JUEVES 10 DE AGOSTO DE 2000
Ť Neil Harvey, autor de La rebelión en Chiapas. La lucha por la tierra...
Aceptar que el EZLN sí tiene legitimidad es el reto del nuevo gobierno federal
Ť No podrá llamar al diálogo mientras persista la militarización en esa entidad, dice el historiador
Ť Las respuestas oficiales dejan vivos los conflictos en vez de llegar a una solución real, asevera
Arturo Jiménez Ť El próximo gobierno federal debería adoptar una posición muy diferente al actual y aceptar que el EZLN sí tiene fuerza, bases de apoyo bastante amplias y extendidas en el estado y que no es algo que puede marginarse, como se ha hecho hasta ahora, considera el historiador inglés Neil Harvey.
Autor de La rebelión de Chiapas. La lucha por la tierra y la democracia (Editorial Era), que hoy será presentado a las 20:00 horas por Luis Hernández Navarro, Ilán Semo y Sergio Zermeño en la Casa de la Cultura Jesús Reyes Heroles (Francisco Sosa 202, Coyoacán), Harvey plantea:
''El nuevo gobierno no puede seguir llamando a los zapatistas a dialogar mientras en la práctica continúan la militarización, los ataques, los paramilitares, los retenes. Tiene que haber ese cambio de actitud para crear un clima de confianza y la negociación pueda llevar a algún lado.
''La militarización sigue siendo el principal obstáculo para lograr un acuerdo de paz. En las condiciones actuales no se puede negociar. El gobierno tendría que tener la iniciativa de desmilitarizar la zona zapatista, controlar y llevar a la justicia a los grupos armados (paramilitares) y volver a negociar los puntos que dieron origen al conflicto".
-Ante esa deseable acción del gobierno, Ƒcuál debería ser la del EZLN?
-Creo que han cambiado lo suficiente las condiciones políticas en el país como para que los zapatistas, si el próximo gobierno cumple con su promesa de retirar las tropas y crear las condiciones para un diálogo, las puedan aprovechar. Y deben hacerlo como siempre, mediante una consulta a la sociedad civil, a las comunidades.
''Sería una manera de lograr consenso sobre cuál será el futuro de esa convergencia en torno del zapatismo por parte de la sociedad civil: grupos de derechos humanos, de mujeres y otras ONG, que tienen mucho que aportar al país en estos momentos que todavía no se han definido las políticas del gobierno entrante."
Salazar Mendiguchía, opción de cambio
-Pareciera que el gobierno ha querido alargar el conflicto en Chiapas.
-Ha respondido en términos de política social, invierte mucho dinero, hay reparto agrario. Pero excluyó de esas políticas a los zapatistas y a las comunidades simpatizantes de ese movimiento. Políticamente, para el Estado, la presencia del zapatismo es un factor que le incomoda, que cuestiona demasiado en el ámbito nacional: su política económica, el neoliberalismo, el Tratado de Libre Comercio, la forma de gobernar en el país.
''Y el gobierno no iba a dar un espacio para que el zapatismo pudiera crecer o ganar más legitimidad. Las respuestas gubernamentales han sido más de corto plazo, lo que en muchos casos deja vivos los conflictos en vez de llegar a una solución real."
-Visto en perspectiva, Ƒcuál sería el aporte del EZLN al proceso de democratización en México, que comienza por lo menos desde los años sesenta?
-La democratización no se limita a las elecciones y los partidos. Son importantes, aportan mucho al cambio en el país. La democratización debe acercar su oferta a muchos espacios de la vida nacional y no sólo a la distribución de votos entre los partidos.
''En ese sentido, coloco al zapatismo dentro de estos movimientos sociales que, arrancando desde los años sesenta, luchan en contra del autoritarismo en donde sea: universidades, colonias populares, ejidos, instituciones de gobierno, en la forma en que las instituciones tratan a los indígenas.
''Todos esos espacios han sido politizados y lo interesante, desde el punto de vista de la democracia, es que para finales de los años ochenta y principios de los noventa, el discurso de los derechos civiles, humanos, políticos, de la mujer, tienen un lugar."
-ƑCuál es la situación actual en Chiapas en el contexto de la coyuntura de las próximas elecciones?
-Acabo de estar tres o cuatro semanas allá y vi por lo menos dos escenarios. Uno de mucha esperanza por parte de los campesinos, que esperan un cambio, que gane el candidato de la Alianza por Chiapas, Pablo Salazar Mendiguchía. Esperan que haya bastante organización de base en las comunidades para que esto se logre, incluyendo a grupos priístas que decidieron salirse o buscan otra alternativa y apoyarán a Salazar.
''El otro escenario es lo que vemos en estos días: ataques en contra de algunas comunidades zapatistas. El acto de Soyaló -la presunta agresión al candidato priísta, Sami David David- puede provocar un clima de incertidumbre que lleve al gobierno a tratar de impedir que ese cambio se dé.
''Hay muchas expectativas, y cancelarlas provocaría mayores problemas que dejar que el voto popular logre un cambio el 20 de agosto. Debe haber realmente un espacio de reflexión en torno a qué tipo de cambios necesita Chiapas, no nada más para los indígenas sino para todos los chiapanecos, un espacio para todos, para avanzar.
''Hay una esperanza de cambio, que también provocó su correlativo a nivel nacional del 2 de julio. Ahora la gente quiere que ese cambio llegue también a Chiapas, que no se siga gobernando como hasta ahora."
-Esta participación electoral que mencionas en las comunidades, sobre todo en las zapatistas, es inédita, Ƒlo consideras así?
-Sí. El abstencionismo sigue siendo importante en Chiapas, pero no es tan alto como hace varios años. Y eso me dice que la gente está viendo que vale la pena participar en las elecciones, que realmente hay posibilidades en ese escenario, sin dejar de lado que hay luchas de otro tipo que no sean electorales. Hay esperanzas de que esa participación será respetada y sería un golpe duro que no fuera así. Eso crearía más conflicto que dejar a las elecciones seguir su curso, que sean transparentes y que se dé una transformación.