MARTES 15 DE AGOSTO DE 2000
* Renace Siqueiros en Los Angeles *
Jim Cason y David Brooks, enviados, Los Angeles, 14 de agosto * Renace David Alfaro Siqueiros en Los Angeles.
Casi 70 años después de que furiosos líderes cívicos cubrieron un mural del pintor mexicano, el Instituto de Conservación Getty y el Monumento Histórico El Pueblo de los Angeles inaugurarán esta semana una exposición dedicada a la resurrección del mural América tropical.
El proyecto de rescate de la obra se espera completar durante la primavera de 2002, declaró a La Jornada Sam Luna, director de El Pueblo.
Durante la celebración de la Convención Nacional Demócrata en esta ciudad, el museo El Pueblo inaugurará la exposición La preservación de "América Tropical": un proyecto de 30 años, en Pico House, un ex hotel cercano al lugar donde se recupera el viejo mural.
Esta historia fue de controversias y pintura, para crear y para tapar. El mural de 6 por 28 metros, el único público que aún existe en Estados Unidos pintado por Siqueiros, fue realizado en 1932 en un muro exterior, cerca del sitio donde nació esta ciudad. Los líderes cívicos buscaban restaurar la decaída área de la calle Olvera y crear un "mercado mexicano auténtico" para darle nueva vida al lugar.
Siqueiros vivía entonces en Los Angeles, enseñando en una universidad local, cuando el dueño de una galería de arte en la calle Olvera lo comisionó para pintar un mural en una pared exterior de Italian Hall, donde se ubicaba la galería.
El artista diría más tarde que sus patrones esperaban que pintara "un continente de hombres felices, rodeados por palmas y loros, donde la fruta se desprendía voluntariamente para caer en boca de mortales contentos".
En 1932, Estados Unidos estaba en medio de la Gran Depresión, pero también era un momento de gran efervescencia social cuando sindicalistas, socialistas, comunistas y anarquistas, entre otros, estaban muy activos en la vida de la ciudad, y el gobierno federal promovía deportaciones masivas de mexicanos en el suroeste. Por otro lado, Siquieros era Siquieros.
"Asistido por un equipo de ilustradores, muralistas y artistas escénicos, Siqueiros trabajó sobre la comisión, de agosto a octubre de 1932, experimentando con materiales industriales modernos y técnicas de aplicación de pintura con pistola pulvarizadora", explica el Museo Getty en un boletín informativo sobre el mural difundido esta semana.
Muchas de esta técnicas eran novedosas, con el uso de pinturas automotrices y cemento. "Desde aquí, todos mis métodos cambiaron en el camino hacia una tecnología moderna para el arte social moderno", explicaría años después el artista.
La noche previa a presentar el mural, Siqueiros ordenó a sus asistentes irse a sus casas y él regresó a trabajar solo. El día siguiente, el critico de arte del Los Angeles Times Arthur Millier fue testigo de la presentación de la obra. "Cuando por fin bajaron el andamiaje... los observadores exclamaron", escribió.
El mural ofrece una imagen de una pirámide prehispánica en ruinas con una serpiente y un gigantesco árbol que se enrolla en la construcción. Al centro, hay un peón indígena crucificado en una doble cruz y sobre su cabeza vuela un águila americana --misma ave que aparece en las monedas estadunidenses--. Del lado derecho, dos revolucionarios apuntan sus armas al ave.
"Lo que deseaban era un escenario de Hollywood, de la vieja California", explicó Miguel Angel Corzo, el ex director del Getty. En su lugar, comentó Corzo a Los Angeles Times hace unos años, se les presentó "algo transcendental y universal".
Según el museo Getty, críticos de arte de la época calificaron la pieza como obra maestra del muralismo monumental.
Pero los líderes cívicos no compartieron esta visión estética y más bien se alarmaron. Toda la parte del mural visible desde la calle fue inmediatamente cubierta con pintura blanca. La visa de Siquieros para permanecer en el país fue cancelada y fue expulsado del país.
Seis años más tarde, el resto del mural fue tapado y perdido para la historia. Según los organizadores de la exhibición que se inaugura esta semana, el mural presentado en 1932 fue percibido como "una acusación contra el imperialismo y la explotación de Estados Unidos".
La historia del mural revive a fines de los sesenta y poco antes de morir Siquieros había aceptado regresar a repintar la parte central del mural, pero no lo logró.
Se realizaron varias iniciativas para rescatar la obra, incluyendo una encabezada por Tomas Zurian, experto en restauración del Instituto Nacional de Bellas Artes. Fue hasta 1987 cuando El Pueblo, junto con la Fundación Amigos de las Artes de México y el Instituto de Conservación Getty, comenzaron el proyecto para rescatar el mural.
De forma irónica, la pintura blanca utilizada para tapar el mural podría haberlo salvado --al conservar las pinturas automotrices y el cemento utilizado por el artista-- del deterioro que causan el sol y la contaminación de Los Angeles.
Dos mexicanos, Agustín y Cecilia Espinosa, encabezaron el equipo que completó la primera fase del proyecto de rescate --retirando la pintura blanca, limpiando y consolidando la capa original y asegurando el yeso a la pared de ladrillos.
El edificio Italian Hall, sobre el cual está el mural, ha sido acondicionado para resistir terremotos y existen planes para construir una plataforma de observación como un centro para ofrecer interpretaciones de la obra.
El Getty y el gobierno municipal han otorgado parte de los 3.7 millones de dólares que se calcula son necesarios para el proyecto, y se comenzará una campaña de recaudación de fondos este otoño a fin de conseguir lo que falta.
Franchesca Pique, especialista en conservación del Getty, comentó a La Jornada que el objetivo del proyecto es preservar el mural, no restaurarlo o repintarlo. "Ahí --dijo-- está el mural completo, solo que está en malas condiciones".
Siquieros reaparece en Los Angeles.