinación de ambos factores.
Pocos creen aquí la versión insistentemente manejada por la marina de guerra de que el Kursk chocó con un "objeto extraño", reiterada hoy incluso por el ministro de Defensa, mariscal Igor Sergueiev, a pesar de que existen testimonios de que en la zona del ejercicio naval, acordonada normalmente por una veintena de buques de guerra, circuló un barco mercante ruso.
Las autoridades militares se niegan a considerar, incluso como simple hipótesis, que el submarino pudiera haber sido impactado accidentalmente por un proyectil lanzado por otro buque de guerra ruso.
A la vez, se sabe que el pasado viernes hubo numerosos lanzamientos de misiles en la zona de la maniobra, y casi no se menciona que buques y aviones de Ucrania participaron en el ejercicio naval e incluso se dispararon misiles desde la base militar de Poltava, en territorio ucraniano.
Si ésta fuera la causa real del hundimiento del Kursk, difícilmente será admitida por la plana mayor de la armada, ya que de por sí quedó muy afectada la pretendida imagen de Rusia como potencia naval y un error así acabaría por darle la puntilla.
Críticas a Vladimir Putin
Sorprende también la tardanza en aceptar la ayuda extranjera. Cifrar todas las esperanzas en que un minisubmarino británico o el grupo de buzos noruegos puedan hacer algo tendría sentido inmediatamente después de ocurrido el accidente, pero no una semana más tarde y sólo cuando lo ordenó el presidente Vladimir Putin.
En tiempos soviéticos se daba especial atención a la preparación de buzos para trabajar a bajas profundidades, del orden de 160 metros. Formalmente, las cuatro flotas rusas tienen asignadas unidades de esas características, pero sólo en el papel.
En la práctica hace tiempo que no se realiza la selección del personal adecuado y no hay dinero para adquirir los equipos especiales que requieren esas unidades. La armada se tardó cuatro días en reconocerlo.
Tras las escasas declaraciones de Putin, hoy le tocó el turno de dar la cara al primer ministro Mijail Kasianov, quien se limitó a señalar lo que todo mundo ya sabe, que "la situación a bordo del submarino está próxima a la catástrofe".
La actitud de Putin, que no consideró necesario suspender sus vacaciones en Sochi, le ha merecido el mayor número de críticas desde que ascendió a los primeros niveles de la política, en agosto del año pasado, cuando fue nombrado primer ministro.
La prensa de este jueves arremetió contra Putin con duros titulares, y un influyente diario, el Kommersant, llegó a reproducir en su primera plana una larga relación de casos en que "verdaderos jefes de Estado" suspendieron sus vacaciones ante situaciones equiparables al drama del submarino.
La conclusión del periódico es demoledora: "Así se comportan los presidentes. Putin actúa como si se creyera un rey".