MIERCOLES 16 DE AGOSTO DE 2000

Ť El investigador Luis-Martín Lozano anuncia nuevo libro acerca de la pintora


La obra pictórica de Frida Kahlo carece de estudios detallados

Ť La experiencia de la artista en Estados Unidos la hizo valorar más su mexicanidad, sostiene

Merry Mac Masters Ť Aun en una artista tan "expurgada" como Frida Kahlo, de quien se quiere saber todos los detalles de su vida personal, ha habido poca atención en el estudio detallado de su obra, sostiene el historiador de arte Luis-Martín Lozano. A pesar de las investigaciones hechas por Teresa del Conde, pionera en escritos sobre Kahlo, Raquel Tibol, y luego la biografía pormenorizada de Hayden Herrera, la localización de los cuadros de la pintora y su estudio, han tenido que esperar a un "segundo momento" que para el investigador es el actual.

Lozano, quien el jueves 17 impartirá la conferencia Frida Kahlo: definiendo el universo estético, al inicio del curso Mujeres modernas, en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, habla en exclusiva del libro de próxima aparición sobre la pintora donde el editor tuvo particular interés en recuperar mediante una investigación internacional sus obras "dispersas en el mundo".

Prologado por Carlos Monsiváis, con un texto de Antonio Saborit ?también se reproduce el escrito Frida Kahlo y el arte actual (1943), de Diego Rivera?, Lozano, autor del ensayo central, se refiere a su particular enfoque: "A mí me interesó analizar la pintura de Frida en el contexto artístico en el que se desarrolla. Hago hincapié en cómo el entorno de los años 20 modeló e influyó notablemente en sus primeros acercamientos. Es decir, aunque Frida se manejó como una artista autodidacta, sí estudió el mundo artístico que le rodeaba. No era una advenediza. Era culta, había leído mucho, y se interrelacionó con una intelectualidad y con un contexto artístico importante.

"Entonces, sus primeros cuadros de los años 20 están conectados con el ambiente del renacimiento mexicano. Frida no fue indiferente a los postulados de vanguardia del estridentismo, ni al método de dibujo de Adolfo Best Maugard. En un momento dado confiesa que se había sentido atraída por los frescos de Diego Rivera y se conocen un par de obras que trabajó en fresco en muy pequeño formato y tan experimentales que una de ellas casi está destruida".

Asimismo el investigador reflexiona sobre cuán decisiva fue la experiencia de Kahlo en Estados Unidos: "Aunque se insiste en que Frida extrañaba México, que no se hallaba bien entre los gringos como ella los llamaba, lo cierto es que su viaje a San Francisco en 1930 y a Nueva York en 1931, le pusieron en contacto con la vanguardia, incluso, la permiten ver cuál era la percepción en EU sobre el arte de México. De alguna manera Frida valora mucho másleo matizsu mexicanidad al verse expuesta en un contexto que le es ajeno. No es gratuito que justo cuando regresa de este primer viaje asume de manera completa su ajuar y vestimienta como mexicana, y se distingue de aquello que es occidente frente a lo que es México".

El entrevistado también repara en el hecho que Kahlo, para consolidar su carrera como una pintora autónoma e independiente de Rivera, hace su propia investigación de las fuentes mexicanas en la que se acerca a los exvotos y al arte popular. Al decir de Lozano, para entender el desarrollo de Frida, más que saber que "sufría, tuvo abortos, amantes y que se peleaba con Diego", hay que tener preciso el contexto estético y artístico que a finales de los 30 le lleva a la conclusión que está preparada para ser un artista por méritos propios". Es, entonces, cuando expone por invitación de Julien Levy en Nueva York.

La investigación de Lozano realizada para el libro Frida Kahlo (Landucci Editores para un banco), de más de 200 páginas, igualmente recupera la experiencia surrealista de Kahlo. Para el especialista el que la pintora se haya desdicho en vida del surrealismo marcó de manera definitiva lo que se ha escrito al respecto. En eso también contribuyeron las cartas que Kahlo mandó desde París a amigos en México y EU, donde se quejaba de los surrealistas y André Bretón, diciendo que eran unos flojos, unos mantenidos, sin un verdadero compromiso social y político. El efecto de esta postura, advierte Lozano, es que "muchos de los que han escrito sobre Frida desde México reclaman su originalidad a base de desdeñar su contacto con el surrealismo".

Para Lozano la pintora sí quiso ser surrealista: "Frida era una mujer muy preparada. En EU se da cuenta qué es el surrealismo y lo estudia para prepararse al encuentro de Bretón. Los cuadros que pinta en 1935 son de un mundo mucho más doméstico y regional. Pero, a partir de 1937 se vuelven profundamente oníricos. Frida empieza a adecuarse para que cuando llegue Bretón, diga que siempre ha sido surrealista. Es decir, no en balde pinta cuadros como Lo que el aqua me dio (1938, aunque la firma es del 39), Las dos Fridas (1939), La mesa herida (1940), donde se ve un florecimiento de su acercamiento al surrealismo".

Si después Kahlo se desliga del movimiento europeo, esto no se debió sólo a una cuestión personal, sino a un asunto de solidaridad política. Lozano explica: "El distanciamiento de Rivera y Trotsky, y el posterior asesinato del político ruso, orillan a los surrealistas a marginar a Rivera de una manera feroz al considerar que traicionó los ideales de la revolución bolchevique. Aunque nunca lo declara de manera explícita, tengo la idea que Frida rechaza el surrealismo porque se solidariza con Rivera. Al fin había conseguido lo que deseaba: exponer individualmente en Nueva York, en una de las galerías surrealistas más prestigiosas y que el mismo padre del movimiento le escribiera una introducción. Además, había expuesto en París entre los surrealistas y había sido reconocida como tal. Ya después lo que éstos dijeron o no dijeron, no le resultó importante ni trascendente".

Un acierto del novel volumen sobre Kahlo es que se ha fotografiado de nueva cuenta muchos cuadros sin marco. En el proceso, relata el entrevistado, se descubrieron firmas y fechas que estaban tapadas. En otros casos algunos de los cuadros fueron limpiados y consolidados justo antes de la nueva fotografía. Lozano apunta que los cuadros de la pintora han sido reproducidos una y otra vez con base en las mismas fotos, lo que las va "quemando". Al hacer las tomas ex profeso, se pudieron tomar detalles en placas que en el libro aparecen en páginas completas, revelando rincones o segundos planos o detalles pequeños que en la obra original apenas se ven. En el volumen también se incluyen un par de dibujos al parecer inéditos y un estudio iconográfico de Frida que se sabía objeto de seducción.

(Como parte del curso Mujeres modernas, el martes 22 Rosa Casanova hablará sobre "Tina Modotti: La fragmentación de la plata"; mientras que el jueves 24 Luis-Martín Lozano se referirá a "María Izquierdo, ¿pintora de vanguardia o de mexicanidad?", para finalizar el martes 29 con la conferencia de Laura González Matute sobre "Mujeres en la plástica mexicana posrevolucionaria: Isabel Villaseñor, Rosa Rolando de Covarrubias y Rosario Cabrera". El horario es de 17 a 19 horas y la dirección es Justo Sierra 16, Centro Histórico. El cupo es limitado y el costo, de 400 pesos.)