LUNES 7 DE AGOSTO DE 2000

* Rememora Martha Guillermoprieto la caminata de tres lustros junto al pintor


Primera gran retrospectiva de Rodolfo Nieto en su natal Oaxaca

* Su creación, decía Octavio Paz, sorprende por transmitir ''tanta juventud aliada a tanto rigor''

* La selección de obras del artista que se exhibe es una iniciativa de Francisco Toledo

Mónica Mateos * "Tomar de la mano a un pintor es dejarse llevar por senderos plagados de interrogantes. A veces, una respuesta se escabulle entre los colores y texturas que en el lienzo develan la vida con intensidad. Pero casi siempre, en el silencio de la contemplación de los misterios perpetuados en la tela, es donde el alma tiene contacto con el arte, con lo eterno".

Así recuerda Martha Guillermoprieto la caminata de quince años que realizó al lado del creador oaxaqueño Rodolfo Nieto (1936-1985). De los años que vivieron juntos, primero en México y luego en París (1955-1970), además de una historia de amor que se reserva sólo para ella, permanece una obra que, por ejemplo, sorprendió a Octavio Paz cuando la conoció, por transmitir ''tanta juventud aliada a tanto rigor".

En la tierra natal del artista se exhibe desde el pasado fin de semana, por vez primera y a iniciativa de Francisco Toledo, una selección de las obras más importantes de Nieto, realizadas durante su estancia en tierra francesa.

Martha recuerda que entonces el pintor solía quemar o romper su obra cuando consideraba que ya no satisfacía su impulso de indagar: ''Destruía tanto como producía, era incansable, tenía una necesidad intensa de trabajar, de decir cosas. En París, su rutina era levantarse temprano, tomar una taza de té y ponerse a pintar hasta que desaparecía el último rayo de sol".

 

Victorioso de los colores

 

Los jóvenes Nieto y Toledo se conocieron en la capital de Francia en 1960. Como paisanos y colegas comenzaron una amistad en la que uno de sus temas de conversación más frecuentes era la formación académica del artista.

Lo que Nieto produjo en Francia allá se vendió. Después de su muerte, en 1985, un grupo de coleccionistas de Monterrey, se dio a la tarea de recuperar gran parte de la obra. De esta manera se pudo organizar en 1995 una amplia retrospectiva en el Museo de Arte Contemporáneo de la capital de Nuevo León, la cual se presentó ese mismo año en la ciudad de México.

Nieto creó un bestiario pictórico en el que ųexplicó su amigo Robert Valerioų no le interesaron las apariencias, la superficie o el color real de la piel de una bestia real. Por ejemplo, la jirafa que pintó, en 1968, es ''cristalina, con entrañas de luz y músculos de energía pura. No pinta el pelambre, pinta la fuerza vital y mágica que hierve en el interior", escribe Valerio.

En este sentido, rememora Martha, ''Nieto decía que le interesaban los volúmenes que el cuerpo del animal le sugería; la piel, las escamas o las pezuñas los consideraba elementos gráficos, altamente aprovechables para dibujarlos. Porque él le daba tanta importancia al dibujo como a la pintura. El color era nato en él, se metía con todos los colores y siempre salía victorioso, ya sea con los blancos y grises o con los que dan alaridos. Cuando lo observaba pintar jamás lo vi vacilar un instante. Me fascinaba esa tenacidad y seguridad con la que pintaba. Por eso muchos pintores jóvenes lo buscaban para aprender de él, porque deslumbraba con su gran aliento y capacidad de expresión.

''A veces le preguntaban, Ƒoiga, usted considera su pintura oaxaqueña? Y Rodolfo ponderaba la cuestión como algo absurdo y respondía: 'mire, yo nací allá, pero mi búsqueda es plástica en la cual, si sale algo que le parezca oaxaqueño es porque ya es inherente, lo traigo en la sangre, pero no busco, en mi pintura, ser mexicano o ser oaxaqueño'".

ųƑCuál es su cuadro favorito?

ųCada día, cuando los veo bajo distinta luz, en la mañana o en la tarde, su presencia me acompaña siempre y es lo que disfruto. Su búsqueda no se detuvo. Nunca quiso hacer las mismas cosas que le salían bien, antes eligió siempre tropezarse y romperse los pies. Por eso hay rupturas en su obra, por su deseo de renovarse.

''A veces me platicaba que dentro de la tradición de Oaxaca había una tendencia al preciosismo, una vocación para trabajar con las manos de los artesanos. Decía que los oaxaqueños en particular y los mexicanos en general somos seres aptos para el trabajo con las manos. Y en Francia, cuando conoce otras escuelas de pintura, cambia su tendencia pictórica que era un tanto ensimismada, tensa y rígida. Al percibir la libertad de los pintores franceses nació en él la idea de romper con ese cuadro muy bien hecho.

''Su maestro en cuestión formal y clásica fue Santos Balmori, que le inculcó toda la técnica del dibujo de línea, los sombreados. Pero en cuestión informal, Juan Soriano fue con quien compartió esa inquietud por la libertad creativa. Por eso le encantó la soltura del informalismo francés."

 

Buscar el aliento vital

 

ųDurante su estancia en París, Ƒel pintor extrañaba su tierra?

ųRodolfo Nieto era terriblemente oaxaqueño. La ciudad de México nunca le gustó, siempre sufrió al vivir aquí. Para él, el mejor pan, la mejor agua, el mejor chocolate y las nubes más bellas eran las de Oaxaca. Añoraba la luz del Valle. Sin embargo, en París se adaptó perfectamente. En realidad regresamos a instancias mías y fue cuando se dio nuestra ruptura como pareja.

"El siguió pintando pero cayó en ambientes más mundanos. En París su rigor al trabajar era absoluto, casi no íbamos a fiestas, tratábamos a pocas personas, como Julio Cortázar y Octavio Paz. Se le daba más la amistad con los escritores que con sus colegas porque era un ávido lector. En 1970, ya en México, dejó de pintar debido a sus conflictos interiores. Hasta 1974 vuelve a la pintura con bastante brío y así siguió hasta 1978, cuando se empezó a enfermar.

''En 1983 dejó de pintar. Los últimos cuadros que realizó son como muy despojados de la materia, casi como frotado el pincel sobre la tela. Me sorprenden porque fue un pintor de mucha textura, pero al final diluye mucho la pintura, prácticamente a la nada, como si estuviera plasmando el desgaste que él mismo sentía. Tenía 48 años cuando murió, igual que Frida Kahlo."

ųƑEn torno de qué idea giraba esa permanente insatisfacción de Rodolfo Nieto como artista?

ųEn una de las cartas que me escribió decía que buscaba que su pintura comunicara vida, que tuviera aliento vital, ''que mis cuadros no sean costras muertas que se quedan en la superficie, quiero que quien los mire, siempre, vibre algo: la vida".

Caminata con Rodolfo Nieto (1955-1970) se exhibe en el Centro Cultural Santo Domingo de la ciudad de Oaxaca y culminará el 28 de septiembre.