JUEVES 3 DE AGOSTO DE 2000
Ť CIUDAD PERDIDA
Ť Miguel Angel Velázquez Ť
Ť Salinas regresaría en tres meses
Ť De plácemes por el triunfo de Fox
El testigo, esta vez, empezó con cautela. Lo miró de lejos y se preguntó Ƒquién es? Buscó en el archivo cerebral la imagen que le ayudara a identificar al personaje y pasó el tiempo hasta el último momento. Una voz llamó a los pasajeros. Era el momento de abordar el avión hacia México.
La casualidad, a veces tan oportuna, colocó al testigo un asiento detrás del sujeto y poco antes del despegue el registro memorial dio el aviso. El hombre del asiento delantero era Rubén Figueroa Alcocer, el hijo del Tigre, aquel de tan mi recordada "caballada flaca", enfundado en pantalones de mezclilla y con una camisa de marca.
Y en el aire, el testigo miró cómo entre Figueroa y su compañero de asiento se iniciaba una plática. El testigo no reconoció al interlocutor de quien fuera gobernador de Guerrero por herencia, pero parecían cuando menos conocidos, cuates, porque la plática en poco se volvió fluida.
--No, vengo de Boston, dijo Figueroa Alcocer.
--ƑDe negocio o de placer? --inquirió el vecino, hombre robusto de barba crecida y ojos claros.
--No, estuve en la casa de Carlos Salinas, allá en Boston, y qué casa. Allí estaban otros amigos, estuvo bien la reunión.
Las orejas del testigo, dice él, parecieron alargarse, la sola mención del ex presidente aguzó su sentido y acercó hasta donde pudo su persona para escucharlos mejor. "No había recato, Figueroa hablaba con desparpajo sin cuidarse, sin secreto y se podría decir que como si quisiera que sus palabras se escucharan.
--...Y Ƒcómo ve él lo que pasó?
--ƑQué cosa? --preguntó Figueroa.
--Pues el triunfo de Fox.
--Está feliz, completamente feliz. Fox era su candidato.
Dice el testigo que por parte del interlocutor no hubo sorpresa. "Como si le fuera muy conocida la cosa. A lo mejor no vi bien y el otro hizo algún movimiento, pero yo no lo percibí. Tal vez un breve silencio, pero nada más. A lo mejor el sorprendido era yo y el silencio no existió, pero bueno, así me pareció", pero déjame contarte más", y regresa al relato.
"Él era amigo de Fox, claro, por medio de otro amigo, de otro Carlos", decía Figueroa. "Ahora las cosas se van a poner buenas, Carlos regresará a México dentro de tres meses y las cosas van a ser diferentes. Zedillo ya no va a tener el poder.
"Mira, Carlos es un hombre que ha tenido seis años para pensar cómo deberá ser su venganza en contra de Zedillo, ha esperado seis años, y ya es hora".
El viaje terminó en el aeropuerto de la ciudad de México. Los personajes se despidieron y el testigo preguntó a un agente de seguridad del puerto aéreo, nada más para confirmar: ƑQuién es ese señor, el de jeans?
--Rubén Figueroa --le corroboró el agente.
El testigo confiesa que el relato puede no ser de lo más puntual, "pero te juro que así lo dijo, te lo juro". Y el comentario termina con un dejo de miedo del informante que sabe de los antecedentes de Figueroa y pide: "por favor, no me eches de cabeza".
Para mucha gente, dentro y fuera del PRI, Carlos Salinas fue el gran escultor de la figura de Fox. Se dice incluso que solamente él pudo haber proveído la estructura de campaña que desplegó el equipo foxista y, como se ha repetido en muchas partes, que las reformas constitucionales para que un hijo de extranjero pudiera llegar a la Presidencia las realizó Salinas en su momento, mirando hacia Guanajuato.
Sea como sea, lo real es la manifestación constante del guanajuatense por caminar por el pragmático camino del neoliberalismo, y en eso no existen diferencias entre los últimos tres presidentes y el declarado ayer electo.
Por el PRD
Y ya que hablamos de quienes ganaron las elecciones, bueno es saber que algunos perredistas, después del triunfo, se fueron de vacaciones, muy merecidas dicen sus colaboradores. Ese es el caso de Joel Ortega, el bueno, señalan unos, el regular, aseguran otros, pero el que ganó la delegación en Gustavo A. Madero.
Lo malo es que en aquella demarcación las cosas dentro del partido que los postuló van de mal en peor y en vías de causar un conflicto de grandes proporciones para el PRD.
Allí, Aurelio Pérez Ruiz llegó al máximo puesto delegacional partidista por ausencia de quien fuera electo y desde que tomó el cargo los problemas no cesan, es más, se han agudizado con el juego de intereses de este representante de la CID.
Para explicar cuál es el trabajo partidista del militante de esta corriente interna del PRD hay que echarle un ojo a las cifras de la elección y mirar con cuidado por qué o por quién se ganó la GAM. Así, las cifras dicen que el PRD logró 207 mil votos, mientras el PAN obtuvo en urnas 231 mil, es decir, el PRD perdió, pero gracias a sus alianzas pudo obtener mayoría sobre los azules.
El Partido del Trabajo y el del Centro Democrático obtuvieron los votos que hicieron ganar a Ortega, pero el PRD perdió.
Pero el jefe perredista en la delegación ya inició las presiones necesarias para hacer que el delegado triunfador coloque a su gente en los puesto de gobierno más importantes de la burocracia delegacional.
Pérez Ruiz asegura a la gente de su comité que pronto ellos serán quienes deberán obtener los espacios de gobierno en la GAM y esto ha despertado cierto tipo de ambiciones dentro de la gente de la delegación partidista.
Para no ir muy lejos, la interpretación del asunto parece clara: la guerra por los espacios de gobierno se desató entre las tribus perredistas que no escuchan el tronar de la derrota. Llegó la hora de cobrar facturas y en la CID son especialistas.
Ahora pretenden ganar espacios dentro del gobierno para crear un fuerza manejada por René Bejarano quien, a su vez pretende la Secretaría de Gobierno, es decir manejar desde esa posición el verdadero poder en el DF bajo su propias consignas y no las del partido.
Y también tienen una estrategia de presión muy interesante, cuando menos en GAM. Si el delegado, por las razones que se quieran, no les concede los espacios que pretenden, lo van a boicotear y en eso, en eso está listo don Aurelio, el dirigente del PRD en aquella demarcación. šImagínese!