MIERCOLES 9 DE AGOSTO DE 2000
* La crisis del priísmo en el campo sale a la luz
Está en el aire: mucha gente votará por la oposición en Chiapas
* En este clima, los paramilitares, fuerzas realmente existentes
Hermann Bellinghausen, enviado, San Cristóbal de las Casas, Chis., 8 de agosto * Un nerviosismo recorre Chiapas: el del partido que podría perder, aquí también, el poder. La concatenación de acontecimientos y campañas de desprestigio lo confirma. Está en el aire, mucha gente en la calle proclama que votará por la oposición. Y en el campo, cantera tradicional del voto verde, no basta el peregrinaje del líder nacional cenecista, Heladio Ramírez, para ocultar una crisis real del priísmo en estos tiempos de gobierno interino del interino. En círculos oficialistas no falta quien especule con un nuevo interinato, en caso de que las aguas electorales se pongan todavía más revueltas. Un interinato que recaería, por supuesto, en un miembro del partido tricolor. Un nuevo senador, por ejemplo. En este clima se enmarca la proclamación de los paramilitares como fuerzas realmente existentes.
La fracción de Paz y Justicia que dos semanas antes de las elecciones estatales debuta en Yajalón, expulsando a tiros de R-15 y M-2 una comunidad entera, de nombre Tierra y Libertad, es la misma que dos días antes del 2 de julio ocupó la alcaldía, también de Yajalón, desconoció al gobernador Roberto Albores Guillén y proclamó un "municipio autónomo" paramilitar que duró 24 horas (las mismas que le tomó al gobierno estatal sentarse a negociar un paquete financiero sumamente conveniente con el grupo encabezado por Marcos Albino Torres). No obstante, en su reciente ataque armado contra los campesinos zapatistas de Tierra y Libertad, vestían uniformes de combate y utilizaban armas para uso exclusivo de las fuerzas armadas.
Esta fracción, identificada con el exdiputado Samuel Sánchez, fue expulsada por la asamblea de Paz y Justicia, grupo priísta que opera en la zona norte del estado. Se les acusaba, precisamente, de ser paramilitares. Solían movilizarse sobre todo en Tila, pero ahora bajaron a refugiarse en Yajalón, y no llevan mal record: dos retadoras apariciones públicas en un mes. La primera apelaba al gobierno estatal; la segunda, dirigida contra el PRD y las bases de apoyo del EZLN, buscan crear una situación radicalmente nueva.
Como se sabe, no es la primera vez que esta organización realiza ataques violentos contra las comunidades en resistencia. En Tila, Sabanilla y Salto de Agua sus miembros han emboscado en los caminos, que de por sí controlan, sitiando y desalojando pueblos, al costo de muchas vidas, desde 1995. Pero este 3 de agosto esperaron a los medios de comunicación y el líder Mario Cruz reivindicó la acción. Los civiles armados posaron para los fotógrafos y le mandaron un mensaje implícito a la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Cometidos por Probables Grupos Civiles Armados, de la PGR: ellos no son probables, sino probados.
Ante eso, el diputado federal perredista Manuel Pérez aseguró que "el grupo especializado de la PGR para combatir grupos civiles armados debe actuar de inmediato y detener a los paramilitares que el pasado jueves desalojaron violentamente a decenas de familias choles de la comunidad Tierra y Libertad.
El predio en disputa tiene una historia típica. El propio líder del ataque, Mario Cruz, lo describe con nitidez: las tierras, propiedad de Rodolfo Domínguez, fueron adquiridas por el gobierno estatal, que las entregó a los priístas mediante un fideicomiso en 1997, no obstante que ya eran habitadas por los hoy expulsados. La historia de Chiapas está surcada por esta clase de procedimientos para dividir y enfrentar a los campesinos. "Quemamos cinco casas" dijo Cruz, a la vez que negó que hubiera heridos entre los expulsados, no obstante que por lo menos Elmar Hernández Cruz recibió un balazo en la mano izquierda y los golpeados se cuentan por decenas.
