VIERNES 18 DE AGOSTO DE 2000
Ť Luis Javier Garrido Ť
El mandato
El conflicto que opuso durante seis años a Ernesto Zedillo con el EZLN resume el fracaso de su gobierno en todos los órdenes, de ahí la tensión con la que el equipo de Vicente Fox está enfrentando el problema y la inquietud generalizada ante las próximas elecciones.
1. Ernesto Zedillo está terminando su sexenio llevando a cabo una intensa campaña de propaganda, que nadie cree, y por la que pretende dar una imagen exitosa de sus políticas argumentando su disciplina al FMI y la entrega del poder a un presidente panista, olvidándose que la realidad muestra que los programas monetaristas aplicados por el grupo salinista sólo han conducido en México como en el resto del continente a una mayor desigualdad y a un descontento social sin precedentes, como se ve en el estado de Chiapas, en donde el 20 de agosto, al igual que el 2 de julio, los ciudadanos al votar van a manifestar ante todo, una vez más, su rechazo al gobierno actual y a sus políticas.
2. El voto en las elecciones constitucionales de Chiapas del domingo 20, como a nadie le escapa, constituye un verdadero plebiscito por el que, al optar entre Sami David David (candidato del PRI) y Pablo Salazar Mendiguchía (candidato de la Alianza por Chiapas), los ciudadanos van a decidir si quieren seguir teniendo más de lo mismo o desean un cambio radical en las políticas oficiales. O, en otras palabras, si el sistema priísta, con todo lo que entraña, ha de prevalecer en Chiapas, manteniendo a la entidad como uno de sus últimos reductos y como el espacio desde donde los nostálgicos del priísmo pretenden el absurdo de iniciar la reedificación a nivel nacional de un sistema anacrónico.
3. El sufragio ciudadano va a decidir en consecuencia no sólo cuál de los candidatos será el gobernador de Chiapas para el periodo 2000-2006, sino algo mucho más trascendente: si los chiapanecos quieren que en su estado continúen violándose de manera sistemática los derechos humanos y si el gobierno estatal va a seguir actuando como un simple instrumento del gobierno federal, avalando sus exacciones y cometiendo a su vez, de manera impune, todo género de tropelías. Y, de la misma manera, va a decidir también si se mantendrán las estructuras económicas y sociales injustas y, sobre todo, si continuará en Chiapas la guerra de baja intensidad que el gobierno federal libra contra los pueblos indígenas y de la que las autoridades estatales han sido cómplices.
4. El voto del 20 de agosto va a definir en suma, aunque ello no esté explícito en la consulta, si los ciudadanos chiapanecos quieren que se cumplan los acuerdos de San Andrés, suscritos en 1996 por el gobierno de Zedillo y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que consagran el marco internacional de derechos de los pueblos indios, y en ese sentido si va a retirarse al Ejército federal de Chiapas y se van a desmantelar los grupos paramilitares, y sobre todo si el gobierno va a continuar el diálogo con el EZLN. Y todo ello por una razón: porque un gobierno estatal, autónomo y comprometido, tendrá un peso decisivo en la solución de los problemas que dieron origen al conflicto.
5. Las elecciones de Chiapas, que son las primeras después del 2 de julio, se presentan por lo mismo bajo el signo del cambio, de ahí que tanto el PRI como Ernesto Zedillo estén derrotados de antemano. El PRI, porque en Chiapas se va a votar contra todo lo que este partido representa: desde la presencia de las fuerzas armadas y de los grupos paramilitares en las comunidades, el autoritarismo y la corrupción, hasta las colusión de intereses entre los finqueros y los gobernantes, el narcotráfico, la expoliación de las riquezas naturales y la oposición a que el conflicto se solucione por la vía del diálogo con el EZLN. Y porque muy difícilmente, y sólo con un macrofraude, el candidato priísta podría imponerse.
6. Las elecciones de Chiapas serán también una derrota de fin de sexenio para Ernesto Zedillo, quien por otra parte con ambos candidatos sale perdiendo. La imposición de Sami David, el candidato del PRI, significaría el aval del centro a las viejas prácticas y un retroceso histórico, además de que éste no fue su candidato, sino el del grupo de Roberto Madrazo y de los demás gobernadores estatales que le disputan el control del partido. Y el triunfo del candidato de la Alianza por Chiapas, resulta una debacle para Zedillo, porque además de que Pablo Salazar no era tampoco su candidato, significará el repudio más contundente de los ciudadanos a la cerrazón del gobierno federal a lo largo de seis años, a la delirante militarización del estado y a las políticas de fuerza. Y, sobre todo, a la negativa obstinada de Zedillo al diálogo y a respetar su palabra empeñada en San Andrés.
7. ƑPuede alguien ignorar tras todo lo acontecido que el "conflicto de Chiapas" es un conflicto nacional, y que por lo mismo todo lo que acontezca en estas elecciones tendrá una gran trascendencia para el próximo sexenio?
8. El triunfo de la alianza va a significar un verdadero mandato para el próximo gobierno de Vicente Fox, que más que nunca estará obligado a enfrentar con decisión el conflicto: rectificando las políticas generales del Estado, desmilitarizando a la entidad, cumpliendo los acuerdos de San Andrés y reanudando el diálogo. Es decir, cumpliendo con su palabra empeñada en la campaña.
9. El desplome del régimen priísta es también el desfondamiento de las políticas económicas actuales que han llevado al país a una verdadera quiebra, y ese debería ser el significado de este fin de siglo. El cambio que esperan los pueblos indígenas de Chiapas no es entre un gobernador priísta y otro ex priísta. Las elecciones de Chiapas no deben mostrar tan sólo que el PRI está muerto como un organismo de Estado sino que es posible un cambio real en las políticas oficiales.
10. La única transición posible es la que entrañe otras políticas, ante todo para quienes han dado, no en este sexenio sino a lo largo de los siglos, un admirable ejemplo de resistencia: los pueblos indios, que nos han enseñado que esto no será posible sin la lucha de todos, desde abajo.