LUNES 14 DE AGOSTO DE 2000
Ť Aline Pettersson Ť
La prisión de las buenas conciencias
ƑDónde deben esconderse las mujeres para evitar el riesgo a la violación? ƑQué hombre puede hacer suyo el sentimiento de impotencia ante el abuso de quien violenta y mancilla un cuerpo indefenso? Y luego, una vez satisfecho el apetito, desechar el recipiente como se desecha lo que cumplió con su fugaz cometido. Para, en último caso, recibir un jalón de orejas, un castigo menor, muy menor y nunca comparable al de ella. Porque la mujer que sufre el ataque no sólo quedará marcada con el horror del suceso sino que también se verá obligada a cargar para siempre las consecuencias de este acto para el que no fue consultada.
ƑDónde queda la lucha de las mujeres que han buscado tan arduamente reivindicar sus derechos, ser dueñas de sus propios cuerpos? ƑNo lo son los hombres? Quien sostenga que el aborto en cualquier circunstancia es asunto fácil deberá asimismo aceptar que su conocimiento de la condición femenina es nulo. Un aborto será siempre una decisión dolorosa, tanto externa como interna. Por otra parte, parece ser que si el hombre desparrama su semilla es natural, para eso es hombre. El que la mujer deba dejarla que crezca en su entraña ultrajada es su obligación, para eso es mujer. Y si protesta y si se resiste, a la cárcel con ella. ƑCómo se atreve a rechazar la ruindad hecha no sólo a su cuerpo sino a su vida entera? Bajo esta perspectiva, las mujeres no son otra cosa que recipientes sumisos de la brutalidad en ellas ejercida. Sus derechos de individuos no merecen ser tomados en cuenta. Así es y ya. ƑY ya?
ƑCómo no tomar la pluma para protestar por un asunto de tal manera grave como el cambio de leyes en un estado de la república? ƑDónde más proseguirá? ƑQué otras iniciativas se impondrán? ƑCómo cerrar la boca ante un hecho que derrumba de un tajo la posibilidad de no acrecentar el horror que lleva ya de suyo la violación? Y todo esto mientras se siguen estudiando las posibilidades de elevarse a los primeros círculos del mundo, a la vez que, por otra parte, se desciende a los círculos del oscurantismo más atroz.
Las palabras pueden torcerse para ser acomodadas a conveniencia de quien las ejerce. Porque el primer momento en que la semilla agresora masculina se instala por la fuerza en el vientre femenino, y por un tiempo lo suficientemente largo, como para conseguir frenarlo, el tejido es un tejido aún indiferenciado. Sí, será --de seguir su desarrollo-- un ser humano. Mas en ese momento es únicamente su posibilidad futura. No es ese bebé cuyas manecitas se juntan implorando piedad, imagen que tanto horroriza a las buenas conciencias, que no se alteran un ápice con el futuro trunco de la mujer violada o de la criatura nacida en las más siniestras condiciones. Porque después, en efecto, serán las manos de un niño las que pidan piedad desde el abandono paterno, desde la rabia y la impotencia maternas. ƑY eso no resulta ser una realidad mucho más cruel, mucho más inhumana?
Así que la mujer que ha sido víctima de la agresión masculina no tiene otro camino que el de agachar la cabeza y acoger la semilla que le arrojaron sin su consentimiento o ir a la cárcel en que su vida ha de convertirse o ir a la cárcel a donde será recluida, con las puertas también cerradas de la casa de un dios masculino cuyos vicarios predican la certeza de su condena, si a los escasos días del agravio, ella busca librarse de la carga. Y, claro, el producto no tiene la culpa, pero aún es eso: producto, no niño.
ƑDónde queda el derecho de las mujeres para rechazar el papel de incubadoras de los bajos instintos que se ejercieron en sus cuerpos? ƑEs que no debe haber una mirada que contemple los hechos desde la óptica de quien sufrió el agravio? ƑPor qué se mira para otro lado? ƑDios y el césar en contubernio para regir en el cuerpo de ellas sin que ellas tengan más posibilidad que la de acatar el mandato o ser encarceladas?
ƑY después? ƑQué vendrá después?