DOMINGO 6 DE AGOSTO DE 2000

Ť Hugo Aboites


Logro de paristas, el acceso a la UNAM de clases populares

Claudia Herrera Beltrán Ť El ingreso de estudiantes a las escuelas de bachillerato de la UNAM con puntajes inferiores a los que se obtuvieron en años anteriores es de alguna manera una batalla más que gana el Consejo General de Huelga, porque significa la llegada a esa institución de jóvenes de clases populares cuando la universidad pretendía ser elitizada, afirmó el investigador de la UAM, Hugo Aboites.

El sociólogo Lucio Oliver consideró que la caída de la demanda de ingreso y la baja del perfil académico de los nuevos alumnos de bachillerato son manifestaciones del desprestigio social que enfrenta la UNAM después del conflicto universitario, en el contexto de una añeja crisis "institucional". Pero sobre todo es una llamada de atención para que la sociedad no permita más el avance de políticas neoliberales contrarias a la universidad pública.

La investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional, Teresinha Bertussi, señaló que el paro estudiantil fue una expresión de los conflictos que enfrenta la UNAM a raíz de la aplicación de políticas públicas neoliberales, y consideró que la huelga ha tenido repercusiones que agudizaron los problemas, como son la deserción y el traslado de estudiantes a escuelas privadas.

Así opinaron investigadores educativos y sociólogos, entrevistados a propósito de los resultados del examen de ingreso a bachillerato en el DF y la zona metropolitana, que revelan la baja en 40 por ciento de la demanda de ingreso a la UNAM y que los aspirantes más brillantes ya no se concentraron en esa institución, sino en el Instituto Politécnico Nacional.

Oliver, ex director del Centro de Estudios Latinoamericanos, señaló que si bien el desprestigio de la UNAM creció durante la huelga, otro factor que provocó un mayor deterioro de su imagen fue el papel que jugaron los medios de comunicación durante el conflicto, pues "hicieron una política de desprestigio conciente reiterativo y sin límite", y en este saldo negativo también tuvo que ver una parte del CGH con posiciones de intolerancia.

Por otro lado, resume en cinco puntos la crisis institucional de la universidad: que la burocracia comenzó a modificar sus objetivos sin consultar a la comunidad universitaria, la pérdida de autonomía por la intromisión del Poder Ejecutivo, la subordinación de los funcionarios a intereses políticos, formas de organización caducas, centralismo y la creciente separación de las labores de investigaciones de las académicas.