JUEVES 3 DE AGOSTO DE 2000

Ť Se las va a ver muy duras en los primeros años


Moreno: la carga de rescatar bancos obligaría a Fox a vender Pemex

Ť Con el Fobaproa una minoría se apropió de la riqueza nacional

David Zúñiga /I Ť El rescate bancario será una carga cada vez más pesada para el gobierno de Vicente Fox Quesada, e incluso podría obligarlo a recortar algunos renglones del gasto --aun si aumentara la recaudación fiscal--, a menos que ceda a las presiones de grandes capitales nacionales y extranjeros para vender Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), advirtió Juan Moreno.

En entrevista, el investigador y colaborador de La Jornada considera que la privatización del sector energético ''es un hecho'' y dará continuidad al proyecto iniciado por Carlos Salinas de Gortari, quien fragmentó a Pemex en varias empresas. ''El mecanismo será vender todo y quedarse sólo con la extracción de crudo, aunque en un caso extremo podrían venderla y alegar que sólo se está concesionando'', explica.

Fox ''puede prometer muchas cosas y tal vez sea bien intencionado; el problema es que va a heredar unos compromisos de pa moreno-juan-1-jpg gos enormes'': la deuda por proyectos de inversión con registro diferido en el gasto (Pidiregas) ya asciende a 8 por ciento del PIB; la amortización de los pasivos de Serfin para 2003 absorberá cuando menos 8 por ciento del presupuesto, y al año siguiente otro 8 por ciento será para sanear Bancrecer... ''más lo que se acumule''.

Por medio de los Pidiregas, empresas privadas (algunas de ellas extranjeras) realizan obras de infraestructura y ofrecen al gobierno facilidades de pago, pero el precio es mucho más elevado; sin embargo, esta deuda no se registra como gasto ni tiene impacto en el déficit. El gobierno de Zedillo hizo extensivo este sistema porque destinó recursos extra por ventas de petróleo al rescate de los bancos en lugar de invertir en el sector energético.

El Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa, ahora IPAB) fue ''un mecanismo monstruoso mediante el cual una minoría se apropió de una parte importante de la riqueza nacional, y ahora el Estado se encargará de imponer a la mayoría el pago de ese despojo, totalmente ilegal, injustificado y abusivo, con la complicidad de autoridades del más alto nivel'', sentencia. Por si fuera poco, cualquier intento de cambiar este ''esquema de pillaje'' podría tener un costo altísimo para el gobierno de Fox.

La reforma fiscal de la que tanto ha hablado Fox le permitiría aumentar los ingresos (ya sea con nuevos gravámenes o mediante una ampliación de la base fiscal), pero estos recursos ya estarán comprometidos. En la primera parte de su gobierno el presidente electo ''no va poder ampliar la educación ni nada. Es más, habrá un hueco en las finanzas públicas''.

El futuro mandatario se verá obligado a tomar muchas medidas impopulares, ya no para cumplir sus promesas de campaña, sino para hacer manejable su sexenio. ''Salinas le heredó un problema enorme a Zedillo con vencimientos de muy corto plazo. Zedillo hizo el problema mucho más grande y lo distribuyó a un plazo más largo y en condiciones más rígidas''.

Ante esta situación, Fox enfrentará presiones para vender ''todo lo que pueda''. Si con ello consigue atraer inversión extranjera y hacer que la economía crezca, ''quizás en la segunda mitad de su gobierno pueda empezar a gastar más en educación y en otros proyectos, pero en los primeros tres o cuatro años se las va a ver muy duras'', augura el economista y colaborador de La Jornada.

La otra alternativa es renegociar con los grandes empresarios que ''en complicidad'' con las autoridades ''saquearon'' al país a través del sistema bancario, emitir una ''ley de excepción'' que los obligue a pagar en 20 años al menos una parte del quebranto, so pena de que les prohibiría ser proveedores o contratistas del gobierno federal, quedar fuera de los programas de fomento, estar sometidos a una estricta vigilancia fiscal y aparecer en una lista negra que se daría a conocer internacionalmente.

Esa opción, reconoce Moreno --doctor en historia económica y asesor de la fracción del PRD en el Senado--, sería ''como enfrentarse con el diablo''. Si Fox ''se toma muy en serio que ganó las elecciones y pretende atentar contra alguno de los pilares de este modelo pondría a la economía mexicana en una vulnerabilidad extrema'', pues los grandes consorcios nacionales y extranjeros ''tienen una gigantesca capacidad de desestabilización económica'' y el Estado carece de mecanismos para defenderse de esos embates.