Ť Conflicto social en puerta ante la pérdida de 40% de plazas laborales
Sequía y precios bajos amenazan al valle agrícola de San Quintín
Ť Este año se redujeron 50% las hectáreas cultivadas Ť El tomate, antes a 15 dólares, ahora a 6
Jorge Alberto Cornejo, corresponsal / II, San Quintín, BC, 11 de agosto Ť La sequía y la caída de los precios de las hortalizas a nivel internacional amenazan con convertir a San Quintín -considerado anteriormente como uno de los valles agrícolas más prósperos del noroeste del país- en una extensa región árida e improductiva.
Ubicado a 300 kilómetros al sur de la frontera con Estados Unidos, el valle registra la peor sequía de que se tenga memoria en los últimos 27 años, por lo que los productores de la zona comienzan a buscar mejores tierras para sus cultivos en otras entidades.
La Asociación de Productores de Hortalizas de San Quintín establece que los problemas de falta de agua en esta zona -perteneciente al municipio de Ensenada- inició en 1973 cuando se registró una crisis que redujo la superficie de los cultivos en 40 por ciento.
No obstante, dos años después se recuperó con la ayuda de los productores venidos de Michoacán, Jalisco y Zacatecas; pero, en 1985, de nueva cuenta se registró una sequía que obligó a reducir las siembras en 30 por ciento, aproximadamente.
La recuperación entonces demoró casi una década y para finales de 1994 las 11 mil hectáreas de tierras cultivables en San Quintín se encontraban produciendo tomate, cebollín, espárragos, pepinillos y fresa, todo para el mercado de Estados Unidos.
Sin embargo, los productores de la región comenzaron a sufrir las repercusiones de la ausencia de precipitaciones pluviales al siguiente ciclo que los obligó a reducir el número de hectáreas de cultivo y desde entonces la baja ha sido constante, estabilizándose en poco menos de 10 mil hectáreas entre 1998 y 1999.
Pero este año la reducción de hectáreas cultivadas fue de 50 por ciento. Según datos de la Secretaría de Fomento Agropecuario (SFA) en la zona se cosecharon el año pasado 9 mil 600 hectáreas de cultivo de siembra y temporal y en éste sólo se sembraron 5 mil y de ellas, las 2 mil 700 hectáreas de temporal se perdieron, dejando al valle sólo con una producción de 25 por ciento.
Aunado a ello, en general el sector productor de las hortalizas en el estado resiente el comportamiento negativo de los precios del mercado en los tres últimos años.
De acuerdo con el reporte de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural (Sagar), del ciclo de 1998-1999 al de 1999-2000 se redujo el valor de la producción de hortalizas de 2 mil millones 529 mil 469 pesos a 2 mil millones 247 mil 547 pesos.
El rendimiento de las cosechas también se redujo como consecuencia de la falta de agua; en el caso del cebollín, las 2 mil 230 hectáreas cultivadas registraron una cosecha promedio de 14.73 toneladas por hectárea, mientras que en 1998 se levantaron casi 17 toneladas por hectárea.
Lo mismo ha pasado con otros cultivos -sobre todo en aquellos de riego- y es que aunado a la falta de lluvias, la sobrexplotación de los pozos ha traído como consecuencia la salinidad de los mantos friáticos que al ser utilizados para el riego de las parcelas quemó los cultivos de fresa de este año.
Además, la caída en el precio de la caja de tomate -cotizada actualmente en seis dólares cuando en una temporada normal su costo es de quince- trajo como consecuencia la pérdida del poder adquisitivo de los agricultores del valle de San Quintín, quienes no han podido invertir en tecnología para mejorar el proceso productivo.
Ante esta situación, por lo menos 12 de los 39 productores de la zona han cerrado sus ranchos agrícolas y otra docena ha optado por buscar mejores condiciones para la agricultura en Vizcaíno, Baja California Sur, aseguró Salvador Lomelí Ulloa, subdelegado de la Secretaría de Fomento Agropecuario en San Quintín.
No obstante, con el propósito de garantizar el agua para futuros años en el valle, el gobierno del estado inició -en coordinación con la Comisión Nacional del Agua- la construcción de una serie de represas; sin embargo, éstas no estarán listas sino hasta dentro de cuatro temporadas más.
José Guadalupe Osuna Millán, director general de la Comisión Estatal del Agua, reconoció que la escasez de agua obligará a los productores a continuar con la reducción de superficies sembradas, lo que se traducirá en un problema de desempleo para los miles de jornaleros migrantes que cada año llegan a la entidad para trabajar en esa región.
"Los niveles de los pozos bajaron y no hay certidumbre sobre el volumen de agua que se requiere y por ello los productores se ven obligados a disminuir su nivel de producción y consecuentemente reducir la contratación de la mano de obra", dijo.
Indicó que como alternativa para enfrentar la falta de lluvias se utiliza agua salobre (combinación de agua de mar y agua dulce) en cultivos de tomate y fresa, con un resultado de producción aceptable.
Por su parte, el representante del Sindicato Nacional de Trabajadores del Campo en el valle agrícola de San Quintín, Jesús Ramón Espinosa Morales, advirtió a las autoridades del estado sobre la amenaza de un conflicto social como consecuencia de la pérdida de más de 40 por ciento de las plazas laborales para los campesinos en esa región.
El líder de los labriegos en aquella zona expuso que, como consecuencia de la sequía, por lo menos 4 mil trabajadores que radican de manera permanente en ese lugar se han quedado sin empleo.
Aunado a ello, explicó que se espera la llegada de miles de trabajadores y sus familias para la próxima temporada, quienes se encontrarán con la mala noticia de que estarán en el desempleo.
Por ello, dijo, se solicitó al Congreso local que tome medidas para establecer acuerdos con los principales estados expulsores de migrantes a fin de reducir la salida de jornaleros.