DOMINGO 13 DE AGOSTO DE 2000

Ť Es miembro del organismo que busca reducir la deuda de países pobres


Michel Camdessus, de banquero a consultor de Juan Pablo II

Ť El ex jefe del FMI no recibirá remuneración regular, pero el Vaticano rembolsará sus gastos

Roberto González Amador Ť Michel Camdessus, quien por 13 años promovió los planes de ajuste estructural de las economías no industrializadas desde el máximo puesto del Fondo Monetario Internacional (FMI), fue nombrado por el Papa Juan Pablo II consultor del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, el organismo que encabeza los esfuerzos del Vaticano para reducir o perdonar la deuda de los países en desarrollo, la mayoría de ellos usuarios de préstamos que otorgó el propio FMI en condiciones draconianas en la última década y media.

Camdessus dejó anticipadamente la principal oficina del FMI a orillas del Río Potomac en Washington a finales de 1999, dos años antes que concluyera su encargo como director gerente. En esos días mantenía profundas diferencias con el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Lawrence Summers, sobre la restructuración del fondo, un tema que ha centrado las deliberaciones de los países miembros durante las últimas tres reuniones del organismo.

El sacerdote supremo del mercado y la apertura económica en los países en vías de desarrollo llegó a la Curia romana. Como miembro del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, un puesto similar al de integrante de un directorio, Camdessus, de 67 años, no recibirá una remuneración regular, pero los gastos en que incurra serán rembolsados.

THAILAND_WORLD_TRADE_jpg El Vaticano no precisó las funciones específicas que desarrollará Camdessus, cuando notificó el nombramiento el pasado 7 de agosto.

Un despacho emitido ese día por la agencia Reuters, dio cuenta que el banquero sería consultor de los esfuerzos vaticanos para reducir la deuda externa de los países del Tercer Mundo, una iniciativa de la que también forman parte el propio FMI y el Banco Mundial.

Michel Camdessus "encarna como pocos esa elite de administradores de cultura enciclopédica, a medio camino entre la política y la economía, que produce la selecta École Nationale d'Administración", publicó en septiembre de 1999 el diario español El Mundo, en una semblanza.

Ex director del Departamento del Tesoro francés y ex gobernador del Banco de Francia (central), Camdessus es un políglota experto en las vidas de fray Luis de León y Santa Teresa de Jesús, doctor en Derecho y en Economía, que ha dedicado su vida profesional al servicio público en su país, como funcionario de la ex Comunidad Económica Europea y en el FMI.

Bajo el mando de Camdessus, el Fondo Monetario Internacional encabezó en la última década la promoción de la apertura económica, privatización de empresas públicas y liberalización comercial de las economías de países no desarrollados, medidas que no lograron aligerar la pobreza. Según el Banco Mundial, mil 300 millones de personas en el mundo sobreviven con menos de un dólar al día.

A partir de 1995, con la crisis mexicana, Camdessus se colocó en el centro del debate sobre la estructura y funcionamiento del sistema financiero internacional y el papel del Fondo para prevenir y actuar en momentos de emergencia económica. La crisis asiática y posteriormente la de Rusia -en donde recursos prestados por el FMI a Moscú fueron a parar a cuentas de miembros del entorno del ex presidente Boris Yeltsin en un banco de Nueva York- mermaron la fuerza del banquero, que finalmente tuvo que adelantar su retiro.

Y es que la receta del FMI es de sobra conocida, sobre todo en países como México, que ha debido recurrir a los préstamos del organismo de manera recurrente a partir de la crisis de la deuda externa al inicio de los años 80: privatización de empresas, reducción del gasto público, aumento de impuestos, apertura económica y financiera y el sometimiento de la política económica al cumplimiento de metas financieras.

Mantiene un discurso "aperturista"

Camdessus, sin embargo, mantiene en público un discurso "aperturista". En noviembre pasado pronunció uno en Roma, tejido sobre la idea de oponer los "valores cristianos" al "capitalismo salvaje".

