SABADO 5 DE AGOSTO DE 2000

 

Ť Enrique Calderón Alzati Ť

Los cambios que queremos /I

EL PASADO 2 DE JULIO, el pueblo de México planteó, con toda la claridad que le fue posible, que demandaba un cambio, indicando igualmente que ese cambio lo representaba Vicente Fox, quien había tenido la visión y el arrojo de declararse a sí mismo "el candidato del cambio", o de ma-nera más precisa, de la Alianza por el Cambio; vistas así las cosas, hay una lógica incuestionable de vinculación entre lo que el país quería y lo que en realidad sucedió.

Donde las cosas se comienzan a complicar es en la identificación del cambio deseado, de los cambios y tipos de cambio en los que cada quien piensa o quiere. La grave situación que el país ha venido enfrentando durante los últimos 20 años por lo menos, si no es que más, pone de manifiesto que los cambios que necesita el país no son de barniz, de estilo de gobierno, de funcionarios o de apariencias. Se trata de algo más esencial, de poner en duda las bondades de las líneas de desarrollo que nos han sido impuestas, sin discusión alguna, por el presidencialismo que dominó al país a lo largo del siglo XX. Creo que bien haríamos en cuestionar, especialmente, aquellas que nos han llegado del exterior, que hoy compartimos casualmente con otras naciones pobres de Latinoamérica, y por las que nos felicitan los organismos extranjeros, o mejor dicho, felicitan a nuestros gobiernos, y los caracterizan como ejemplo a seguir.

A través de este artículo, y de otros que espero pu-blicar en un futuro próximo, pretendo contribuir a la discusión de los cambios que el país necesita, para crearse un futuro distinto y mejor a lo que hoy te-nemos.

Un primer cambio, que es ya impostergable, es el del sistema financiero, que asoló a México y obsta-culizó su desarrollo a lo largo del siglo XX, para culminar con el fraude más grande que se haya cometido en toda nuestra historia. Los bancos han constituido en todos los países modernos y exitosos el mecanismo central para generar la riqueza y el bienestar de la sociedad, al captar el ahorro de los trabajadores y canalizarlo a proyectos destinados a incrementar la capacidad de producción, la eficiencia productiva de la sociedad en su conjunto y la infraestructura destinada a mejorar la calidad de vida y las oportunidades colectivas.

Para hacer posible todo esto, en esos países los bancos son puestos en manos de personas sabias, prudentes y de reconocida honorabilidad, ya que el aho-rro y los recursos de la nación son puestos bajo su responsabilidad y cuidado. En todos los casos se imponen y son respetadas leyes y normas estrictas, que aseguran la administración de los recursos que les son confiados. No son pocos los ejemplos de países en que a los banqueros no les es permitido tener empresas de su propiedad distintas a los bancos mismos, y en otros casos, les está prohibido destinar a sus empresas los recursos captados por sus bancos. Todo ello, con el fin de evitar competencias desleales y conflictos de intereses que frenen el desarrollo de la sociedad.

No es, ni ha sido el caso de México, en el que sus banqueros han gozado de libertad irrestricta para utilizar el ahorro y los recursos captados en operaciones de naturaleza especulativa que en nada benefician a las comunidades, o para financiar a sus empresas dándoles ventajas que aseguran su éxito, sin que para ello medien aspectos de calidad, eficiencia o innovación. Los sucesivos gobiernos de la República, de naturaleza priísta, lejos de resolver el problema crearon "la banca de desarrollo", de carácter paraestatal, como si la otra banca no debiera ser precisamente para eso. Con el tiempo, esa nueva banca no ha hecho sino repetir el esquema para beneficiar ahora a funcionarios y familiares, como lo ejemplifican Espinosa Villarreal y la familia Salinas.

ƑCómo puede aspirar al progreso, o a elevar sus niveles de competitividad en los mercados mundiales, una nación cuyas empresas no tienen acceso a créditos? ƑPor qué, después de 5 años de que supuestamente se superó la crisis, no existen créditos hipotecarios para adquirir viviendas, no obstante que el sistema financiero lleva más de dos años captando el ahorro de millones de trabajadores a través de las Afores?

Si en verdad nuestro próximo presidente desea cumplir su compromiso de constituirse como factor de cambio, en el sistema financiero deben surgir señales muy claras de esa voluntad. Claro que ello no será fácil, los banqueros pueden carecer de honorabilidad, pero capacidad de seducir o, en su caso, de golpear, esa sí que la tienen; de hecho, una de las razones por las que el PRI perdió fue su incapacidad para conducir este tipo de cambios; ello ha abierto la oportunidad para que los realicen quienes hoy están próximos a gobernar el país. ƑSerá?