Ť En Filadelfia se cerró la brecha racial: activistas
Incorporaron las protestas a un gran número de negros
Ť Fue una oportunidad desperdiciada por los sindicatos, afirman
Jim Cason y David Brooks, enviados, Filadelfia, 3 de agosto Ť Los manifestantes en las calles en torno a la Convención Nacional Republicana comprobaron esta semana que el movimiento que comenzó en Seattle y continuó durante las reuniones del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional no está por desvanecerse, pero la presencia más limitada, en gran medida debido a la ausencia masiva de los sindicatos, también ilustró algunas debilidades, señalaron coordinadores de estas protestas entrevistados por La Jornada.
"Les hemos obligado a poner atención a nuestras preocupaciones por la dominación empresarial de los dos principales partidos políticos", insistió Matt Ruben, un vocero de la red R2K, que coordinó las manifestaciones de esta semana.
Otros líderes señalaron que, en contraste con las manifestaciones en Seattle y Washington D.C., donde la mayoría de los participantes eran jóvenes blancos, las acciones de Filadelfia incorporaron a números sustanciales de negros.
"Lo más positivo de las acciones en Filadelfia fue que empezamos a cerrar la brecha racial --dijo John Sellers, dirigente del Ruckus Society--. Hubo un esfuerzo para empezar a abordar la división de raza y clase que ha separado al movimiento social durante mucho tiempo".
Esto se comprobó en las calles esta semana con nuevas alianzas entre agrupaciones y organizaciones blancas y estudiantiles que realizaron las acciones en Seattle y Washington, y agrupaciones comunitarias negras y latinas que participaron aquí en protestas que tuvieron como parte de su enfoque la pobreza urbana, la represión policiaca y la injusticia del sistema judicial contra las minorías.
Para estos líderes, esto representa un avance significativo para el movimiento. Sin embargo, el número de activistas en las calles fue mucho menor de los 20 mil a 50 mil proyectados.
"El nivel de participación no fue lo que los organizadores esperaban", comentó Sellers, uno de los arquitectos de las protestas coordinadas de Seattle, y señaló que aunque varios gremios nacionales apoyaron la manifestación legal que se realizó el domingo, la participación sindical fue escasa comparada con lo que ocurrió en Seattle y Washington (en este acto legal sólo participaron entre 5 mil y 7 mil personas).
Para Sellers, ésta fue una oportunidad desperdiciada por los sindicatos. "Fue un error estratégico de su parte; la cúpula del movimiento sindical perdió una oportunidad para demostrar su solidaridad con otras luchas por el medio ambiente, los derechos de la mujer, contra la represión de la policía y la pena de muerte", dijo.
Agregó: "Ese es un mensaje que podrían haber llevado desde aquí a la Convención Nacional Demócrata en Los Angeles, como una forma de distinguirse del ala empresarial del Partido Demócrata".
Kevin Danaher, veterano activista del grupo Global Exchange, cree que la falta de participación sindical en Filadelfia y la ausencia de disposición de la mayoría de los sindicatos para unirse a la protestas que se realizarán en Los Angeles, evidencia una debilidad estructural en la nueva alianza social antiempresarial.
Danaher consideró que el movimiento está dividido en torno a su evaluación de la importancia de la política electoral y el Partido Demócrata en particular, casa política tradicional de los sindicatos y los ambientalistas, entre otros.
"En Los Angeles, los sindicatos estarán adentro (de la convención demócrata) y los activistas afuera", dijo a estos enviados.
Pero más allá de los sindicatos, los grupos de activistas se dividieron entre los 300 a 500 que prefirieron participar a lo largo de la semana en una "convención sombra" o alternativa --para hablar de pobreza, reforma de las leyes antinarcóticos y la globalización--, en un foro más bien político-intelectual, y los miles de activistas que realizaron teatro callejero y acciones directas de desobediencia civil que causaron más de 350 arrestos.
Al evaluar las acciones directas de esta semana, otros activistas comentaron que aún están aprendiendo a cómo proyectar mejor su mensaje.
La próxima cita de este movimiento es durante la Convención Nacional Demócrata en Los Angeles, a mediados de agosto, y se comentó en Filaldelfia que se espera que las acciones de protesta sean de mayor dimensión que en esta ciudad.
Pero la pregunta para muchos es qué lecciones salen de la experiencia en Filadelfia para el futuro de este movimiento.
Para Sellers, del movimiento Ruckus Society, la prioridad es promover el trabajo con los sindicatos a fin de convencerlos de las posibilidades de realizar esfuerzos conjuntos en una amplia alianza que incluya la acción directa.
Señaló que Ruckus Society está trabajando con el sindicato nacional siderúrgico, una de las fuerzas más activas en Seattle, para diseñar campañas contra empresas que violan contratos colectivos y que también son objetivos de protesta de otros sectores como el ambientalista y el estudiantil.
"En Los Angeles creo que veremos que hay algunos sindicatos, los siderúrgicos, los automotrices y hasta el gremio de los actores de cine, que trabajarán de forma muy cercana con los manifestantes porque hemos identificado metas comunes", dijo.