DOMINGO 5 DE AGOSTO DE 2000
Ť Eduardo Galeano Ť
El periodismo independiente
Las ideas revelaban cierta inclinación al rojo, pero más rojos estaban los números. El administrador del semanario Marcha, que cumplía la insalubre tarea de pagar las cuentas, saltaba de alegría en raras ocasiones:
--šLlegaron avisos! šTenemos la edición financiada!
En la historia universal del periodismo independiente, siempre se ha celebrado semejante milagro como una prueba de la existencia de Dios. Pero al director, Carlos Quijano, se le torcía la cara. Y mascullaba maldiciones: aquella buena noticia era la peor de las noticias. Si había publicidad, se iba a sacrificar algún espacio imprescindible para difundir información mentida o escondida, y ya no se iba a cumplir como era debido con la misión que había dado nacimiento al semanario. Marcha había nacido a contraviento, y a contraviento vivía: no había sido fundada para cazar consumidores, sino para encender conciencias, joder paciencias y alborotar avisperos.
Siempre resultaban pocas las páginas para decir todo lo que había que decir, viernes tras viernes, hasta que el terror militar puso fin a los treinta y cuatro años de esa locura.