MIERCOLES 9 DE AGOSTO DE 2000

* Astillero *

* Julio Hernández López *

En los primeros días de su gira por Sudamérica, Vicente Fox ha desaprovechado la inmejorable oportunidad que se le ha presentado de ir poniendo en práctica las modificaciones Ƒde matiz? que ha anunciado en materia de política exterior, especialmente en cuanto a alzar la voz en denuncia de hechos graves como, por ejemplo, la violación de los derechos humanos.

Cambios a la doctrina Estrada

Léanse dos partes de lo publicado este domingo 6 en Buenos Aires, producto de una entrevista con Matilde Sánchez, enviada del importante diario argentino.

ųUsted señaló, en un reportaje anterior con Clarín, que su gobierno abandonará la doctrina Estrada, que tradicionalmente hizo que México rechace cualquier intervención a otro país. ƑEs así?

ųSí, vamos a revisarla, pero no se trata de cambios drásticos sino de matices. En el siglo XX, la diplomacia mexicana se ganó gran respeto mundial por su actuación y eso ciertamente lo queremos conservar y engrandecer. Pero en muchas ocasiones México no exteriorizó su rechazo cuando se violaban derechos humanos y se atropellaba la democracia, guardó silencio incluso ante el magnicidio.

ųƑUsted piensa para estos casos algunos mecanismos de intervención que tienen los organismos internacionales, o en dispositivos de alerta y respuesta rápida de América Latina, como los estatutos del Mercosur político?

ųMéxico va a respetar la soberanía de cada país pero lo que sí cambiará es que si antes, bajo la doctrina Estrada, guardábamos silencio, ahora vamos a opinar y alzar la voz cuando se produzcan hechos flagrantes, evidentes y probados. Con Cuba, por ejemplo, nuestra relación será muy intensa, muy promocional; pero no dejaremos de señalar el deseo de ver ese país avanzar hacia el mercado y la democracia. Nadie en México los va a castigar por no hacerlo pero vamos a exteriorizar nuestra opinión.

El enterrador de la doctrina Estrada no ha sido capaz, sin embargo, de ser congruente con su propio evangelio. ƑPor qué ir a Sudamérica como primer viaje?, le preguntó Clarín en esa misma entrevista, a lo que el hermano Vicente respondió: Porque tenemos grandes nuevas que llevar al mundo con este suceso histórico (el de su triunfo electoral: N. de Astillero).

Silencio frente a Pinochet I y Pinochet II

Pasó ya por Chile, y ayer comenzó su viaje de 24 horas por Argentina, pero nada que aparecían las valientes declaraciones del hombre de las botas respecto a los asuntos que estaban exactamente en esos momentos en los titulares de los diarios y los medios electrónicos.

Fox no opinó ni alzó la voz frente a hechos flagrantes, evidentes y probados de violaciones a los derechos humanos cometidas por miembros de las formaciones ultraderechistas, intolerantes, fanatizadas, que en nombre de la lucha contra el comunismo y la subversión ensangrentaron a sus naciones en décadas pasadas.

El caso del mayor Olivera

El lunes, en Chile, con la sombra de Pinochet presente, que relegó la visita de Fox a segundos niveles, realmente protocolarios, el mexicano pudo haber puesto en práctica sus nuevas ideas. E igualmente ayer martes, en Buenos Aires, donde la noticia del día es la detención realizada en Roma del mayor Jorge Olivera, quien después de dejar las armas se dedicó a ejercer la abogacía y en especial a defender casos de otros secuestradores, torturadores y asesinos como el almirante Emilio Massera y el general Eduardo Suárez Mason, que son algunos de los héroes de la barbarie dictatorial desatada en Argentina entre 1976 y 1983.

El entonces teniente Olivera secuestró en 1976 a Marie Anne Erize Tisseau, una bella joven de 24 años, nacida en Argentina pero con nacionalidad francesa, que había sido modelo (un comercial donde anunciaba las fragancias de Jockey Club la había vuelto tan famosa que tal circunstancia entorpecía su posterior vida insurrecta) y azafata, pero que dejó el mundo de la comodidad económica y el glamour social y se enroló en el movimiento guerrillero de los Montoneros. Las denuncias documentadas sobre secuestro, violación, tortura y asesinato de Marie Anne fueron desestimadas por las instituciones argentinas y finalmente desechadas de acuerdo con la ley de obediencia debida que fue aprobada durante el gobierno de Raúl Alfonsín.

