MIERCOLES 9 DE AGOSTO DE 2000

Ť Ningún pueblo debe ignorar los crímenes, afirma 


El fallo, un paso para que Chile recupere la paz: Joan Garcés

Ť El silencio no es terapia sino un peligro, dice el asesor de Allende

Karina Avilés Ť Joan Garcés, el hombre que interpuso en España la causa contra el ex dictador Augusto Pinochet y otros represores de su régimen por crímenes contra la humanidad, afirmó que "ningún pueblo debe ignorar los crímenes que se han cometido si no quiere volver a repetirlos".

El abogado y director del equipo de la acusación particular y popular en contra de Pinochet, advierte que algunos países de América Latina se empiezan a dar cuenta de que "el silencio y la impunidad no es la terapia sino un peligro para el futuro".

CHILE-25Garcés, quien fue asesor del presidente Salvador Allende, expresó que la decisión de enjuiciar a Pinochet corresponderá a los jueces de Chile y la "única eximente legal para un juicio en la ley chilena es la declaración de demencia", pero "nadie, nadie, de las personas que han tenido acceso a Pinochet en los últimos meses ha dicho que esté loco".

Desde Francia, en plática telefónica con La Jornada, el galardonado con el Premio Nobel Alternativo de la fundación sueca Right Livelihood analizó el significado de la determinación de la Corte Suprema de Chile.

"Tiene una dimensión predominante internacional y otra local. Desde el punto de vista internacional, mostrar que la cooperación judicial entre los tribunales de Estado, que aplican los tratados internacionales, puede ayudar efectivamente a sancionar los crímenes contra la humanidad, cometidos por quien sea y cualquiera que sea su rango. En el ámbito local, es un paso muy importante para que Chile recupere el sentido de la legalidad la democracia y la paz interna que tuvo hasta 1973", señaló.

Garcés se refirió también a las repercusiones del desafuero no sólo en América Latina sino también en las naciones en donde se han cometido crímenes de lesa humanidad.

Los estados europeos, apuntó, conocieron en el siglo XX matanzas y genocidios sin precedentes, pero llegaron a constatar que para evitar que éstos se repitan las generaciones actuales deben saber lo que pasó y también "que esos crímenes no son susceptibles de amnistía ni de prescripción. Por consiguiente, las generaciones deben estar educadas en que esos crímenes sí se cometieron, para evitar que se repitan".

En el caso de algunos países de América Latina, "recién ahora se empiezan a dar cuenta de que el silencio y la impunidad no es la terapia, sino un peligro para el futuro, y deben educar a las actuales generaciones en el conocimiento de los crímenes y en la condena de los principales responsables".

Dejar atrás la impunidad

En referencia al olvido o más bien a "mirar hacia el futuro", como lo expresó el presidente chileno Ricardo Lagos, afirmó: "Ningún pueblo debe ignorar los crímenes que se han cometido si no quiere volver a repetirlos". Si hay voluntad de los estados , "indudablemente se avanzará" en dejar atrás la impunidad porque "las leyes existen, los tratados internacionales existen y la estructura de poder internacional es más favorable que hace unos años para su efectiva aplicación.

"La impunidad ha sido la norma durante la guerra fría...Y precisamente al final de ésta se han abierto nuevas oportunidades, pero no basta con constatar que existen, hay que trabajar para que se concreten", dice.

Finalmente, Garcés regresa al 4 de julio de 1996, cuando junto con Miguel Miravet interpuso la causa ante un juzgado de Valencia: "La primera querella ante el primer tribunal en el mundo que empezó a investigar los crímenes fue presentada en España el 4 de julio de 1996 por varias víctimas de Pinochet, asociaciones de familiares de más de 2 mil asesinados y de otras mil personas detenidas, torturadas y desaparecidas, y por decenas de sobrevivientes de las torturas".

Agregó que durante dos años y medio "se reunieron pruebas y evidencias, y luego de dos años y medio había ya un cuerpo de pruebas suficientemente sólido para ordenar el procesamiento, la declaratoria de reo y la orden internacional de detención".

Varios meses después, Pinochet fue detenido en Londres, y ahora es desaforado  .