En el caso de Tierra y Libertad, a 10 kilómetros de la cabecera municipal de Yajalón, la policía estatal, el Ministerio Público y los investigadores judiciales han reaccionado con inusuales parsimonia y lentitud. El procurador estatal, Eduardo Montoya Liévano, puso en duda la veracidad de las fotos y las declaraciones del grupo paramilitar; incluso sugirió, como acostumbra, que la acción pudo ser perpretada por zapatistas.
No debe subsestimarse el estilo personal de acusar del procurador chiapaneco. A pesar de que la PGR demostró la culpabilidad de un grupo priísta en la matanza de policías en El Bosque el pasado junio, la PGJE se obstinó en incriminar y encarcelar también a un indígena zapatista de Unión Progreso, luego de sembrarle mariguana en Bochil para poderlo detener con todas las de la ley. Salvador López González paga actualmente en el penal de Cerro Hueco la corazonada del procurador.
Ofensiva priísta
Coincidiendo con la agresión contra Tierra y Libertad (en el paraje antes llamado El Paraíso), Roberto Madrazo, gobernador de Tabasco, realizaba una gira, también en la zona norte de Chiapas, en apoyo al candidato príista Sami David.
La combatividad priísta responde al adverso ambiente electoral que tiene ahora en Chiapas, donde las encuestas dan ventaja algunas, bastante amplia, al opositor Pablo Salazar Mendiguchía.
La extraña agresión que sufrió Sami David en Soyaló, por los mismos días, ha dado pie a una intensa lluvia declarativa contra el candidato de la Alianza por Chiapas, que postulan el PAN, el PRD y varios partidos más, locales y nacionales. Difamaciones virulentas, ánimos caldeados y facturas de Procampo y Progresa por cobrar caracterizan el clima preelectoral en las zonas de amarre priísta.
En la que pareciera una crítica al régimen alborista (en todo caso, no hay otro), el candidato priísta declaró ayer: "Mi propuesta es superar para siempre el pasado oscuro y construir una nueva normalidad en el quehacer político que fortalezca la vida democrática".
El nerviosismo, que ha sido la constante príista aquí después del 2 de julio, adopta distintas formas según quien lo exprese. En una entidad donde existen 280 mil mujeres afiliadas al Progresa, muy atendidas en esta temporada electoral, la compra del voto es abierta, impune y todavía oficial. Las cuantiosas irregularidades de las recientes elecciones (que inexplicablemente pasaron desapercibidas tanto para el IFE como para los observadores que acudieron a Chiapas a "vigilar" los comicios) podrían repetirse el próximo domingo 20. La inversión social y los medios de difusión siguen en manos del viejo régimen. También las instancias de justicia y los cuerpos policiacos. Los acontecimientos últimos no dejan lugar a dudas.
Las defecciones príistas en Los Altos, que alcanzan varios miles en los bastiones oficialistas de San Juan Chamula y Chenalhó, ocultadas tenazmente, quizás no pesan en las encuestas (fundamentalmente urbanas), pero sí en el ánimo tricolor. Y presumiblemente, en su momento, pesarán sobre las urnas.
Luciendo las costras y hematomas, mas no el desmayo y la confusión sufridos en Soyaló, el abanderado priísta es exhibido ahora como víctima de la barbarie, aunque se le retrata "firme y seguro" en todas las gacetillas del día. No falta quien pida la intervención del ejército federal y la Secretaría de Gobernación para "controlar" a los presuntos seguidores de Salazar Mendiguchía, a la vez que ignoran el operativo escenográfico de Paz y Justicia que dejó varios heridos y un pueblo arrojado al monte.
En el Chiapas del "pasado oscuro" aludido por Sami David ha sido proverbial que la vida de los indígenas vale menos que la de otra clase de personas. La disparidad ante los actuales escándalos confirma la persistencia de dicha oscuridad.