SABADO 12 DE AGOSTO DE 2000
Ť En la zona de conflicto chiapaneca, sin importar partido
Los indígenas sufren presiones prelectorales
Hermann Bellinghausen, Nuevo Momón, Chis., 11 de agosto Ť En este momento en Chiapas se suceden situaciones de excepción: una descarada corrupción y compra del voto, un escenario prefabricado de conflictos agrarios para justificar las acciones paramilitares y una nueva escalada de militarización. De un modo o de otro, los indígenas de la zona de conflicto, sin importar partido, sufren presiones prelectorales.
Así lo revela una voz que parece salida de las novelas de Bruno Traver, o los cuentos de Rojas González, aunque tiene su vena picaresca. En el crucero de Nuevo Momón -que a la derecha baja a El Edén y a la izquierda sube hacia Vicente Guerrero, en la región tojolabal- patea el suelo y mira al frente y luego a los lados, rápidamente, un hombre, campesino, de edad mediana:
-Vinieron hace 8 días a repartir dinero aquí en Momón y en Edén. "De la seca de café", le dice el gobierno; pero, antes, pidieron credenciales y tomaron nombres y claves de hombres y mujeres. Era condición. Aunque ellos mismos no se ponían muy de acuerdo. Otros del gobierno decían que era para pagar los daños de las fumigaciones de Moscamed.
-Al día siguiente vino otro grupo a decir claro cómo están las cosas -prosigue el campesino-; hablaron con los del Edén y de Francisco Villa, "Ora sí ya se comprometieron", dijeron. "Está muy bueno así, porque quién sabe que chingaderas hicieron ustedes por lo que no votaron el 2 de julio. Por eso perdió el PRI". Y agrega:
-Ahora quieren asegurar el voto, y por eso el apoyo económico. Dijeron los del gobierno: "Ahora sí queremos que voten por Sami David. Y si no votan, ya no van a tener Procampo, Progresa, y lo van a perder todo". Les dijeron que se olviden, si gana Salazar Mendiguchía no les va a dar nada. Que Salazar tiene la idea zapatista, que es estar en contra de los priístas.
Por un momento, sólo uno, el hombre parece que va a reír. Pero se contiene:
-Lo mismo fueron por el lado de la frontera, en Amparo Aguatinta unos campesinos entregaron acta de nacimiento para acreditarse al reparto. No se las aceptaron. Quieren credencial de elector, sólo. No aceptan otra cosa. Dinero para que votemos, pues.
Según cálculos de los propios círculos oficialistas, que tratan de ocultar la mayoría de las encuestas, sólo en dos regiones tendría garantizado el PRI un voto mayoritario: la Selva Lacandona y los Altos. En las 7 restantes, incluida la zona norte, es posible que gane el candidato opositor.
En el típico paso del temor al pánico, de repente brotan disputas por la tierra en el corazón de la zona de conflicto, en Ocosingo, Altamirano, Yajalón, Las Margaritas. A los priístas les debe parecer el mejor momento para disputar tierras a los zapatistas, en condiciones oscuras y con prisa y violencia súbitas. Ya ocurrió en Nueva Providencia, en El Paraíso, y se teme que ocurra en la cañada de Las Margaritas por parte de campesinos del PRI.
Los movimientos de paramilitares en Yajalón se suspendieron con la llegada del Ejército federal. "En la cañada de Altamirano, donde los indígenas habían detectado un campo de entrenamiento nocturno del grupo paramilitar que apoyan los ganaderos y priístas, las bases de apoyo del EZLN mantienen cerrado el acceso durante la noche (de 6 pm a 6 am) a la altura del Aguascalientes de Morelia.
Protección electoral o cerco militar
Mientras corren versiones no oficiales de que estarían ingresando a territorio chiapaneco miles de efectivos del Ejército Federal, sobre todo en la franja fronteriza, procedentes de Tabasco, la amenaza paramilitar abandonó su estado latente y echó a caminar.
El ataque a Tierra y Libertad-El Paraíso, en Yajalón, fue más violento de lo que se ha querido reconocer por parte del gobierno estatal, apostándole a una abierta ambigüedad. No sólo están las expresiones del procurador chiapaneco, dudando de la autenticidad de fotos e informaciones de la prensa local y nacional. También las acciones institucionales para controlar la situación.
Entre los primeros en llegar al lugar de los hechos se contaba el equipo de una televisora internacional. En las afueras del predio, en ese momento ocupado por gente de Paz y Justicia, encontraron a personal de la PGR, quienes al ver el despliegue de cámaras optaron por retirarse. "No estamos aquí para el show televisivo", argumentaron, para luego advertirles: "Tengan cuidado, ambos grupos tienen armas de alto poder". Pero, como dice un periodista: "si fuera cierto no hubiera habido un desalojo sino un enfrentamiento".
Una casa de las que los paramilitares no quemaron estaba totalmente acribillada, y alrededor no habían levantado todavía decenas de casquillos. El grupo armado rondaba el predio, y sin abandonar una actitud hostil, sus miembros aceptaron hablar y ostentarse ante los medios de comunicación, mientras la PGR se retiraba para no salir en la foto. Ayer, una semana después, el Ejercito federal y la PGR encontraron sólo 8 casquillos de bala, y de bajo calibre: 16, 22 y 38. Días antes, según testigos, lo que había eran casquillos de armas mayores.
En la misma ambigüedad se reacomoda la ocupación militar. Se movilizan tropas a la zona norte, mientras los patrullajes sobre los Aguascalientes zapatistas son constantes, y entre otras cosas transportan muebles y material de construcción a los cuarteles en tierras ejidales. Para instalarse mejor.
Al mismo tiempo, la CMDH anuncia que el Ejercito federal podría cambiar algunas instalaciones, uno que otro campamento, por "vencimiento de los permisos". Pero nada se menciona de los terrenos ocupados sin autorización, en sitios claves como el río Euseba, Guadalupe Tepeyac, La Garrucha, San Cayetano, Majomut, Roberto Barrios y Amador Hernández.
Ahora bajo el pretexto de vigilar las elecciones, que se anuncian difíciles, aumentan las tropas federales y se termina de cerrar el cerco sobre las comunidades en resistencia, y de paso sobre las comunidades rehenes del voto corporativo, institucional o como se llame a estas alturas del partido.