LUNES 14 DE AGOSTO DE 2000
Ť Hubo entrevistas para medios informativos de EU, no para los nacionales
"Cómo ha cambiado don Vicente": sancristobalenses
Martín Diego, corresponsal, Rancho San Cristóbal, Gto., 13 de agosto Ť "Hoy no hay entrevistas", dijo el presidente electo Vicente Fox, quien salió de este lugar custodiado por seis elementos del Estado Mayor Presidencial que impidieron a los medios informativos obtener una declaración del ex gobernador y atropellaron a Blanquita, señora de 61 años "amiga de doña Merceditas, la mamá de Vicente", dijeron vecinos del rancho.
"Cómo ha cambiado don Vicente", dijo Lucrecia Mandujano, vecina del lugar. "Ya ni nosotros le podemos hablar como cuando vivía por acá... y mire que yo lo vi desde que era así de chiquillo", indicó poniendo la mano a la altura de sus rodillas.
Más gente que de costumbre, más comercios, más autos, más reporteros se ven en el rancho que tanto presume Fox, donde le gusta descansar. Fotos, autógrafos en revistas, playeras, señales, porras, acompañaron al presidente electo en el camino de la casa de su madre a la capilla. "Ahora veo a más gente", dijo el párroco, "qué bueno que vengan más a escuchar la palabra de Dios". "Y a ver a Fox", dijo una mujer de Colima.
Afuera de la capilla, los reporteros esperaban una declaración del hombre de las botas. "Por lo menos un mensaje", pedían a sus ayudantes, que respondieron: "No va a haber nada, todo es hasta México".
A la salida del guanajuatense tronó una bomba frente a su cara, pero yucateca, organizada por Margarita Díaz Rubio de Ponce: "En Yucatán, con Vicente, el presidente, nuestro corazón hace štan!, šbomba!", y otras mujeres "Chente, estás muy guapo", "Nada de Lucía Méndez, eh...", y al son de El Siete Mares, canción de José Alfredo Jiménez: "Ya los del PRI pónganse a temblar, porque aquí está Vicente, que es el mero bueno"; los turistas que atrae Vicente desde que ganó las elecciones se tomaron fotos hasta con los reporteros, lo principal "es llevarse un recuerdito".
Pero los sancristobalenses que ahora también formaron parte de la valla de visitantes en su propia tierra, acostumbrados a entrar y salir de la casa del otrora patrón del rancho, fueron detenidos por los elementos de seguridad... "ay, mamá; ya ve, ya la pisaron, mejor vámonos a la casa, ya no se puede saludar a Vicente", decía una vecina que recordó: "así no era, antes era más sencillo".
Entre el mar de porras, Arturo Vázquez Alcalá, de Guadalajara, Jalisco, con lágrimas en los ojos exigió al presidente electo que revisara el expediente de la Sociedad de Crédito y Ahorro del Noreste, sucursal Tlaquepaque, pues "los ahorros de toda mi vida y cinco de mis familiares están ahí, nadie nos responde, espero que usted sí".
"Envíame un escrito y voy a revisar tu caso", respondió Fox en un minuto al problema de una vida, de dos vidas, de cinco vidas, de don Arturo.
Mientras, la prensa local y nacional esperaron que Vicente hiciera un espacio entre sus guardias para hablar, "Ƒcómo le fue en su viaje?", volvieron a preguntar.
Juan Manuel Rodríguez, ayudante de Fox, volvió a atajar: "Toda la información hasta México, pero tomen las fotos que quieran". Sin embargo, periodistas de la CBS y los diarios estadunidenses The New York Times y The Washington Post entraron a la casa; los nacionales quedaron afuera.
"Hay que pintarnos el pelo de güero", dijo Jaime Ramírez, reportero de Radio León. "Ya, tranquilo", respondió un escolta.
Treinta minutos duró la entrevista con los medios extranjeros, y Fox cabalgó dentro de su rancho por cinco minutos. "šAhí está, ya tienen su foto!" se burló el mismo escolta.
En la plaza, mientras los pequeños de San Cristóbal jugaban, mujeres que vieron crecer a Vicente ocupaban las bancas y decían: "Cómo ha cambiado, ni nosotras nos podemos acercar, pero así lo queremos, vamos a echarle ganas. Dios bendiga a Vicente".