Ť Bárbara Jacobs Ť
Libros y ex libris
Es muy difícil ciertamente decir la verdad, sobre todo cuando se trata de un libro que te haya gustado de un colega, no digamos ni siquiera que te haya fascinado, Ƒcómo vas a admitir que incluso le tuviste un poco de envidia al autor? Te permito cuantificar tu pecado, es decir, minimizarlo, siempre que me prometas pronunciar claramente: "El libro me gustó". El hecho es que Ex Libris, de Anne Fadiman, o las Confesiones de un lector, ensayos personales de una autora estadunidense, menor de cincuenta años, a quien nada menos que Cynthia Ozick encuentra comparable con Charles Lamb, es muy bueno. ƑComparación exagerada? Quizás. O tal vez no. ƑQué te atreves a destacar tú de Ex Libris?
Para no pretender aligerar la envidia al recurrir a señalar también y para empezar, extensamente, sus posibles fallas, me atenderé a reconocer en Fadiman al verdadero amante de los libros, de la lectura, de los autores, de las librerías, de las bibliotecas: de la palabra escrita y su poder de vínculo. Pero, para no presentar a Fadiman como un sabio inaccesible, advertiría su gracia, su actualidad al hablar del presente presentísimo y del pasado pasadísimo, pues se refiere a los clásicos antiguos con la misma familiaridad con que lo hace al hablar de sus contemporáneos, desconocidos para mí estos últimos. Trata los viejos temas con el desembarazo con que los trataría si fueran nuevos, si hubiera temas nuevos y alguien los tratara por primera vez.
Sin embargo, en una lectura inicial destaqué una actitud de franca libertad de la autora, que es lo que me atrajo con mayor fuerza a su literatura. ƑDe dónde la sacó? Fadiman cuenta al final del libro cómo la contrató el director de una revista. Cuando ella sugirió colaborar con una columna sobre libros, él le dijo que nada de eso; que debía olvidarse de toda clase de reportajes y dedicarse, exclusivamente, a hablar de sí misma. Lo que al principio la desconcertó, posteriormente se convirtió en el desafío que la emancipó, en sus propias palabras. A tal grado que, sin prejuicios, reconoce que el meollo de sus escritos es su familia; familia, aprende el lector, de tres generaciones de lectores escritores obsesivos, fanáticos, paradójicamente esclavos del saber, del lenguaje. El padre de Fadiman, no en vano, declaró al final de su vida: "No he hecho otra cosa que pensar", según narra ella, casada, además, con escritor.
Ex Libris es divertido, aleccionador, didáctico y de paso conmovedor; para ser releído; la prueba es que mientras escribo estas líneas quiero volver a leer "Nada nuevo bajo el sol", sobre el plagio y si es plagio lo que han cometido desde Virgilio hasta Sterne pasando por, o no.
Resulta que hace unos días me llegó la notificación de que la oficina de correos tenía un sobre con impresos para mí. Mi agente literaria, antes de irse a Cadaqués, me envió el libro de Fadiman con una notita en el sentido de que sabía que me iba a gustar. Tenía razón. Ya le contaré que me gustó tanto que, después de entablar una batalla contra mi sentimiento de envidia, había ganado en mí la virtud contraria y, en afortunada consecuencia, logré animarme a escribir esto y decir la verdad.
Ex Libris parece haber sido escrito con toda facilidad, parece haber sido contado, y esto da una sensación de cercanía al lector con el autor, lo hace sentir que él, también, podía haber escrito el libro, y, me pregunto, Ƒno representan estas manifestaciones el signo de la calidad? Estoy segura de que, si aumentó en mí la poca envidia que sentí por Fadiman de entrada, aumentaría el doble, triple, cuádruple, ese pecado en los pobres críticos, a quienes, por cierto, nada diría que Fadiman, además, fuera madre de dos hijos. ƑAsí que sí se puede tener todo? Quizás en el Primer Mundo, en el que la autosuficiencia los hace sentirse, en efecto, autosuficientes. No por otra razón, sino porque, hélas, lo son. Lo son, y todo lo que emprenden les sale bien.
A mí no. De ahí que me plazca haber pasado por todo un proceso antes de atreverme a pronunciar con toda claridad, "Ex Libris me gustó". Está muy bien superar la envidia; cómo no. Pero, tener con qué crecerse uno mismo ante ella, está mejor. O que, ƑFadiman habría podido leer un libro mío en su original, es decir, en español, y experimentar un triunfo en comentarlo? Porque, si creen que lo que produjo la experiencia de que mi agente me enviara un libro de un contemporáneo mío fue sólo envidia, están equivocados. ƑEn dónde dejan los celos? ƑEnvió mi agente un libro mío simultáneamente a Fladiman? Y a todo esto, Ƒsuperé la envidia? ƑY los celos?