JUEVES 17 DE AGOSTO DE 2000

* Creó un proyecto musical y una personalidad tonal alejados de los clichés


Grupo caliente celebra 10 años en la lucha

* La agrupación defeña es considerada auténtica militante del afroantillano en el país

Ernesto Márquez * El Grupo Caliente es un colectivo orgullosamente mexicano que a lo largo de 10 años ha sabido caminar con paso seguro por el difícil espectro del ambiente afroantillano hacia la definición de un proyecto y una personalidad tonal alejados de los clichés de la música comercial y los agujeros negros del negocio.

Creada y dirigida por los hermanos Miguel y Gabriela González, está banda originaria del Distrito Federal ha pasado por cambios y redefiniciones a lo largo de todo este tiempo; sin embargo, la evidente y enorme tenacidad de sus gestores, con la ayuda de elementos claves como el pianista y arreglista Adalberto Romero y el cantante Ramón Celorio, la ha llevado a concretar el concepto deseado, el cual parte de la idea de hacer una música sin concesiones y sin tomar en cuenta lo que digan los puristas del género y los agoreros de desgracias.

Su permanencia en el medio y su "sorprendente" longevidad (pocas agrupaciones han logrado sobrevivir 10 años y todavía celebrarlo) han sido el resultado de una extraña mezcla de realidad y utopía, de dones y sacrificios, de empeños y apuestas por lograr una sonoridad fraguada en torno al son montuno, la salsa, el bolero, la bachata, el vallenato y el merengue con inteligentes adhesiones en sus desarrollos orquestales de elementos musicales provenientes del rock, funk, reggae y rap.

Chilangos con candela

Urbanos de nacimiento pero rumberos de corazón, los del Grupo Caliente han sabido hacer una música afroantillana con futuro, siguiendo el camino que otros comenzaron, influidos por su entorno y sus otros referentes musicales.

Miguel González, el principal compositor, orquestador y director del grupo, ha alimentado el proyecto con canciones bien estructuradas y una temática desacostumbrada por la que nos descubre un caribe urbano rico y entrañable, en cuya periferia crecen esos Barrios pobres que describe en sus canciones, habitados por seres marginales y maravillosos, como Chico matanzas o Lupe la Gorda. Sus canciones no son otra cosa que crónicas urbanas, retratos costumbristas o confesiones de esquina a tiempo de salsa e interpretados con solvencia técnica y alta espiritualidad.

Así crecieron, dando a conocer un repertorio con temas de avanzada (Radio mambo y Vallenato de fin de siglo); de revelador compromiso social y conciencia ecologista (Selva lacandona) o extraídos de la tradición musical nuestra (El chuchumbé, un viejo son jarocho arreglado a tiempo de merengue). Aunque también se daban tiempo para ponernos el alma de convergencia con rollos del corazón como Ya ves, o evocativos y nostálgicos de la talla de Sigo aquí, este último en espléndido vallenato autoría de Gabi González, primera voz y flautista del grupo. Temas que, entre otros, le dieron cuerpo a las dos únicas producciones discográfica, Barrio pobre (93) y Fin de siglo (97), realizadas ambas de manera independiente.

Su calidad y alta proyección musical la han puesto de manifiesto en todo tipo de escenarios, desde auditorios populares y fiestas callejeras, hasta selectos y elegantes salones de baile.

Esta misma condición les ha valido para actuar en Europa. En Grecia, por ejemplo, fueron la sensación musical de La Playa por 4 meses consecutivos.

Son también reconocidas sus participaciones en apoyo de movilizaciones sociales, así como su presencia en festivales culturales, como el Cervantino y el del Caribe.

Asimismo, se destaca su trabajo musical realizado para la televisión. De ellos son los temas Fuego y La herencia, compuestos ex profeso para la telenovela Con todo el alma, que transmitió Televisión Azteca.

Actualmente forman parte del proyecto "afrochilangos", que tiende a revindicar nuestra tercera raíz (la africana) y en el que también participan investigadores de lo negro, musicólogos, bailarines y teatristas.

La difusión cultural que han venido realizando a lo largo de estos diez años de ejercicio musical los hacen auténticos militantes de lo afroantillano en pos de una cultura artística que integre las más variadas manifestaciones musicales con un sello de mexicanidad.

Mañana viernes concluyen una breve temporada de tres noches en el Bar León (Brasil 5), con el fin de celebrar 10 años de lucha y de mucha música caliente.