SABADO 12 DE AGOSTO DE 2000
* Alberto J. Olvera *
Elecciones en Veracruz
El próximo 3 de septiembre habrá elecciones para presidentes municipales y diputados locales en Veracruz. Los preparativos de esta elección y la actitud de los partidos políticos y del gobierno estatal apuntan a una elección desigual, clientelar y de dudosa calidad democrática, aunque competida. El caso de Veracruz, lo mismo que el de Chiapas, demuestra que aún queda un enorme déficit en el país en materia electoral, no obstante el gigantesco avance registrado el 2 de julio pasado. La ciudadanización de los órganos electorales estatales y la autonomía de los mismos es parte de una agenda pendiente en buena parte del país. Asimismo, la compra y coacción del voto, esa forma de violación de los derechos políticos que olvidamos hace apenas un mes, subsiste y se reproduce en el sureste mexicano, recordándonos que la transición a la democracia no ha agotado ni siquiera su fase electoral.
La Comisión Estatal Electoral (CEE) de Veracruz había logrado alcanzar cierta autonomía hacia 1998, cuando Miguel Alemán ganó la gubernatura. Sin embargo, la preparación de las elecciones municipales de este año fue vista por el equipo político del gobernador como un riesgo dado el antecedente de las de 1997, en las que la oposición ganó la mayoría de los municipios del estado. La autonomía del órgano electoral se manifestó en 1999 en el nombramiento de una secretaria ejecutiva a través de un concurso público y transparente. La funcionaria actuó con profesionalismo y absoluta independencia, lo cual no fue del agrado de la secretaria general de gobierno, política priísta tradicional rodeada de operadores políticos de la más vieja usanza autoritaria. La secretaria de gobierno presionó a la ejecutiva del CEE para que renunciara. Los comisionados electorales trataron de evitarlo, comprando así un conflicto con el gobierno. Aprovechando la coyuntura de una reforma electoral que derivaba de la "nueva Constitución" impuesta por Alemán el año pasado, el gobierno estatal decidió, con el aval oportunista del PRD y con la abierta oposición del PAN, cambiar a los consejeros ciudadanos y de paso forzar el despido de la secretaria ejecutiva.
Los nuevos comisionados electorales ciudadanos son, con contadas excepciones, personas con poco peso propio y limitada autonomía y el nuevo presidente de la CEE es un oscuro ex funcionario judicial. El nuevo secretario técnico, a pesar de ser nombrado por una CEE controlada por el gobierno, duró unas cuantas semanas en el cargo, al parecer cansado de ser ignorado y manipulado. La retrógrada ley electoral estatal de Veracruz concede voz y voto a los representantes de partido (único caso a nivel nacional), y dispone también que haya tantos comisionados ciudadanos en la CEE como partidos con registro, definitivo o condicionado, que son en total 11. Ello ha conducido a la absurda cantidad de 22 comisionados electorales en la CEE, con todos los costos e ineficiencias operativas y en la toma de acuerdos que ello implica. El colmo es que este mismo esquema se repite en cada una de las 210 comisiones municipales electorales de Veracruz (a pesar de que en la mayoría de los municipios al menos 7 de esos partidos no existen) y en las 24 comisiones distritales. En total hay 5 mil 170 comisionados electorales, la mitad de los cuales fueron nombrados por los partidos y la otra mitad por el presidente de la CEE, es decir, por el gobierno. En un ejercicio rápido que hizo el PAN hace un par de semanas, descubrió que más de 300 de los comisionados "ciudadanos" habían sido representantes de casilla del PRI el 2 de julio.
Dado que los micropartidos necesitan garantizar su registro, se lanzaron a ofrecer candidaturas a cuanto militante ofendido dejaron atrás los partidos principales. Se registraron más de mil 300 candidatos a las presidencias municipales, promediando 6.2 candidatos por municipio. Hay numerosas alianzas entre partidos que difieren de municipio a municipio, mas no a nivel distrital, lo cual permitirá al PRI volver a obtener la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, dada la fragmentación del voto opositor. En medio de la confusión, los micropartidos, en especial el PT y Convergencia por la Democracia, tuvieron que cambiar al cuarto para las doce a casi 300 de sus candidatos, que a la hora buena decidieron regresar al seno de sus partidos de origen o calcularon que las escasas posibilidades de triunfo no compensaban los gastos.
En medio de este caos se están llevando a cabo endebles campañas ante un electorado hastiado de política y confundido por la avalancha de candidatos. ƑAlguien dijo que la transición ya terminó?