JUEVES 17 DE AGOSTO DE 2000
Ť Gala hispana para celebrar la presencia latina
Presentación "en español" de las figuras del Partido Demócrata
Jim Cason y David Brooks, enviados, y Roberto Bardini, corresponsal, Los Angeles, 16 de agosto Ť El candidato a la vicepresidencia, Joseph Lieberman, se presentó ante los delegados latinos a la Con- vención Nacional Demócrata, así como una de las hijas (con un admirable manejo del español) del aspirante a la presidencia Al Gore, el reverendo Jesse Jackson y varias figuras del Partido Demócrata.
En el podio de la convención se brinda espacio a una gama de políticos latinos del partido durante esta semana, y se adopta la consigna "sí se puede" de César Chávez.
Los Lobos, Enrique Iglesias, el cómico Paúl Rodríguez, el actor Edward James Olmos y otros colaboraron con una "gala hispana" para celebrar la presencia latina del partido. Y es que los latinos están más de moda que nunca.
Después de la ofensiva republicana dirigida por el candidato George W. Bush para buscar atraer el voto latino con el uso del español, del sobrino mexicano-estadunidense, de los mariachis durante su convención nacional en Filadelfia, los demócratas intentan ahora defender la lealtad de la mayoría del voto latino.
Y así, comienza una batalla por el voto de esa minoría, el sector electoral de crecimiento más rápido en Estados Unidos.
ƑPor qué importa un sector electoral que sólo representa en total entre 5 y 6 por ciento del voto nacional? "Por la demografía política", responde Harry Pachón, director del Instituto de Políticas Tomás Rivera y experto estadunidense en electorado latino. Todo tiene que ver con dónde está concentrado ese voto.
Resulta que el voto latino se concentra en varios estados claves que pueden determinar el resultado de las elecciones de noviembre. Más aún, los latinos representan ya la minoría más grande en 18 estados de los 50 de la unión, y ninguno más importante que California, donde vive uno de cada tres latinos en Estados Unidos.
Según Pachón, si la elección es cerrada en este estado, el voto latino puede determina el resultado: cada 4 por ciento del voto de ese sector que obtenga un candidato, representa un punto más en el resultado electoral a nivel estatal.
Aunque por largo tiempo los votantes latinos sufragaban en favor de los demócratas, en 1984 Ronald Reagan obtuvo 40 por ciento de ese voto en California, lo que contribuyó a su triunfo.
Ahora los republicanos sueñan que si su candidato Bush logra hacer lo mismo, eso podría resultar en un triunfo en California, un estado indispensable para Al Gore y los demócratas.
Mientras que ambos candidatos se esfuerzan para hablar en español, y sus respectivos partidos insisten en que son la casa política natural de los latinos, es im- portante subrayar, advierte Pachón, que no hay tal cosa como un bloque o sector latino homogéneo.
Según encuestas, los latinos tienen preferencias diversas, algunas más liberales (seguro de salud, control de armas, derechos del inmigrante) y más conservadoras en otras (aborto, privatización de las escuelas públicas y ambivalentes sobre la inmigración, con 50 por ciento a favor de incrementarla y el mismo porcentaje en contra).
También hay diferencias entre los estados en que residen, ya que en California las políticas antinmigrantes del anterior gobernador republicano, Pete Wilson, aglutinaron al sector latino, y politizaron a un subsector que antes no participaba, mientras que en Texas, el gobernador republicano George Bush logró el apoyo de cerca de 44 por ciento del voto latino.
Pero los dos partidos se han dado cuenta que este sector está creciendo más rápido que cualquier otro del electorado y si no en esta elección, en el futuro el voto latino será cada día más determinante.
Al acelerarse el ritmo de naturalización (42 por ciento de los adultos latinos nació en el extranjero), y la adopción de ciudadanía, así como también el número creciente de latinos que cumplen la edad legal para votar (18 años), este sector está obligando a los estrategas a tomarlo en cuenta, no sólo por los entre 5 millones y 6 millones de votos que representarán en esta elección, sino porque en el futuro no se podrá triunfar a nivel nacional y, localmente, sin ellos.
El problema es que no hay un "ellos", y Pachón señala que sólo hablar español, aunque se aprecia, no es lo que conseguirá este voto. Los dirigentes latinos están de acuerdo: demandan más que unas cuantas palabras en español, se insiste en que se aborden seriamente los temas más importantes para este sector.
Todavía no se sabe si este mensaje ha llegado, en inglés o español, a la atención de los dos candidatos de los principales partidos de este país. Quizá se sabrá el día de las elecciones.