Machetazo a caballo torturador

Olivera vacacionaba en Roma luego de haber asistido, el 4 de julio pasado, al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo a demandar castigo por crímenes de guerra contra Margaret Thatcher, acusándola del hundimiento del crucero General Belgrano, durante la guerra de las Malvinas, cuando murieron, el 2 de mayo de 1982, 323 de los mil 93 marinos que iban a bordo. La exigencia de Olivera forma parte de una campaña de reposicionamiento publicitario de los militares argentinos acusados de participar en la llamada guerra sucia, que ahora demandan indemnizaciones para hijos y familiares de uniformados muertos en enfrentamientos con guerrilleros. Sin embargo, paradojas de la justicia, el juicio que se abrió no fue contra nadie más sino contra el propio Olivera, detenido en Roma a pedido de la justicia francesa, en un contexto similar al de Pinochet, aunque en el caso argentino el gobierno de Fernando de la Rúa se ha abstenido de involucrar al Estado y lo ha mantenido como asunto de particulares a quienes se presta asistencia consular en el extranjero y no más.

De izquierda y de derecha

Frente a estos dos acontecimientos centrales de la vida pública del cono sur (el desafuero de Pinochet y la detención de Olivera), Fox prefirió refugiarse en los pliegues de la doctrina Estrada, que sólo quiere cambiar en lo referente a Cuba. Silencio total y absoluto a pesar de que, además, en el colmo de la burla, Fox insiste en presentarse ante el mundo como una imposible mezcla de izquierda y derecha o, aún mejor, como un hombre de centro-izquierda.

Así como los fantasmas implacables del pasado impiden que los delitos de Pinochet, de Olivera y de muchos más queden impunes a pesar del paso del tiempo y de las tretas oratorias y distractoras utilizadas, así es imposible que Fox pretenda deshacerse de su ubicación derechista. Ni aunque renuncie o pida licencia al PAN, como ahora se sugiere. Ni aunque algunos promotores del voto útil suden la gota gorda tratando de encontrar justificaciones teóricas a los graves hechos de intolerancia derechista de aquel con quien ganaron las elecciones creyendo que ganaban el futuro.

La x de Fox y la x de México

Desde Arlington, Virginia, Miguel Almeyda es uno de los más asiduos contribuyentes al correo electrónico de Astillero. Sus textos son inteligentes y siempre críticos de lo que aquí se escribe. En ocasiones como ésta, el tecleador quiere compartir, con sincero respeto, partes del envío del señor Almeyda. Hago alusión específicamente a su intento de atacar a Fox a partir de un pueril (y erróneo) jueguito de fonética y nacionalismo: La x de Fox, no hay que olvidarlo, no se va a pronunciar, para fines de política internacional, como los mexicanos pronunciamos la x de México, sino como lo hacen los estadunidenses (Astillero, 8 de agosto de 2000).

Me permito recordarle que la x en la palabra México tenía el propósito original de que se pronunciase Meshico, cosa que no sucedió por uso y costumbre implantado por los españoles. Ahora resulta que la x se pronuncia tanto como sh (meshica), como j (Texas, Ximena) y como cs (conexión, axioma), siendo esta última la pronunciación que se utiliza también en EUA. En este sentido, encuentro imposible pronunciar Fox como se pronuncia México, a menos que quisiera emular a López Obrador y dijera Foj (lo cual, como buen chilango, me reniego a hacer).

Ahora bien, si hiciéramos caso de su sesuda afirmación, y a fin de no ser tildados como la antipatria, nos veríamos obligados los mexicanos a pronunciar invariablemente Xochimilco como Jochimilco, xoloizcuintle como joloizcuintle, examen como ejamen, conexo como conejo y xenofobia como jenofobia.

Está bien que no trague a Fox, muy su fobia ideológica, pero no es necesario que azote al público con temas tan trascendentes para la vida nacional como lo es la fonética (en su caso, muy convenientemente empleada).

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