Dijo entonces: "La manera en la cual la economía de mercado se ha instalado en las ex economías planificadas (socialistas) o en los países en desarrollo que están llevando a cabo un proceso de reformas, agrava los peligros de la globalización. Nos recuerda lo peor del capitalismo salvaje del siglo XIX. Las necesidades de empleo y de ingresos económicos y la debilidad del Estado son tales que muy a menudo se pisotean los derechos individuales y los derechos de los trabajadores. Cunde la corrupción y la violencia. Se exportan fábricas altamente contaminantes sin ningún miramiento para con el medio ambiente y la salud pública. Ciertamente hay crecimiento, pero no el tipo de crecimiento de alta calidad que uno quiere promover. ƑDe qué sirve esta integración a escala mundial que ignora las normas éticas o la ley".

El ex director gerente del FMI solía describir su trabajo como el de "un misionero en jefe para vender el evangelio del ajuste estructural". Pero al menos para un grupo numeroso de organizaciones no gubernamentales, la visión es distinta.

La figura de Michel Camdessus fue una de las más criticadas durante una serie de protestas callejeras a fines de 1999 en la ciudad estadunidense de Seattle, donde se realizaba una reunión de la Organización Mundial de Comercio. Las agrupaciones criticaban los planes de ajuste estructural impuestos por el FMI a los países, a los que identificaban como generadores de mayor pobreza y marginación en los países pobres, en beneficio de las grandes corporaciones trasnacionales.

La ola de protestas se traslado en abril de este año a Washington, durante la reunión conjunta del FMI y el Banco Mundial, aunque Camdessus ya había renunciado al organismo.

El 23 de septiembre de 1999, Camdessus declaró en Washington que los países pobres agobiados por el peso de la deuda externa no deben esperar que la solución a sus problemas "caiga del cielo".

-ƑCree posible avanzar en sentido de reducir la deuda o cancelarla, como han propuesto personalidades y algunos países alrededor del mundo? -lo interrogó un periodista de Radio Vaticano ese 23 de septiembre, el mismo día que el Papa había recibido en Roma a integrantes de Jubileo 2000, el grupo que promueve la condonación de la deuda, entre los que se encontraban los artistas Bono, Quincy Jones y Bob Geldof.

"La solución no caerá del cielo"

Camdessus respondió: "este no es tiempo de relajar la disciplina ni de esperar que las cosas caigan del cielo. Y lo digo porque en el Vaticano tienen las llaves del cielo, Ƒno?".

En septiembre de 1996, el FMI y el Banco Mundial dieron a conocer la iniciativa para reducir la deuda de las naciones pobres altamente endeudadas, conocida como HIPC, que podría ayudar a 33 naciones a disminuir sus débitos externos en unos 90 mil millones de dólares.

La deuda total de esos 33 países, entre los que se cuentan Bolivia y Nicaragua, alcanza 430 mil millones de dólares.

Arnaud Zacharie, integrante del Comité para la Abolición de la Deuda del Tercer Mundo, señala que las cláusulas de la HIPC sólo tienden a hacer más sostenible el peso de la deuda de los países que se acogen a la iniciativa, pero se basan en la misma lógica que los llevó a su empobrecimiento y endeudamiento. Las condiciones imponen al menos tres años de ajuste estructural, austeridad presupuestaria, privatizaciones masivas y una economía totalmente "volcada hacia la exportación". La misma receta de hace 15 años. Hasta ahora, sólo seis países han sido elegidos para un alivio de la deuda: Bolivia, Uganda, Mauritania, Tanzania, Mozambique y Senegal, con reducciones en promedio de 40 por ciento de sus endeudamientos, porcentaje lejano al 90 por ciento ofrecido.

"Los signos de la época no revelan soluciones extraordinarias para los problemas del mundo", dijo Camdessus en noviembre pasado.

Ahora, en el ambiente vaticano, cerca del río Tiber, tendrá tiempo para reflexionar, lejos de la agitación de Washington, sobre la deuda externa y la pobreza.