SABADO 5 DE AGOSTO DE 2000

Ť Llegaron felices de haberse librado de la sentencia de pena capital


Recepción tumultuaria a los dos mexicanos exculpados en EU

Ť Crescencio Vargas, uno de los absueltos, revela que agentes de la FBI lo torturaron y amenazaron

Carolina Gómez Mena Ť En medio de un fuerte operativo policial, arribaron ayer a las 15:37 horas al aeropuerto capitalino los mexicanos José Crescencio Vargas Martínez y Alfonso Quintanilla López, quienes gracias a pruebas de ADN fueron declarados inocentes de los crímenes de homicidio y violación por la jueza de distrito del estado de Oklahoma Robin J. Cauthron, luego de haber sido sentenciados a la pena capital por esos delitos.

Procedentes de Dallas, Texas, y custodiados por unos 30 uniformados tanto de la Policía Federal Preventiva como de la Auxiliar, Crescencio Vargas Martínez, originario de Nuevo Ideal, Durango, y Quintanilla López, del Distrito Federal, expresaron casi en monosílabos su felicidad por estar de regreso en su país y haber librado la sentencia de muerte.

quintanilla-sentenciado Entre empujones, golpes, gritos y prepotencia de los elementos de seguridad contra reporteros, los exonerados explicaron que la acusación en su contra fue injusta y que se debió, principalmente, a presión del FBI a testigos.

Pese a que ambos calificaron como "triste" su experiencia en Estados Unidos, uno de ellos reconoció que durante su encarcelamiento, el cual se prolongó por 11 meses, no fueron golpeados o torturados.

Explicaron que como "todos" los connacionales que cruzan la frontera norte, se fueron a Estados Unidos a "progresar", pero que al no haber encontrado lo deseado, de ahora en adelante trabajarán en su país.

Ambos mexicanos, que llegaron en calidad de deportados, se mostraron muy sorprendidos por el concurrido recibimiento que tuvieron en el aeropuerto capitalino por parte del público en general y familiares cercanos, y por el dispositivo de seguridad que les rodeó. Esto, aunado al cansancio y la tensión que experimentaron durante los últimos días imposibilitaron, al parecer, una charla formal con la prensa.

Entre apretones, surgieron palabras sueltas y frases inconclusas; uno de ellos mencionó la Basílica de Guadalupe, tal vez queriendo expresar que agradecería a la guadalupana haber sido declarado inocente, no obstante su frase se perdió en el ruido.

El momento más conflictivo del encuentro se produjo cuando los absueltos fueron conducidos al módulo de migración de la terminal aérea, y sólo, según versiones de reporteros que se encontraban en la vanguardia del tumulto, la policía permitió el acceso de reporteros de Televisa e impidió, en su afán por cumplir con su labor, que los reporteros efectuaran la propia.

Luis Ortiz Monasterio, cónsul general de México en Dallas, quien brindó protección y asesoría jurídica a Vargas Martínez y Quintanilla, señaló que aún no se precisa si ellos interpondrán una demanda contra el gobierno estadunidense. Resaltó que lo ocurrido fue un gran triunfo para la justicia mexicana, ya que se logró rescatar de la muerte a dos inocentes y añadió que México estará atento a los otros nueve mexicanos condenados a muerte en ese país.

Por la noche, José Crescencio Vargas Martínez acudió al Noticiero, de Joaquín López Dóriga, y en entrevista reveló que fue escupido en la cara y jaloneado de la playera constantemente por los agentes de la FBI, quienes lo torturaron psicológicamente mientras le advertían que ellos mismos lo matarían si encontraban pruebas en su contra. Denunció que sus hermanos, quienes permanecieron en Estados Unidos, fueron amenazados de ser encarcelados hasta 10 años si no declaraban culpable a su consanguíneo y acusó a las autoridades judiciales de EU de fabricarle pruebas.