MARTES 15 DE AGOSTO DE 2000
* Dos actos: uno público y otro privado, en el cual los ricos "fijan la agenda"
La realidad de un partido controlado por el poder económico
Jim Cason y David Brooks, enviados, Los Angeles, 14 de agosto * Al Demócrata le gusta proyectar una imagen de partido del ciudadano ordinario, promedio, del trabajador, campeón de las minorías y defensor de los derechos civiles, y esta semana los oradores en el podio de la Convención Demócrata incluirán ųademás de los políticosų a trabajadores, madres trabajadoras, maestras y defensores de los ciudadanos.
Pero esto no debería ocultar la realidad de que es un partido controlado por algunos de los políticos más ricos del país y por el dinero de algunas de las empresas más poderosas del mundo, Hollywood, y de la cúpula sindical.
En realidad, hay dos convenciones en Los Angeles. La primera es el espectáculo público difundido al mundo desde el Centro de Convenciones Staples donde, empezando esta noche, los oradores comenzaron a elogiar las virtudes del partido ante las cámaras de televisión y no pocos delgados demócratas lucieron aburridos. La segunda, y mucho más importante, se inició la semana pasada y continuará hasta el jueves, detrás de puertas cerradas en cocteles y actos privados donde los ricos y poderosos que fijan la agenda de este partido festejan la democracia.
Más que cualquier otra cosa, esta segunda convención es una oportunidad para que el Partido Demócrata recaude dinero y permita a los poderosos donantes expresar sus opiniones. El diario Los Angeles Times calcula que esta semana se celebrarán, en promedio, unas 100 fiestas y otros actos privados cada noche. Pero el calendario de estos festejos exclusivos no es público (copias del calendario de fiestas privadas está marcado con un "confidencial"), y si se permite el acceso a las cámaras de televisión, solo pueden filmar los actos, pero no a los invitados. El domingo hubo un desayuno de 100 mil dólares por pareja en la casa de la actriz Barbra Streisand con la presencia de Bill Clinton, y un torneo de golf de 100 mil dólares por persona. Otros actos incluyen, esta semana, una recepción de 50 mil dólares por persona el jueves con el vicepresidente y candidato presidencial Al Gore, y un coctel de 5 mil dólares por cabeza con el legislador demócrata más poderoso de la Cámara, el líder de la minoría, Richard Gephardt.
Aunque tradicionalmente el Partido Republicano ha sido caracterizado como el "partido de los ricos", el Demócrata compite en ese terreno, recaudando cantidades de dinero sin precedente este año. De hecho, mientras la categoría de donantes que han contribuido con más al Partido Republicano ųlos "regentes republicanos"ų son aquellos que han dado 250 mil o más, el grupo de donantes más generosos de los demócratas ųllamado equipo "Liderazgo 2000"ų son los 18 individuos y empresas que han dado por lo menos 350 mil al partido. Sólo este año, escribió The New York Times, el Partido Demócrata ha recaudado casi el doble del monto que logró en el mismo periodo antes de la última elección presidencial.
Los donantes, según una lista distribuida por el Partido Demócrata, incluyen a Microsoft, Citigroup (matriz de Citibank), Goldman Sachs y United Parcel Service. Además, ATT, General Motors y Motorola. Cada una ha contribuido con un millón de dólares tanto a demócratas como a republicanos.
Lo que estos donantes reciben a cambio es acceso. De acuerdo con una reciente investigación y sondeo de la revista The Nation, más de la mitad de los grandes donantes ha hablado con por lo menos un oficial electo en el ultimo año, comparado con sólo 9 por ciento de los votantes ordinarios que han tenido ese privilegio. No es sorprendente, entonces, que 71 por ciento de los votantes encuestados por The Nation califique a este sistema, en donde el dinero compra acceso al poder político, como "soborno legalizado".
El Partido Demócrata, claro, no sólo recibe contribuciones de empresas. Cerca de un tercio de las donaciones al partido provienen de los grandes sindicatos nacionales. Pero las contribuciones empresariales siguen siendo mayores a las sindicales, según un sondeo reciente.
Por otro lado, los políticos y los altos funcionarios demócratas no pueden ser caracterizados precisamente como "gente trabajadora". Cinco de los seis legisladores más ricos del Senado son demócratas y según The New York Times, casi uno de cada nueve delegados en esta convención es millonario. Este año, un candidato demócrata al Senado gastó un récord de 36.7 millones de dólares para ganar su lugar en la boleta.
La influencia de estos grandes donantes es visible en el desarrollo de las políticas económicas, según Robert Borosage, fundador de la Campaña por el Futuro de América, y activista del partido. Señala que las recientes encuestas de opinión confirman que una mayoría en este país cree que los beneficios del auge económico no han llegado a ellos, y que el libre comercio promovido por esta presidencia ha costado más empleos de los que ha creado.
Pero los donantes ricos, con la excepción de los sindicatos, se han beneficiado al incrementarse el valor de la bolsa de valores en más del doble bajo las políticas económicas de los últimos ocho años y son grandes promotores, en general, de las políticas de libre comercio. Borosage advierte que esta brecha entre los donantes ricos y los votantes comunes puede crear serios problemas para el Partido Demócrata en este periodo crítico que culminará en las elecciones nacionales de noviembre.