Ť La cinta se inscribe en el recurso hollywoodense de recrear comics exitosos


Los mutantes llegan a la pantalla grande; hoy, el estreno de X-Men

Ť Bryan Singer incorporó a la trama temas incómodos para los estadunidenses, como el racismo

x-men-jpg Jorge Caballero Ť Hoy se estrena la película más esperada del verano, X-Men, basada en los comics para adultos escritos por Stan Lee y dibujados por Jack Kirby. La película narra las aventuras de un grupo de seres humanos cuya información cromosomática contiene el llamado gen X. Esta variación genética ocasiona que obtengan poderes sobrenaturales, como, destruir con la vista una montaña, absorber la energía de forma táctil, comunicarse por telepatía, manipular el clima y volverse estúpidamente fuertes, entre otras maravillas. Todos los que tienen el gen X son llamados mutantes y sus poderes se manifiestan en la adolescencia; no hay ninguna explicación científica para estos sucesos, salvo ''una mezcla de violencia, contaminación y, por supuesto, una buena dosis de televisión". Los X-Men son el resultado del mundo moderno tecnificado, violento, mediatizado y contaminado.

La historieta de X-Men apareció por primera vez en 1963 y giraba en torno al protector/profesor Charles Xavier, fundador de la escuela para seres superdotados. La historia vio su peor momento en los setenta, al grado de estar a punto de desaparecer del mercado; pero en la década de los ochenta, cuando se bautizó al comic como el noveno arte y la avanzada japonesa de manga provocó un boom internacional, la historieta se colocó de nuevo en el gusto de los jóvenes y adultos.

El filme X-Men da un breve remitente en los inicios de los superhéroes, con el antecedente de la Segunda Guerra Mundial. Ahí el joven Magneto es separado de sus padres, que son obligados a dirigirse a los hornos nazis para ser cremados vivos y se manifiestan sus poderes sobre los metales. Luego, en el Congreso de Estados Unidos, el senador Robert Kelly discute sobre la peligrosidad de los mutantes y convence a los dirigentes políticos de su país del riesgo de esos seres para la raza humana: "No quiero que en la escuela de mi hijo haya algún ser anormal". La persecución y acciones de exterminio en contra de los héroes están cercanas.

La película se centra en la historia del más emblemático personaje de la serie, Wolverine, el único mutante/ciborg que ha vagado por el vida en busca de respuestas a su condición de mutante intervenido por la ciencia, la cual le adaptó garras metálicas en las extremidades y placas en su cuerpo dotado de regeneración celular y fuerza felina. Wolverine se encuentra con Rouge, una adolescente aquejada por sus poderes de absorber energía de manera táctil, que también busca despejar las incógnitas a su condición.

Los X-Men son reclutados en dos bandos: el primero, liderado por el profesor Charles Xavier, lucha/propone/anhela que los mutantes puedan convivir en armonía con la raza humana; el segundo, comandado por Magneto, busca aniquilar a los seres humanos: "Harán lo mismo que en la Segunda Guerra Mundial, acabarán con los que no son iguales a ellos". Los dos líderes cuentan con un grupo de mutantes que ayudan en su lucha. Al lado del profesor están Wolverine, Storm, Ciclope, Jean Grey y Rogue; por el lado de los malos se encuentran la camaleónica Mystique, Sabertooth y Sapo.

A dos semanas de su estreno en Estados Unidos, el 14 de julio, X-Men habían recaudado 122.9 millones de dólares. En los papeles principales actúan los ingleses Patrick Stewart e Ian MnKellen, interpretando al profesor Charles Xavier y a Magneto, respectivamente.

Las adaptaciones de comics en el cine siempre han constituido un riesgo para la industria hollywoodense, salvo excepciones, como Spawn, Batman y Superman; pero el director de X-Men, Bryan Singer, tuvo la inteligencia de incorporar nuevos recursos. Le proporcionó seriedad a la película con temas que causan escozor a la sociedad estadunidense, como racismo, alienación, derechos humanos, política internacional y vejación. En un nivel intelectual, Singer traduce las acciones/preceptos/ideas del profesor Charles Xavier y del resentido villano judío Magneto en una especie de versión moderna de Martin Luther King y Malcolm X: llegar a una sociedad justa y de iguales.

Los efectos especiales de punta resultan verosímiles; no pecaron de megalomanía y son los necesarios para hacer creíbles a los mutantes. Tiene un final abierto en donde se vislumbran algunas secuelas.

Por lo pronto, les adelantamos que la productora Fox tiene ya en cocina la segunda parte. A nuestro juicio, les faltó imprimir más violencia, de acuerdo con los parámetros que han puesto otros superhéroes más posmodernos y la aparición de Best, personaje clave en la historia.

X-Men es una película autosuficiente que cautivará, incluso, al público no aficionado.