VIERNES 4 DE AGOSTO DE 2000

Ť Unos 3 mil 700 millones de personas seguirán la justa veraniega por televisión


Los JO de Sydney recaudarán 2 mil 600 mdd

Reuters y Dpa, Londres, 3 de agosto Ť Para los deportistas que acuden a unos Juegos Olímpicos, ganar una medalla puede significar el pasaporte a la fama, a los admiradores y a una buena cuenta corriente en el banco.

Las corporaciones internacionales que aportan cientos de millones de dólares en los JO de Sydney 2000 buscan lo mismo.

"Creemos que es importante participar en un acontecimiento tan importante", dijo Scott McCune, vicepresidente de mercado y director de Worldwide Sports de Coca-Cola Co., habitual patrocinador olímpico.

"La oportunidad de asociar nuestras marcas con los valores estructurales y las poderosas y relevantes imágenes asociadas con las Olimpiadas en cerca de 200 países en los que operamos sigue siendo el punto focal de nuestra asociación con los Juegos", señaló.

El mayor escándalo de corrupción en la historia de los JO no ha impedido a las 11 corporaciones globales destinar a esa justa una cantidad estimada de 55 millones de dólares en efectivo.

Seis miembros del COI fueron expulsados el año pasado y cuatro presentaron su renuncia por aceptar regalos de Salt Lake City durante sus exitosos esfuerzos por ser sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2002.

El COI ha cimentado el éxito de sus iniciativas altamente lucrativas calculando que el público siempre va a entusiasmarse por el ideal olímpico, a pesar de casos individuales que se aparten de estos motivos.

"Hay muy pocos acontecimientos mundiales auténticos o vehículos de patrocinio para grandes corporaciones y por ello los Juegos son populares entre los patrocinadores", dijo Nick Walford, gerente de la firma británica de especialistas de patrocinio BroadMind.

NBC Inc., la principal red televisiva con derechos a los JO de Sydney, dijo que espera vender cerca de mil millones de dólares de publicidad, mucho más que los 680 millones de dólares de Atlanta 1996.

No todo el mundo acoge con agrado la conversión de las Olimpiadas en un acontecimiento masivo de medios informativos, y muchos creen que el espíritu olímpico se ha corrompido por la comercialización y el paso al profesionalismo.

Pero los defensores de técnicas agresivas de mercadeo argumentan que no hay otro procedimiento para generar el dinero suficiente, organizar el mayor acontecimiento deportivo del mundo y apoyar la tecnología que lo trasmite alrededor del mundo.

La suma a recaudar por los derechos de emisión, patrocinio, licencias y ventas de entradas en Sydney se espera llegue a una cantidad récord de 2 mil 600 millones de dólares, según las cifras del COI.

Alrededor de mil 800 millones de dólares serán entregados a los organizadores de Sydney y el resto será para el COI, comités olímpicos nacionales y federaciones internacionales de deportes para apoyar sus programas olímpicos y a los atletas.

La pesadilla de la cercanía de la bancarrota en Montreal, en los JO de 1976, al usar dinero municipal, se convirtió en catalizadora para la transformación del financiamiento de las Olimpiadas.

Los gobiernos ya no están dispuestos a arriesgar miles de millones de dólares de los contribuyentes para acontecimientos que pueden sufrir bandazos como los boicots de inspiración política de los Juegos de Moscú en 1980 y de Los Angeles en 1984.

Desde la elección de Juan Antonio Samaranach como presidente del COI, en 1980, las corporaciones multinacionales, deseosas de reforzar sus marcas en el mundo, y las cadenas informativas de televisión se han convertido desde entonces en los salvadores de las Olimpiadas.

Por cierto, los JO tendrán más espectadores que nunca, ya que serán transmitidos en todo el mundo y llegarán a 3 mil 700 millones de personas de los 3 mil 900 millones que disponen de televisor. Las empresas de televisión harán más retransmisiones de las que hicieron hace cuatro años.

Un estudio elaborado por el COI indagó el interés por ver los juegos de Sydney. Japón se encuentra a la cabeza con 88 por ciento, seguido de Eslovaquia (83) y Corea del Sur (81). En México los interesados o muy interesados suman 60 por ciento de los encuestados.