VIERNES 4 DE AGOSTO DE 2000
Ť Un escenario entre la vegetación cubana, principal atracción del cabaré
El Tropicana cumple 60 años de ofrecer un show bajo las estrellas
Ť El empresario Martín Fox fue quien convirtió al lugar en un centro fastuoso y redituable
Fabrizio León Diez, enviado, La Habana Ť Considerado uno de los espectáculos más importantes, sensuales y emocionantes del mundo, el cabaré Tropicana, ubicado en el barrio de Marianao, en La Habana, Cuba, celebra su 60 aniversario. Fundado por el empresario Víctor de Correa el 31 de diciembre de 1939 con el nombre Boite de Nuit, este cabaré se caracteriza porque el show se presenta ''bajo las estrellas''. Es decir, su escenario está dispuesto al aire libre, en medio de la vegetación propia del Caribe.
El nombre Tropicana está atribuido a una canción compuesta por Alfredo Brito, el primer director de orquesta del antro, quien a sugerencia del dueño compuso un bolero muy melódico que sirvió como entrada y salida de los espectáculos que se presentaban en el cabaré. Así, inspirado en la palabra trópico y en el de la palma cana (una planta común en Cuba) surgió Tropicana. En 1940, el cabaré fue bautizado como la canción que servía de cortinilla, según relata el periodista Rafael Lam en su excelente libro Tropicana, un paraíso bajo las estrellas. La letra de la canción dice así:
Entre palmeras y flores preciosas
canté mi canción
del sol ardiente y la estrella del alba
nació mi ilusión
Tropicana
linda mujer,
tu mirar quedó
grabado en mi corazón.
Tropicana,
diosa de amor,
eres tú mi bien
la que inspiró mi canción.
La quinta Mina
El cabaré está instalado en una finca de 36 hectáreas de bosque tropical, que fue propiedad de Regino Du Rapaire Truffin, cónsul de Rusia a principios del siglo XX. En un principio, esta propiedad se llamó Villa Mina, en honor a la esposa del cónsul, quien se llamaba así. Pero este lugar no sólo era una lujosa habitación sino también un soberano lugar donde se organizaban las mejores fiestas y orgías de la época en La Habana. Ahí acudía lo más granado de los empresarios, mafiosos y funcionarios extranjeros y nacionales, entre los que se contaba el embajador de Estados Unidos.
En los treinta murió mister Truffin. La señora se casó con el senador estadunidense Henry Wals, que a su vez falleció en la luna de miel. Desencantada, la señora Mina decidió arrendar la propiedad a Víctor de Correa, conocido antrero de La Habana y dueño del Edén Concert. El buscaba un lugar lejano del centro de la ciudad, donde se pudiera construir un ''oasis para el placer y el juego. Un buen refugio para emprender proyectos de largo alcance'', escribe Rafael Lam. Y vaya si le atinó.
El Fox cubano
Pero fue Martín Fox quien le dio el carácter fastuoso al Tropicana y lo convirtió en una mina de oro.
Martín Fox se asoció con Víctor de Correa y emprendió una remodelación arquitectónica impresionante, haciendo del cabaré una joya del espectáculo. Fue el creador del salón principal llamado Bajo las Estrellas, una hermosa terraza a cielo abierto en cuyo frente corren pasarelas y estructuras sumidas en los árboles y que asemejan a una ''araña o insecto surrealista". Pero debido a la pertinaz lluvia, se creó otro salón techado, Arcos de Cristal, creado por el arquitecto Max Borges. Este salón consiste en cinco bóvedas semicirculares unidas por cristales en el techo y ambientado con plantas.
Martín Fox era un cubano prominente y astuto, con buenas relaciones entre la clase más pudiente de Cuba. Grandilocuente y atrevido, Fox era la imagen de ese "gigantismo cubano" que le permitía ser tan poderoso como quisiera y que por medio de las casas de juego y los espectáculos logró inmensa fortuna y poder. Así lo cuenta en su investigación Rafael Lam.
El Tropicana de los cincuenta fue calificado como único. El salón Arcos de Cristal obtuvo el Premio Medalla de Oro del Colegio de Arquitectos y su espectáculos parecía un sueño, según cuenta en la misma investigación la corista Ana Gloria Varona. "Salían las bailarinas por el techo acristalado, bañado de luces y cascadas de agua".
Luego se funda el Casino Tropicana. Es entonces cuando el proyecto se convierte en
Como por generación espontánea, decenas de bailarinas aparecen en el escenario y los pasillos del cabaré Ť Fotos: Fabrizio León