MARTES 15 DE AGOSTO DE 2000

* Está hundido en el Mar de Barents con poco oxígeno


En peligro los 116 tripulantes del submarino nuclear ruso Kursk

* La Flota del Norte prepara una operación de salvamento: Popov

Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 14 de agosto * El ejercicio naval de la Flota del Norte, concebido por el alto mando de la Armada de Rusia como la mejor demostración de su capacidad para reanudar el patrullaje regular en el Mediterráneo, acabó en el peor accidente de un submarino nuclear ruso en los últimos 11 años.

El sumergible Kursk, orgullo de la flota rusa, quedó atrapado en el fondo del Mar de Barents desde el mediodía del pasado domingo, sin que se conozcan las causas. Se menciona una colisión con otro submarino, aunque es poco probable, y hay otra versión, más factible, sobre una explosión en el depósito de torpedos.

La información con que se cuenta indica que los compartimentos delanteros del submarino se llenaron de agua, lo que provocó el hundimiento a una profundidad de 107 metros. El capitán, Guennadi Liachin, ordenó el bloqueo de los dos reactores nucleares para evitar un incendio en el sistema de enfriamiento, como el que ocasionó la muerte de 42 marinos en el accidente del Komsomoliets, el 7 de abril de 1989, también en el Mar de Barents.

La vida de los 116 miembros de la tripulación del Kursk corre serio peligro debido a que, por razones desconocidas, no entraron en funcionamiento los acumuladores de emergencia que permiten restablecer la electricidad a bordo y regulan el sistema de suministro de oxígeno.

Extraoficialmente se maneja la versión de que el submarino siniestrado, violando las normas de seguridad, no llevaba acumuladores de emergencia, uno de los dispositivos más caros y escasos en la flota rusa. Resulta difícil de creer, pero no imposible, que haya influido el hecho de que el Kursk salió al mar para participar en maniobras que durarían sólo tres días.

De cualquier forma, las reservas de oxígeno alcanzan para contadas horas y, hacia la madrugada de este martes, el alto mando de la Armada tendrá que intentar salvar a la tripulación.

Para tal propósito se han desplazado a la zona del accidente prácticamente todos los buques de la Flota del Norte, incluidos otros tres submarinos y embarcaciones dotadas de equipos especiales de rescate.

Bajo la coordinación del comandante de la Flota del Norte, almirante Viacheslav Popov, se diseña en estos momentos la operación de salvamento de la tripulación, cuyas posibilidades de éxito fueron calificadas de "no muy altas" por el titular de la Armada, almirante Vladimir Kuroyedov.

Las declaraciones de Kuroyedov contrastan con el optimismo de algunos voceros de la Armada, que poco antes habían afirmado que la tripulación sería rescatada sin problemas y que incluso no descartan levantar del fondo marino al Kursk para remolcarlo a su base.

Rusia asegura que la situación radiactiva es normal y que no hay peligro de una catástrofe ecológica, debido a que el submarino accidentado no lleva armas nucleares. Habitualmente, los sumergibles de la clase Antei, llamados en occidente Oscar-2, están dotados de 24 misiles crucero.

El accidente del Kursk pone en entredicho los planes del Kremlin de restablecer la presencia de la flota rusa en el Mediterráneo, a partir de noviembre próximo y después de 10 años de haber suspendido el patrullaje regular en esa región estratégica.

El presidente Vladimir Putin firmó, el pasado 4 de abril, un decreto sobre "la política de la Armada rusa para el periodo hasta el año 2010", que especifica que las mejores embarcaciones de las Flotas del Norte, del Báltico y del Mar Negro "defenderían los intereses de Rusia en el Mediterráneo".

El Kursk era uno de los cinco submarinos nucleares que integraría el contingente, encabezado por el crucero Almirante Kuznetsov. El drama en el Mar de Barents puso de relieve las carencias de su flota y, en esa medida, es un duro golpe a las aspiraciones de Rusia de ser reconocida como gran potencia marítima.

El percance del submarino también puede afectar la carrera política del almirante Kuroyedov, considerado el principal promotor de la propuesta de volver al Mediterráneo, a contrapelo de las voces que advirtieron que Rusia no cuenta con la infraestructura indispensable para una tarea de esa magnitud.

Se comenta que la idea gustó tanto al presidente Putin que tiene ųtenía, quizáų la intención de encargar a Kuroyedov la coordinación de toda la política militar con rango de primer subjefe de la Oficina de la Presidencia. Al menos, en un gesto poco habitual, Putin asistió a la reciente defensa de la tesis doctoral de Kuroyedov.

En Washington, fuentes del Pentágono confirmaron que la nave de espionaje electrónico USNS Loyal operaba en el mar de Barents cuando ocurrió el siniestro del Kursk. Pero el vocero Craig Quigley aseveró que "no tenemos indicios de que una nave de Estados Unidos tuviera participación en este accidente", reportó Ap.