Ť Exhibición en el aniversario luctuoso del grabador
Muestran obras de Gironella en Oaxaca, por impulso de Toledo
Ť "Tenía gran inquietud política; fue muy crítico del sistema"
Víctor Ruiz Arrazola, corresponsal, Oaxaca, Oax., 5 de agosto Ť La inquietud y la pasión de Francisco Toledo por la gráfica ha permitido de nuevo que el publico de esta ciudad y sus visitantes, nacionales y extranjeros, tengan la oportunidad de apreciar la calidad de la muestra Alberto Gironella, Primer Aniversario (1929-1999); Estampas, que se exhibe desde anoche en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO); culminará el último día de septiembre.
La noche del viernes, Toledo apareció como un duende, en el segundo patio de la casona que alberga al IAGO, para informar que la exposición de 52 obras de Gironella ya estaba abierta. Las formalidades están desterradas en este centro cultural.
Minutos después, en entrevista, el artista oaxaqueño dijo que conoció a Gironella "trabajando en los talleres de Silva Santa María, en la Ciudadela en la ciudad de México, en 1957".
Informó que en la sala del IAGO dedicada a las piezas del mes existen dos grabados de Gironella de esa época. "Posteriormente lo vi en París, después vino a Oaxaca, estando yo aquí, con un artista holandés que se llama Corneille; entonces su hijo Alberto era pequeñito".
En el número 14 de la revista El Alcaraván, boletín trimestral del IAGO, se publica una entrevista que Toledo hizo a Gironella en 1993 en la casa de éste en Valle de Bravo, estado de México.
La actividad, explicó Toledo, se realizó como parte de la búsqueda de material para El Alcaraván, publicación especializada en gráfica.
"Sabiendo que Gironella había hecho mucha gráfica, se le pidió la entrevista; fuimos con la fotógrafa Graciela Iturbide a Valle de Bravo a platicar con él."
Toledo se identificó con Gironella, entre otras muchas razones, porque "su padre tuvo una tienda de abarrotes y mi padre también; entonces, en la exposición usted va a ver que hay muchos elementos de latas, vinos, licores, todo lo que tenían los ultramarinos, como les llamaban a esas tiendas de latería que venía de España o de Portugal.
"Bueno, a él le sirvieron los objetos que tiene agregados allí en sus cajas, eso lo vio de joven, de niño, en la tienda de su padre: los jamones, las latas de salchichas y, claro, mi padre vendía atún Vaquero, sardinas Calmex; esas son las primeras imágenes que vi, que me impactaron como arte, para decir que el arte publicitario, el arte comercial, puede ser muy interesante, puede ser arte también, puede inspirar a los artistas, a los grandes."
Al referirse al homenaje que Alberto Gironella hizo a Emiliano Zapata, Toledo declaró: "Es un héroe realmente extraordinario, la imagen plástica del mismo Zapata en sí es maravillosa".
Recordó un anécdota que contaba Gironella sobre Zapata: "Cuando lo llamaron, cuando lo mataron, fue a recoger unas armas que supuestamente le entregaba un desertor del Ejército; ahí le dijeron que por qué no se tomaban unos ayates de cerveza, son como un costal; entonces, en una caja hay una foto con un ayate de cerveza; bueno, y las corcholatas que usó eran también como los disparos que tenía todo el cuerpo de Zapata, en fin..."
--ƑCuál fue su relación con Gironella?
--Lo conocí poco. Vino a visitarme aquí unos días, pasó una o dos veces por Oaxaca; después lo fuimos a visitar para la entrevista de El Alcaraván, y ya. En realidad, no lo vi muchas veces.
Sobre la imagen que Gironella hizo del subcomandante Marcos, Toledo comentó que este artista, de padre español, "tenía una gran inquietud política, fue una persona muy crítica del sistema; bueno, fue coherente. Para mí el personaje Zapata, plásticamente, es más bello" que el jefe rebelde.
Más tarde, llegó la hora de abrir oficialmente la muestra gráfica; fue entonces cuando Emiliano Gironella, hijo del artista, recordó las diferencias que tuvo su padre con Octavio Paz, por las críticas que éste hizo al EZLN.
"Pero también le hizo un gran homenaje, que fue Potlash, y aquí hay unas piezas de esta exposición; creo que es el homenaje más ambicioso que un pintor ha hecho a un poeta."
Potlash es toda una exposición dedicada al poeta, "con unos diálogos intrínsecos y con una lírica muy especial; allí se ve mucho el personaje que era mi papá en la relación con Octavio; fue el gran monstruo, pero también, por otra parte, fue la gran bondad para dar.
"Potlash es una palabra del diálogo de los indios norteamericanos; era humillar al enemigo con regalos, es una palabra que tiene una traducción y un significado muy difícil de dar."
Abundó: "Es una palabra hermosísima, y mi papá era así, tenía las dos personalidades con sus amigos y su familia; era el personaje que por equivocarte o por no leer un libro te mentaba la madre, pero, por otra parte, te daba todo; entonces, esta exposición es una muestra de una trayectoria en la parte de la gráfica, de un artista, pero yo, como su hijo, quiero que se recuerde como un gran personaje".
Para hacer una presentación "oficial" de la muestra, el maestro Toledo invitó al escritor y periodista Ulises Torentera Gómez, quien durante los últimos años se ha dedicado a investigar sobre la cultura del mezcal (Mezcalaria, Ediciones El Farolito, 2000), luego de inmiscuirse con la obra de Malcom Lowry y principalmente con su novela Bajo el volcán.
El invitado comentó que la doble lectura de la obra de Gironella (la plástica y la literaria) para el caso de Bajo el volcán y Potlash "nos remite no sólo a pasajes claves de la obra, sino, fundamentalmente, a las atmósferas tanto de la novela lowriana como de la poesía paciana.
"Particularmente, en la serie que ilustró la novela de Lowry, Gironella alcanza no sólo a descubrir plásticamente cada uno de los 12 capítulos, sino a desvelar, a interiorizar, en los infiernos dantescos que el escritor inglés nos impone, una vez que él mismo los vivió."
Agrega: "Así, para el caso de la serie lowriana, Gironella nos lleva visual y literalmente a los mundos concebidos por el autor inglés, que es, a su vez, la combinatoria de Cuernavaca y Oaxaca, y cuyo eje central que atraviesa a ambas ciudades es el mezcal.
"Una y otra ciudad se confunden, se funden bajo el fuego del destilado del maguey. Y así surge El Farolito, la mítica cantina que existió en Oaxaca en la sexta calle de Las Casas y que el propio Lowry no encontraría en su segundo viaje a Oaxaca."