JUEVES 3 DE AGOSTO DE 2000
Ť Jean Meyer Ť
Verano chechén
El verano es la mejor temporada para la guerra de guerrillas en la cual los chechenos son muy duchos; lean o relean Los cosacos o Hadzhi Murat de Tolstoi, o a Lermontov y Pushkin, y entenderán cómo el ejército ruso está sufriendo como un toro castigado por los tábanos. Si no les gusta leer, les aconsejo ver alguna de las buenas películas rusas sobre el tema.
La primera gran película sobre la nueva guerra de Chechenia fue la de Seguei Bodrov El prisionero del Cáucaso, cuyo título remite nada menos que al gran poema de Alexander Pushkin y al relato de León Tolstoi con el mismo título. Pushkin habla de las primeras grandes campañas rusas del siglo XIX en el Cáucaso (los años 1820); Tolstoi fue testigo de las siguientes, 20 y 30 años después, y lo que cuenta parece ocurrir en 1995 o 2000. ƑPor qué ha de repetirse la misma historia a lo largo de 180 años?
Con Tolstoi, con Bodrov se trata de dos oficiales rusos presos en un pueblo montañés que escriben a su familia para que compre su libertad. En la película el año de 1995 termina; la belleza de la sierra es increíble. Los dos presos son "propiedad" de Abdul, un chechén que ha perdido un hijo en la lucha contra los rusos (el otro colabora con ellos). El tema del poema de Pushkin -el de la hermosa serrana que se enamora del güero prisionero- ha sido transformado en una versión menos romántica y lacrimógena. La hija de Abdul dice al muchacho ruso que se encuentra al fondo de una fosa que le cavará una ancha tumba muy cómoda y hermosa. La madre de uno de los oficiales abofetea al comandante ruso indiferente; Abdul ejecuta a su hijo "traidor"; su hija ayuda al muchacho ruso a huir un poco antes del degüello que le espera. Abdul alcanza al muchacho, duda si matarlo o no, lo deja ir sin que sepamos muy bien por qué. Al final, como en Apocalipsis Now, los helicópteros rusos acaban con el pueblo.
Otra película, la de Makanin, lleva el mismo título, pero el prisionero es un chechén hermosísimo que sigue a un destacamento ruso. "Pertenece" al capitán y le sirve de trujimán para negociar con un jefe insurgente un trueque de comida contra parque (no faltaron oficiales del ejército mexicano para vender parque a los zapatistas o a los cristeros). El final es sacrificial: los rusos van a sorprender a una partida chechén; un grito del "esclavo" echaría todo a perder; degüello...
Alexander Rogozhkin ha filmado una angustiosa película, Check Point. Un comando ruso en emboscada juega baraja, fuma hashish, compra a una vieja alcahueta la mujer chechén que, cada noche, viene a satisfacer uno o dos soldados: 20 cartuchos cada vez. Las balas vuelven a su dueño gracias a los francotiradores. Es de justifica distributiva.
La película de Serguei Govorujin (hijo del cineasta Stanislav) no está bien lograda pero no importa: su mensaje es que todos los soldados regresan mutilados de esa terrible guerra (el autor perdió una pierna en Chechenia, sabe de qué habla). Esa película fallida es un manifiesto de nihilismo y de furor. El año pasado su padre presentó, creo que en el festival de Cannes, Francotirador. La película no habla de Chechenia, pero... un ex tirador de elite de la Gran Guerra Patriótica contra los nazis se transforma en justiciero porque ni la policía ni la justicia hacen nada para castigar a los tres poderosos que violaron a su pequeña hija. No predica la venganza, pero sí la dignidad herida. Ahora bien, en Chechenia Ƒquién es el canalla y quién el justiciero? ƑQuién es quién? Muchas veces nadie lo sabe.