MIERCOLES 16 DE AGOSTO DE 2000
Ť Jesse Jackson, Susan Sarandon y Tim Robbins critican la política antinarco
La guerra antidrogas, una limpieza étnica, asegura congreso disidente
Ť Es un acto de violencia del Estado contra los pobres y las minorías de Estados Unidos, afirma
Jim Cason y David Brooks, enviados, Los Angeles, 15 de agosto Ť La guerra contra las drogas es una "limpieza étnica" estadunidense y un acto de violencia del Estado contra los pobres y minorías en este país, se denunció hoy en un foro político paralelo a la Convención Demócrata.
Ante más de 2 mil participantes en la llamada Convención Sombra --congreso de disidentes paralelo a la convención demócrata--, el reverendo Jesse Jackson, los actores Susan Sarandon y Tim Robbins, el dirigente latino Antonio González, el escritor Gore Vidal, entre otros participantes, denunciaron el costo de la guerra contra la droga en Estados Unidos y las guerras que, bajo esta justificación, se libran contra otros países, como Colombia.
Esto en el mismo día que el Partido Demócrata aprobó su plataforma política que apoya la misma política de guerra antinarcóticos: "Necesitamos reducir la demanda de drogas, detener las drogas en la frontera y romper las bandas de droga que están distribuyendo veneno en nuestras calles".
O sea, más de lo mismo.
Dorsey Nunn, un activista negro de California, afirmó: "Decenas de miles de afroamericanos están siendo arrancados de nuestra comunidad" por la guerra contra la droga, la cual ha encarcelado a más de 500 mil estadunidenses por crímenes en general no violentos, algunos con condenas a cadena perpetua.
"Sólo porque nosotros seamos violentos, no implica que el Estado lo sea", dijo al señalar a unos 50 familiares de reos acusados de crímenes no violentos y arrestados por poseer droga.
Sarandon y Robbins describieron algunos casos reportados de detenidos y encarcelados por las leyes antidrogas, que han duplicado el número de reos en este país por cometer crímenes que no involucraron vio- lencia contra otros.
Señalaron casos en donde jóvenes detenidos jamás recibieron tratamiento en la cárcel y sólo fueron entrenados para ser mejores criminales.
De acuerdo con las leyes de California, cuando una persona comete un tercer delito se debe imponer una condena de 25 años o de por vida, y hasta hoy esta medida se ha aplicado a 3 mil personas.
Los actores Sarandon y Robbins se refirieron a lo sucedido un joven detenido bajo estas leyes, quien fue colocado en aislamiento de 24 horas y sólo se le permitían dos medias horas para salir al aire.
Estos casos, indicaron, resultan ser en su mayoría de gente pobre y de grupos minoritarios, y Robbins preguntó: "ƑEstamos llevando a cabo una guerra contra la droga o es esto una versión estadunidense de una limpieza étnica?"
Para la activista Geri Silva, las víctimas de esta guerra no declarada "no cuentan con recursos propios para comprar drogas, comprar su tratamiento ni su libertad como en el universo paralelo de los ricos que abusan de drogas".
Este foro de voces disidentes, que incluyó a activistas, artistas, legisladores demócratas, jueces, analistas y cómicos, es otra expresión de una multitud de eventos, marchas y actos de protesta de una amplia gama de críticos a la cúpula política del país.
Algunos actos dentro y otros fuera del Partido Demócrata se han enfocado en los estadunidenses sin techo, en demandas de la justicia para los jóvenes, por la defensa del derecho de la mujer, por salarios dignos de los trabajadores, una celebración del beso en público por los derechos de los gay y fiestas de títeres por la justicia social.
Anoche, al concluir el concierto de pr otesta de Rage Against the Machine en un sitio de manifestación designado en las afueras de la convención, la policía intervino y ordenó a los 7 mil manifestantes que abandonaran el lugar.
Antes de poder cumplir la orden, la policía --aparentemente menos capacitada que la de Filadelfia, que reguardó la Convención Nacional Republicana--, atacó a los manifestantes disparando balas de hule y granadas acústicas, además de que forzó una retirada de pánico de unos cuantos cientos atrapados por la maniobra.
Mientras el presidente Bill Clinton terminaba su discurso ante los fieles del partido sobre cómo el país ha mejorado económica y moralmente, afuera las escenas parecían a una acción militar de represión.
Entre los heridos estaban un abogado de la Unión Americana de Derechos Civiles, un reportero del diario The New York Times y un reconocido activista de los sin techo de Los Angeles.
"Parece un gulag", declaró hoy un angelino. "Jamás habíamos visto una presencia tan masiva de la policía", agregó su esposa, ambos burócratas del gobierno federal en esta ciudad.
"Así es como se ve una democracia", declaró Susan Sarandon ante los disidentes que asistieron al foro, al distinguir a los preocupados por la justicia social, que no fueron invitados a las convenciones políticas que celebra la democracia oficial a un par de cuadras del evento.